La manera en que está redactada la propuesta -que debe respetar las condiciones que se exigen para proponer una ICE- se debe a que la Unión Europea solo tiene competencias de apoyo en la materia, es decir, compete principalmente a los Estados miembro su regulación. Y, al igual que sucede con la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre la dación en pago y la paralización de los desahucios, o la ILP extremeña sobre Renta Básica, existen pocas garantías de que gobiernos embarcados en una cruzada antisocial vayan a aceptar una propuesta popular en ese sentido. Sin embargo, lo sucedido con la ILP sobre dación en pago muestra cómo iniciativas de este tipo, cuando surgen desde abajo y se articulan con los movimientos, pueden ir más allá de la mera firma y contribuir a la lucha por una sociedad más justa.
Estratégicamente, lo importante aquí es la cuestión de quién define la agenda política: si los de abajo o los de arriba. Limitarse a resistir cada recorte, cada medida expoliadora, supone resignarse a que la agenda la confeccionen e impongan otros. Sobre todo si los parametros del debate político continúan siendo el crecimiento del PIB -aplazado en Europa por terapias de choque calificadas como "necesarias"- y la creación de empleo -cada vez más pobre y explotador para la mayoría. Por otro lado, añorar el status quo anterior a la intervención financiera nos hunde en la impotencia política e ignora las disfuncionalidades que condujeron al crac de 2008, incluyendo unas deficientes políticas sociales que en los años previos a la llamada crisis redistribuyeron poco y segmentaron mucho.
Solo se puede superar esta crisis sistémica de manera justa y democrática si exploramos de manera autónoma nuevos caminos y si transformamos nuestros marcos conceptuales. Según cómo se formule, del mismo modo que la dación en pago y el fin de los desahucios rompen con la lógica financiera dominante, la propuesta de un ingreso garantizado e incondicionado rompe con la lógica salarial de acceso a la renta -y a la ciudadanía- y con las políticas sociales que plantean la pobreza -no la acumulación de capital y poder- como el problema.
Bajo el término "renta básica" se esconden diversas medidas y propuestas, desde las más liberales a las que se basan en el común. Muchas se confunden con transferencias monetarias no contributivas destinadas a aliviar situaciones de pobreza y condicionadas a contraprestaciones como la búsqueda activa de empleo. Estos subsidios funcionan como una deuda, en este caso social, cuando no se configuran con claros objetivos clientelistas. Otras ideas no son sino variantes de la llamada "flexiseguridad". En fin, algunas, como sucede con el crédito tributario por ingreso del trabajo estadounidense, tampoco se articulan como un derecho sino que en el fondo sirven para subvencionar contratos basura, pues para su activación dependen de que los salarios que se cobren sean muy bajos.
La renta básica que aquí nos interesa es incondicional, universal y suficiente, es decir, que garantice a la población un ingreso que permita cubrir las necesidades básicas para toda la población. Los organizadores de la ICE lo conciben como un derecho individual, en la línea del artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948:
"Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios."
Esta consideración como derecho humano no contenta a todo el mundo. Desde la izquierda se suele criticar que las personas con mayores ingresos puedan percibir también la renta básica. Sin embargo, no se cuestiona que los más ricos accedan hoy a la sanidad y educación públicas. "Que todo el mundo reciba la RB no quiere decir que todo el mundo gane. Los ricos pierden en las propuestas de financiación políticamente interesantes" (Daniel Raventós y Sergio Raventós). Obviamente, la renta básica conlleva una reformulación de la fiscalidad que asegure su financiación y la progresiva desaparición de subsidios condicionados. También debe ir acompañada de otras políticas: por ejemplo, sin una garantía de acceso a la vivienda -que no debe identificarse con la propiedad- se corre el riesgo de que esta necesidad absorba completamente los ingresos derivados de la renta básica.
Otras corrientes critican el estatismo que implica toda política social, aunque la renta básica supone muchos menos controles administrativos que las prestaciones tradicionales. Desde una perspectiva procomún, la garantía de acceso a la renta contiene importantes potencialidades, como la facilitación de la organización autónoma de los de abajo y, por tanto, de formas de vida y prácticas sociales no determinadas por el imperio de la propiedad privada. Esto es lo que más temen las fuerzas neoliberales. Cuando advierten del rechazo al trabajo -denuncia que ya hacen con el propio Estado de bienestar- es porque temen que una actividad humana libre no se someta a las condiciones de esa creación del Estado moderno conocida como "mercado de trabajo". Por otra parte, la garantía de ingreso para todos reconocería el carácter social -biopolítico o polinizador- de la producción actual, frente a la identificación de la condición de trabajador y ciudadano con el empleo o la posesión de capital. Y liberaría tiempo para crear, cuidar, informarse, participar y disfrutar.
En el caso de que finalmente llegara a reunirse un millón de firmas, la admisión a trámite de la ICE sobre la renta básica por la Comisión se produciría a pocos meses de las elecciones al Parlamento Europeo que se desarrollarán entre el 22 y el 25 de mayo de 2014. La ocasión es propicia para politizar unas elecciones por lo general anodinas que suelen conducir a mayorías parlamentarias conservadoras pero que al mismo tiempo se ven menos afectadas por las invocaciones al voto útil. Que hasta ahora la mayor parte de las firmas provengan de la Alemania de los "minijobs" debería hacernos reflexionar sobre las posibilidades, ahora sí, de una movilización paneuropea en torno a una idea muy simple. Esto no quiere decir que no haya mucho por discutir, que lo hay: umbrales de ingreso, financiación, tiempos de implantación, etc.
El deflacionismo neoliberal -que apunta a los ingresos de los de abajo- pretende contener la inflación de los reclamos democráticos que se había abierto en el período precedente. Volvamos a ser realistas y exigir lo imposible.
Comentarios
Efectivamente, en Meneame aparecen muchos y muy variados comentarios, se ve que el tema ha causado mucho interés y ha provocado reacciones de todo tipo. Lo que mas he visto son comentarios del tipo " imposible con la que está cayendo", "no es el mejor momento" o el tan cacareado "si los mantenemos no tendran incentivo para trabajar". Bien, pues no creo que sea un dislate tan terrible puesto que en España existe o existió al menos hasta el gobierno de PP (ahora no lo se) una paga de 380€ a todo aquel mayor de 45 que hubiese trabajado 15 años, prorrogable hasta que enlazaba con aquellos mayores de 55 que hubiese trabajado 20 años y cuya paga era de 400€ y que enlazaba ya con la pensión, todo esto siempre que no encontraran trabajo. La estadistica dice que el 75% de los beneficiados buscaron trabajo desesperadamente al tiempo que se apuntaron a cursos de todo tipo para lograr un empleo.
Esto lo considero yo una renta basica al menos a partir de los 45 años y se pudo hacer sin problemas por lo que se ve.Es verdad que exigía un nº de años cotizados pero lo importante aquí no es esto sino el hecho de que se sacaba de algún lado esa cantidad y de que fué posible darla. Tampoco es necesario que salga del mismo saco de las pensiones ni de la Seguridad Social, se puede obtener de otras partidas del presupuesto, por tanto no es necesario los años cotizados. Es mas que evidente que un joven que tiene garantizado un techo y comida basica sigue incentivado para buscar trabajo y ademas puede tomarse el tiempo para hacer cursos formativos sin temor a la inanición. Pero eso no es negocio; Lo que beneficia al capital y gobiernos son los salarios que Europa tiene previstos: entre 400 y 500 euros y piensan que nadie que obtenga una RB estará dispuesto a trabajar por esa cantidad.Y tienen razón, nadie que no se escuentre en la calle y a punto de morir de hambre él o sus hijos sería capaz, en el s xxi de trabajar 8 horas diarias por ese salario.
A los que piensen que es justo pero que ahora no hay dinero para eso, les animo a que hagan una sencilla operación aritmetica: 38millones de € de Z. de Barcenas entre pongamos ...400€ de RB da para cubrir a 95.000 personas, 8millones€ que cuesta la fianza de Urdangarin cubre a 20.000 personas y así sucesivamente.+ lo que ingresaria Hacienda por los miles de millones de las cuentas en Z. del rey,de los Pujol,etc,etc ¿de verdad creen que no hay dinero? por el contrario creo que nunca hubo tanto. Sin duda este es el momento,RB!
Escrito por: udsyyo.2013/04/15 21:26:22.754000 GMT+2
Escrito por: ROSA Mª GUTIERREZ.2013/04/24 11:40:2.086000 GMT+2
Escrito por: Samuel.2013/04/24 23:10:6.072000 GMT+2
www.javierortiz.net/voz/samuel
Escrito por: ate.2013/09/18 18:54:42.627000 GMT+2
http://diario-de-un-ateo.blogspot.com