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Discurso del General Abdul Fatah Al-Sisi
Viceprimer ministro, Comandante en Jefe, Ministro de defensa y de la Producción Militar
Durante la Ceremonia de Graduación de la Academia Naval
Alejandría – 24 de julio 2013
"Antes de comenzar, me gustaría que cada uno se levantara en respeto por todas las víctimas que cayeron y cada gota de sangre que se ha vertido recientemente. En nombre de las Fuerzas Armadas y de cada egipcio, permítanme extender mis más profundas condolencias a las familias de las víctimas, por cada pérdida de una madre o de un padre, por cada baja, por cada gota de sangre egipcia. Que Alá detenga toda esta sangría.
Hoy dirigiré un mensaje serio no solo a los cadetes y a las Fuerzas Armadas, sino a todos los egipcios. Cuando digo que el Ejército Egipcio es honorable, nacionalista y consistente, lo digo con todas sus letras y palabras. Permítanme que hable de manera muy abierta, desde que entregamos el poder a un gobierno civil elegido democráticamente el 30 de junio de 2012, hemos sido honestos, honorables e imparciales. No hemos conspirado ni traicionado; es más, hemos ofrecido genuinos consejos y asesoramiento. Les contaré los detalles que prueban que este ejército es grande, y sus miembros honestos y leales. No mentimos, engañamos ni difundimos rumores. No podemos hacer esto a nuestro pueblo. El pueblo egipcio no es nuestro enemigo. Somos un pueblo.
En tres ocasiones diferentes ofrecimos al ex presidente tres valoraciones estratégicas de la situación y las recomendaciones y desarrollos relevantes sobre cómo superar las crisis actuales. Esto está documentado. Lo hicimos por el bien de nuestro pueblo. Como parte de mi trabajo, he hablado con varios responsables políticos y religiosos. Siempre subrayé la idea del "Estado" y la "Nación", y que el presidente tenía que ser el presidente de todos los egipcios. Hemos proporcionado a todos las partes nuestros sinceros consejos. Una vez, el jeque EL-Howeini me preguntó en presencia de varios conocidos salafistas si debían presentar un candidato para la presidencia. Confió en mí, así que le respondí “No”, todavía no; ustedes necesitan más esfuerzo, conocimiento y cualificación, especialmente porque el próximo período será crítico. Me dio las gracias y se fue.
Recuerdo esta situación para destacar que a todas las partes les hemos dado nuestro asesoramiento. Proporcionamos análisis precisos, recomendaciones y soluciones. En marzo, dejé de dar más consejos a este respecto. Estábamos preocupados porque las corrientes religiosas considerasen que la oposición egipcia rechazaba la religión y que como resultado en Egipto se produjeran confrontaciones entre aquellos que creen que luchan por la religión y los que simplemente quieren que el país sea dirigido de manera diferente. Advertimos sobre estas confrontaciones hace cinco meses y previmos que estos enfrentamientos estallarían en el próximo período si no tomábamos las precauciones necesarias.
Me gustaría que ustedes se remitieran a cada palabra que dije desde el año pasado que asumí el cargo. En noviembre, solo cuatro o cinco meses después de que el ex presidente asumiera el cargo, las diferencias se hicieron más grandes. Esta brecha tuvo que ser cerrada, de otro modo, hubiera llevado a una separación aún mayor.
Presenté la situación al Presidente antes de lanzar la iniciativa. ¡Escuchen atentamente! Él lo alabó. Le dije que invitara a todas las fuerzas políticas a la Casa de la Defensa Aérea, y le aseguré que yo no sería parte de ese asunto; y que la única razón para este encuentro era crear la oportunidad para que todas las partes se reunieran, y empezar un proceso político que pudiera durar y contener las disputas. Al día siguiente al mediodía, después de enviar las invitaciones, mientras estaba hablando con el ex presidente para ver los preparativos del encuentro, me dijo que había que cancelarlo. Acepté. Porque no quería incomodarle, afirmé que la razón de la cancelación de este encuentro era que algunas fuerzas políticas rechazaron participar.
Más tarde, en la Academia Militar, mencioné que la seguridad nacional estaba potencialmente en peligro en el caso de que las disputas entre el Estado y los poderes políticos continuaran. Y que era crucial que estos asuntos fueran tratados, porque conllevarían graves consecuencias sobre la seguridad nacional de Egipto. En este momento, mis palabras atrajeron la atención de algunas personas que estaban especulando sobre las razones detrás de las palabras del general, y los riesgos que vio y sobre los cuales advirtió. Las prácticas presidenciales continuaron sin cambiar. Me gustaría contarles, especialmente a los cadetes que están frente a mí: no crean que engañé al ex presidente cuando le dije que el ejército egipcio es el ejército de todos los egipcios, y que el ejército egipcio no toma partido, y que solo actuaría bajo sus órdenes en virtud del poder que le ha otorgado el pueblo, y que nunca estaría bajo otras órdenes. Hablo en serio. Nunca le engañé cuando le aseguré que estaba a su lado y a su servicio, porque nuestra posición inflexible se origina en el respeto de valores patrióticos y religiosos.
Somos honestos en lo que se respecta a los asuntos nacionales pues nos gustaría rendir cuentas ante Dios en el día del Juicio. Siempre digo esto porque algún día seremos juzgados y nadie será capaz de engañar a Dios, porque Dios puede ver en lo más profundo de nosotros.
Me gustaría subrayar que todos los comunicados que he publicado, lo juro ante Dios, los mostré al presidente y le dije que tal comunicado sería publicado poco después, antes de que saliera. No estoy diciendo esto solo para que los egipcios estén orgullosos de su ejército, sino también en nombre de nuestros officiales, oficiales no comisionados y reclutas. Levántese hijo. Llénate de orgullo, porque somos personas temerosas de Dios.
Hace seis meses, le dije al presidente que tuviera cuidado; su proyecto no podría ser aplicado. Le pedí que terminara con este proyecto.
En solo siete meses, usted sobrepasó a sus oponentes, que han estado intentando dañar su reputación durante treinta años, mancillando su propia imagen. Las dimensiones del rechazo hacia la ideología que usted está introduciendo son mayores de lo que usted puede imaginar. Esto es lo que le dije al presidente durante nuestros encuentros informales y amistosos, nunca en discusiones o en público. Sin embargo, estaba intentando transmitir la realidad de la calle egipcia y de la opinión pública con el fin de despertarle y hacerle reaccionar antes de que fuera demasiado tarde. No engañé al presidente cuando dije en un comunicado, que todo el pueblo escuchó, que teníamos siete días como ultimátum antes del 30 de junio para poder encontrar una salida a la crisis. Siete días. Le dijimos eso, y así se lo dijimos a todos los egipcios también. Además, en varias reuniones, propusimos soluciones para encontrar una salida a la crisis. De hecho, el ultimátum de 48 horas no fue una sorpresa. No tomamos dicha acción ni movimos tanques en las calles cuando todo era normal. Emitimos un comunicado a través de los medios de comunicación. Leímos el comunicado al presidente antes de que lo hiciéramos por los medios. Le dijimos que todavía teníamos 48 horas para encontrar una salida a la crisis. Le dije que el orgullo político exige que cuando una mayoría del pueblo se rebela contra el presidente, debería abandonar el puesto, o debería intentar renovar la confianza mediante un referéndum con el fin de evitar la sedición. En este referéndum todos los egipcios votarían Sí o No. Tanto yo como otros delegados presentaron todas estas soluciones. Le envié tres delegados, no dos: el Primer Ministro, el ex Presidente del Consejo de la Shura y el Dr. Seleem Al Awaa para que contaran al ex presidente que una vía de salida de la crisis era posible y que él tomase la iniciativa anunciando un referéndum sobre su permanencia en el cargo.
Esto sucedió el 3 de julio. Claramente, su respuesta fue “No”. Así que, ¿qué debería haber pasado después de eso? ¿Qué hubiera sucedido si esos millones que tomaron las calles se hubieran sentido desesperados y frustrados y hubieran recurrido a la violencia? Entonces, los islamistas habrían empezado a responder. Así, los egipcios hubieran luchado los unos contra los otros. Esto es contra lo que advertimos en la Academia Militar cuando dijimos que la seguridad nacional egipcia estaba en juego y que podríamos deslizarnos hacia un túnel oscuro.
Nosotros lo advertimos hace siete meses. Hoy, lo digo a todos los egipcios porque durante las últimas semanas he escuchado muchos rumores. Actualmente estamos llevando a cabo muchas acciones. Las Fuerzas Armadas y la policía todavía se preocupan por todos los egipcios. Sin embargo, porque debo rendir cuentas ante los egipcios y las Fuerzas Armadas, y ante Allah, digo y repito que "estas Fuerzas Armadas están a su disposición."
He reiterado que este ejército solo se mueve por la voluntad de los egipcios. ¡¿Creen que la cita "los mejores soldados de la tierra" del profeta Mahoma (que la paz esté con él) carece de significado?! La relación entre los egipcios y su ejército es tan especial. No pueden ser separados. Cuando me enteré que civiles vistieron el uniforme militar y que muchos países están introduciendo armas en Egipto y se extiende rumores de que parte del ejército egipcio ha desertado, queda clara la conspiración. Así, aquí la conspiración es que en el próximo período se extenderán rumores de que el ejército egipcio se divide y los unos luchan contra los otros. Tengan cuidado. Juro ante Alá, "el ejército egipcio está tan unido como es uno". Esto se da por descontado. El ejército egipcio es una unidad, y semejante división nunca podrá suceder. Congregar a la gente, contarles que es una jihad para Alá, manipulando los hechos e ignorando la realidad es engañoso. Llamo a todas la partes a que reconsideren un momento. Les pido que consideren esto: es correcto decir, “o gobernamos o destruirmos la nación”. ¿Tiene esto algún sentido? ¿Tu ideología exige eso? ¿Estás dispuesto a destruir tu ejército si no se pone de tu parte? Esto nunca podrá suceder. Es un asunto extremadamente peligroso. Quiero expresar algo para que los egipcios, el ejército, la policía y los poderes políticos estén atentos, y para que Al-Azhar y la iglesia asuman sus responsabilidades. ¿Por qué? Porque no queremos esperar a que sea demasiado tarde. Puedo ver que alguien está tratando de conducir a este país a un peligroso precipicio. Cuando los egipcios se desparramaron por las calles en millones, el ejército cedió el paso a su voluntad. Por favor, nadie debería haber pensado por un segundo que la hoja de ruta que propusimos y los procedimientos que adoptamos puedan comprometerse. Decimos a todos los que vinieron a nosotros que estamos listos para elecciones que puedan ser supervisadas por cualquiera: las Naciones Unidas, la Unión Europea, y los estados miembros francófonos. Esperamos que las elecciones sean aprobadas por todo el mundo. Lo decimos porque si puedes asegurar una mayoría y tener la aprobación de la opinión pública, esto se reflejará en las próximas elecciones. Las próximas elecciones serán decisivas y si merecen esta posición, la mayoría estará con ustedes, y serán capaces de formar un gobierno, elegir el presidente y dirigir el país. Si los egipcios lo aceptan así, OK. No tenemos opción sin el consentimiento de los egipcios. No piensen en usar la violencia y el terrorismo. Déjenme detenerme en estos dos términos y contarles algo que realmente sucedió antes del discurso que di en el Cairo International Conference Center, le dije a dos de sus líderes [N. del T. de los Hermanos Musulmanes] que la situación era realmente peligrosa y que tenía que haber una reconciliación genuina con todas las instituciones del Estado. Pensé que el concepto del Estado no era lo suficientemente claro para ellos. Esto significa reconciliación con la Iglesia, con Al-Azhar, con la judicatura, con la policía, con los medios e incluso con la opinión pública egipcia. Alcanzamos un acuerdo sobre la reconciliación. Al día siguiente, estuve con el ex presidente durante dos horas desde las 11:00 a la 1:00 intentando contarle los puntos principales del discurso que podrían ayudar a conseguir estos objetivos, y él me aseguró que incluiría estos puntos en su discurso. Me fui al Cairo International Conference Center y me sorprendió que lo que dijo no fuera el discurso que habíamos acordado. Les digo que no soy un guardián del ex presidente. No, pero nosotros fuimos hombres sinceros, honestos y fieles que temen a Dios. Y aquel que teme a Dios nunca podrá ser derrotado, nunca podrá ser derrotado.
Fue un discurso totalmente diferente que alienó a todo el mundo. Todos lo escucharon. Lo que quiero contarles es que de la reunión de dos horas con dos de sus líderes, una hora fue dedicada a contarme que si ocurría un gran problema, se produciría mucha violencia porque tenían grupos armados, etc. Pensaron que me asustaría. ¡No! Esto nunca podrá suceder. Un país nunca puede ser gobernado de esa manera. Egipto nunca podrá ser gobernado de esa manera. Y les dije que sería un desastre si pensaban de ese modo. Se lo estuve diciendo durante 5 meses, nunca podrás tratar el puebloe gipcio o con ninguna otra nación usando la violencia. Se los dije a ustedes en mi último discurso, estamos en una encrucijada. Estoy hablando a todos los egipcios, cuando dije al ex presidente que millones de egipcios estaban en las calles el dijo “no”, “no, solo son cientos o tal vez miles" y cuando les enseñé las fotos aéreas tomadas por la fuerza aérea, le dije que eran muchos y que no podíamos ignorar la voluntad del pueblo de esa manera.
Me gustaría recordarles que el deseo del antiguo Consejo Superior de las Fuerzas Armadas [SCAF] durante su mandato era el de permitir a los egipcios tomar sus propias decisiones, y con ello quisieron decir que decidieron celebrar elecciones limpias y libreas para permitir que los egipcios, que salieron en masa el 28 de enero y recuperaron su voluntad, la mantuvieran, y nunca iré contra la voluntad del pueblo.
Es cierto que la Legitimidad deriva del pueblo por medio de la votación como medio y como mecanismo. Sería más fácil si hubiera mecanismos para resolver esta situación que no fuera la protesta del pueblo por millones. El pueblo otorga la legitimidad mediante el voto, pero pueden reconsiderarlo o incluso retirarlo. Cada vez que el pueblo hace eso, tenemos que respetarlo. Quiero asegurarles que hemos llegado a una encrucijada. Me gustaría contarle a los egipcios que hemos cumplido con sus expectativas y que respondemos a sus órdenes. Francamente, pido que todos los egipcios honestos se congreguen en las calles este viernes.
¿Por qué debería el pueblo reunirse en las calles? Para darme un mandato y una orden para enfrentarme a una potencial violencia y al terrorismo, y para enseñar al mundo su voluntad como ya hicieron antes. No he pedido nada de ustedes. Tampoco tengo el derecho de hacerlo, pero me gustaría que reafirmaran ante el mundo, como hicieron el 30 de junio y el 3 de julio, que ustedes tienen su propio libre albedrío y decisión, y para enseñarles que la voluntad y la decisión se toman aquí. Esto quiere decir que en estos casos de terrorismo o violencia, el ejército y la policía tendrán un mandato para confrontarlos. Por favor, asuman esta responsabilidad conmigo, su ejército, y la policía. Enseñen al mundo la determinación de los verdaderos egipcios mientras se enfrentan a los acontecimientos de ahora. No quiero decir que tengan que usar la violencia o el terrorismo, todo lo contrario, es un llamamiento para la reconciliación nacional, la justicia transicional y hoy habrá un encuentro en la presidencia con todas las corrientes políticas y religiosas para alcanzar un entendimiento real entre todos.
Sabemos cómo entendernos entre todos, pero necesitamos aprender cómo discutir y cómo reaccionar frente a los desacuerdos. El viernes será el día en que nos reuniremos con todos los egipcios. La policía y el ejército proporcionarán seguridad en las manifestaciones, no solo en El Cairo y en Alejandría, sino en todas las gobernaciones de todo el país.
Finalmente, me gustaría entregar un mensaje a todos los oficiales compañeros, a los oficiales no comisionados, y a los reclutas: ustedes son los mejores soldados de la tierra. Son honorables. Han tolerado mucho en nombre de nuestro pueblo y nuestra nación. Estén seguros de que Egipto seguirá siendo coherente. Agradezco a todas las Fuerzas Armadas y a los oficiales y personal de la policía por el papel que han desempeñado en tiempos recientes.
Siempre hemos subrayado que el pueblo, el ejército y la policía, son una misma mano. Digo esto en el Club AL-Gala’a Club, en presencia de un ex ministro del interior y de oficiales de policía. No tenemos enemistad o susceptibilidad con nadie. Todos los egipcios son nuestros hermanos y hermanas, y deberían tratarnos del mismo modo.
Gracias y que Dios bendiga Egipto."
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