La piedra de toque de la creencia en la superioridad innata de la cultura paneuropea es el concepto mismo de desarrollo. La unidad de medida de toda sociedad posible es el capitalismo occidental, por lo que el devenir político de todas las sociedades humanas debe limitarse a un esfuerzo de Sísifo por dejar de ser como son y por querer transformar las respectivas estructuras políticas, económicas y sociales en la búsqueda de la alquimia del crecimiento ilimitado y del "buen gobierno" que permita aquél.
Esta manera de pensar está más arraigada entre nosotros de lo que parece a primera vista. El Otro africano, indígena, árabe, mestizo, etc. podrá expresarse mediante formas edulcoradas de un folklore apto para todos los públicos, en mercancías como la World Music o en paquetes turísticos, de aventura o tipo Club Med. El límite de esta "otredad" es nuestro consumo. Lo híbrido y lo mestizo podrá celebrarse en los altares de la cultura pop. Pero en cuanto se manifiesta en el ámbito de una organización política y económica autónoma, se disparan las alarmas.
Y últimamente en los medios abundan estos mensajes alarmistas, síntomas de un profundo malestar y de cómo perdura la mentalidad colonial. El universalismo europeo está en crisis, y muchos no están dispuestos a admitir que otras trayectorias societarias y culturales sean capaces de universalidad y de modernizaciones alternativas.
Una estrategia típica -ya bastante vieja- para denigrar lo de los demás es referirse a las diversas situaciones de dominio patriarcal existente en no pocos países para negar a sus sociedades su capacidad de autogobierno. La cuestión no es relativizar o condenar determinadas prácticas o costumbres. Lo que habría que preguntarse es hasta qué punto resulta legítimo tomar la parte por el todo para sentenciar que una determinada forma social resulta incapacitada per se para el cambio y la emancipación desde sus propios códigos y la libre reformulación de los códigos ajenos.
Un ejemplo de ello es el caso boliviano, a propósito del enfrentamiento del gobierno de Evo Morales con la oligarquía cruceña. ¿Cuántos artículos se han publicado últimamente alertando de los peligros del denominado indigenismo? Miguel Angel Bastenier en El País advierte que la plurinacionalidad que propone La Paz "no se constituiría, sin embargo, como protección de los derechos de una minoría -la población blanco-criolla, concentrada en Santa Cruz y tres departamentos más del oriente- sino como expresión de un segundo ordenamiento jurídico basado en la legislación ancestral indígena, que vendría a superponerse, confundirse o imponerse -no se sabe bien- al sistema liberal democrático de tipo occidental."
Dejemos a un lado la victimización de quienes aún hoy controlan el país. Lo interesante es constatar cómo el autor asume sin problemas que el "sistema liberal democrático de tipo occidental" es el único sistema político aceptable y posible. Todo lo que se desmarque del mismo por la vía exótica serán desviaciones o perversiones, el retorno de tradiciones que nosotros hemos decidido que hace tiempo debían haberse extinguido y que por su naturaleza corresponden a identidades cerradas, estáticas y arcaizantes. Nada que ver con la "sociedad abierta" liberal (aunque precise de alambradas, videovigilancia y campos de concentración).
En esta línea, Carlos Nadal se lamenta en La Vanguardia: "¿Qué Estado puede conciliar dos marcos legales de tan opuesto contenido jurídico político, uno que prima fundamentos raciales y otro que invoca la igualdad de derechos y deberes de la ciudadanía?" Podría uno pensar que el primero se refiere al modelo criollo y el segundo al propuesto por los movimientos sociales indígenas. Pero no, Nadal piensa exactamente al revés. ¡El racista es el indio! Más tarde nos aclara cuáles son sus fantasmas: "¿Es aceptable, viable el reconocimiento de soberanías dobles territoriales, étnicas, culturales y religiosas? No es un capricho preguntárselo en la Europa de catalanes, vascos y gallegos, flamencos y valones, escoceses y galeses, serbios y kosovares, italianos septentrionales, centrales y meridionales, georgianos y abjazos, rusos y chechenos o daguestaníes, ingushes y otros pueblos de la Rusia caucásica, azeríes y armenios. Pero al mimo tiempo -no se olvide- de inmigrantes árabes, indios, pakistaníes, turcos, chinos y africanos subsaharianos. Musulmanes muchos de ellos. Y con una fuerte identidad colectiva."
O es el Uno o es el Otro, según el viejo dualismo occidental. Como si no hubiera conexiones, puntos en común entre personas y sociedades que comparten una misma condición humana. El artículo ocho de la controvertida constitución boliviana contamina tan noble invento europeo con expresiones cholas, bárbaras para algunos pero sencillas y hermosas:
"El Estado asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble)." El segundo párrafo describe una serie de valores que debe sustentar al nuevo Estado, y concluye: "...para vivir bien."
Una apología de la vida buena no muy diferente a la que en el viejo continente iniciaron algunos filósofos helenos hace unos cuantos siglos. Una vida buena que permite comunidad entre iguales, frente a la competitiva vida mejor que exige ganadores y perdedores. El suma qamaña andino nos devuelve memorias de otros occidentes, de trayectorias paganas y panteístas enterradas en nombre de un Dios y luego de una Nación única, arrogante y conquistadora.
Comentarios
Buenísimo. Entran ganas de alzar la voz para espetarte: ¡¡¡Por qué no te.....EXPLAYAS?!!! ....(je)
Yo tb quiero descolonizarme. Toi jarto de competitividá produstiva, destrucción sostenible y muermo de vida occidental neurótika. Aupa Quilombo.
Escrito por: alargaor.2008/05/14 14:10:49.220000 GMT+2
Con gran pereza había acumulado algunos artículos al respecto, muy mayoritariamente de El País, dedicados a poner en solfa el "indigenismo" de Evo Morales. Y no veía el día de ponerme a darles un revolcón. Así que este gran quilombazo me da unas semanas más de excusa y prórroga...
En fin, que para que añadir nada. Acaso la risión que producen los equilibrios imposibles de El Mundo ansiosos de rejonear a Evo pero sin poderse mostrar demasiado entusiastas con un movimiento separatista de la región económicamente más rica de Bolivia.
Por otro lado, nada nuevo bajo el sol: todos recordareis con suficiente vergüenza la opinión de estos esbirros cuando Morales vino a España y tuvo el arrojo de asistir a todos los actos con una chompa de colores. Y bastó ese detalle para que desfilara todo el arsenal de prejuicios de nuestros grandes analistas internacionales.
Por cierto, por si no lo había dicho, yo también tuve una sensación reconfortante al leer algunos extractos de esa constitución. Posiblemente, una de las primeras nuevas cartas magnas que se pasa muchos principios del estado-nación a la europea y de los conceptos entronizados por la burguesia post 1789 por el mismo arco de triunfo.
Escrito por: Fransmestier.2008/05/15 13:54:35.696000 GMT+2
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