El sábado por la noche llego a Santa Cruz de Tenerife tras un largo vuelo desde Bruselas, con escala en Madrid. La ciudad se me aparece empapelada como nunca de caras, caretas y caraduras. En Bélgica se están preparando para las elecciones federales de junio, pero no llegan ni de lejos a nuestro derroche de papel.
Mis amigos confirman esta primera impresión. Domina el hartazgo por el ruido de la campaña, y de nuevo, gana la abstención en Santa Cruz de Tenerife. No sólo gana, aumenta: por primera vez supera el 50% (50,29 %, frente al 48,68% en 2003). En la conservadora capital tinerfeña, no se trata de un "que se vayan todos" a la argentina. Aquí domina el "que nos dejen en paz".
El imputado por corrupción Miguel Zerolo podrá seguir gobernando con 32.000 votos, en un censo electoral de 186.000 votantes. Pocas sorpresas, pues, en la ciudad de las calles y monumentos que, a pesar de las sucesivas intervenciones quirúrgicas, homenajean todavía al franquismo.
En cuanto a la izquierda alternativa, cuya presencia en carteles y prensa ha sido testimonial, recurriendo sobre todo al "boca a oreja" y a internet, la suma de votos de las tres coaliciones que han obtenido cierto apoyo apenas ha variado con respecto a 2003, situándose en torno a los 6.000 votos. Alternativa Sí Se Puede por Tenerife es la más votada de las tres, con un 2,45% de los votos emitidos, por encima de IU-Los Verdes.
Los decepcionantes resultados de Santa Cruz no deberían ocultar lo conseguido en los demás municipios en los que se ha presentado la mencionada coalición. El crecimiento en La Laguna, ciudad universitaria, ha sido muy importante, superando en número de votos lo obtenido en Santa Cruz de Tenerife. Los militantes más activos de Sí se puede pertenecen al mundo universitario, lo cual explica en parte esta mejora. Pese a no obtener concejales, igualan resultados con el populista de derechas Centro Canario Nacionalista (CCN), el partido-empresa que "se compró" Ignacio González (Jr.), ex-miembro del PP, e hijo de uno de los empresarios más influyentes del archipiélago, y que ha sido uno de los partidos canarios que más dinero se ha gastado en la campaña electoral.
Significativamente, donde sí han conseguido concejales ha sido en aquellos municipios con conflictos importantes relacionados con el urbanismo avasallador y los macroproyectos de infraestructura: Buenavista del Norte (tres concejales), Granadilla de Abona (un concejal), Tacoronte (un concejal). En La Orotava, una organización afín, IpO mantiene tres concejales, aunque las divisiones internas que afectaron a este partido han dispersado el voto en esta localidad. En todos estos casos existen destacados movimientos sociales, pequeños tal vez si tenemos en cuenta otras escalas, pero cohesionados e integrados con el sentir de mucha gente en sus respectivas comunidades.
Finalmente, en el cabildo insular, verdadero centro de poder en Tenerife, Sí Se Puede logra convertirse en la quinta fuerza más votada, aunque queda lejos del umbral mínimo necesario (5%) para obtener un concejero. Supera, también en este caso, a IU-LV. Lo más destacado es que la suma de los votos de ambas coaliciones iguala a lo obtenido por el mencionado CCN, una máquina publicitaria arrolladora, que sin embargo no ha gozado de tantas simpatías como esperaban.
Como primera impresión, son los pequeños municipios, cuyo medio ambiente y formas de vida se encuentran amenazados por el desarrollismo urbanizador, los que han logrado traducir su malestar en concejalías. En La Laguna hay posibilidades de afianzar la protesta, aunque cabía haber esperado más, y Santa Cruz de Tenerife sigue aletargada, triste espejo del escaparate en que se ha convertido.
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