La mayor parte de la legislación que se aplica en los países miembros
de la Unión Europea se discute y decide en el marco de las
instituciones europeas (Comisión, Consejo y Parlamento), según las
reglas que marcan los tratados. Poco pueden hacer los ciudadanos para
intervenir en el proceso legislativo, a menos que se organicen en torno
a alguno de los 15.000 grupos de presión que pululan en torno a las
instituciones, y que incluyen desde organizaciones patronales a ONGs
como Oxfam, pasando por las representaciones de las comunidades
autónomas. Obviamente, no todos estos grupos tienen el mismo peso, como
muestra la fuerte influencia que ejercen las grandes corporaciones europeas.
La complejidad del proceso legislativo y la lejanía de las
instituciones favorece este juego político que produce una elite
transnacional, parcialmente desarraigada.
La denuncia del
déficit democrático de la UE suele incluir lamentos sobre la ausencia
de una genuina separación de poderes, la política de hechos consumados
que pretende hacer pasar tratados constitucionales sin consultas
ciudadanas o con referendos con las cartas marcadas, y el
neoliberalismo que sirve de lingua franca para la mencionada tecnocracia.
Críticas
totalmente fundadas. Lo curioso -o triste- es que el mismo escepticismo y espíritu
crítico desaparezca en cuanto se trata de los Estados nacionales, cuyos
representantes por cierto forman parte del Consejo. En Madrid, como en Dublín, Barcelona o
Bruselas, las leyes se discuten preferentemente con los mandamases
corporativos y los oligarcas locales. En España (o a otro nivel, en Canarias, en Cataluña) tampoco existe una
separación real de poderes. Pero es que tampoco existe en Francia, en
el Reino Unido o en Alemania. Y en Madrid, como en Bruselas, el
neoliberalismo se codea con otras querencias conservadoras.
Tal
vez sea la identificación cultural y lingüística la que favorezca esta
ilusión óptica de cercanía. Pero no deja de ser eso, un espejismo.
Nuestros representantes actúan a espaldas de los presuntamente representados, aquí o
en Bruselas. La distancia mental y física de la entelequia
Babel-Bruselas pone de
manifiesto más fácilmente lo que ciertas anteojeras nos
dificultan ver en nuestro terruño: la crisis de la representación, de
la política profesional, partidaria y tecnocrática.
Ahora se
discute el sentido del "No" irlandés al Tratado de Lisboa, aunque haya
tantos votos como razones. Pero mientras unos insisten en que se trata
de un No a una determinada concepción de Europa, otros subrayan que
expresa sobre todo un No al establishment político irlandés. ¡Como si fueran cosas distintas!
2008/06/15 15:15:15.475000 GMT+2
¿Crisis política o de la política?
Escrito por: Samuel.2008/06/15 15:15:15.475000 GMT+2
Etiquetas:
unión-europea
irlanda
transnacionales
nacionalismo
democracia
| Permalink
| Comentarios (5)
| Referencias (0)
Comentarios
Igual unas elecciones mas personalistas, estilo a los congresistas americanos, conseguirían acercar a esos burócratas un poco más al pueblo y hacerlos menos hombres de partido. Ahora mismo un diputado ya casi no necesita salir de Bruselas para ser reelegido año tras año y eso hace mucho bien a los grupos de presión. No obstante, yo soy bastante pesimista en este asunto que considero problema endémico de los grandes estados (UE, Rusia, China, EEUU...) para el cual no existe una verdadera solución.
Escrito por: Abel.2008/06/18 02:00:43.692000 GMT+2
Yo observo que es porque tienen miedo al pueblo en referéndum. El mismo miedo que les llevo a consensuar el antidemocrático artículo 92.1 de la Constitución. Si, el que dice que "Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos". Que cosas: al pueblo "soberano" se le consulta y los "representantes" deciden soberanamente lo que les da la gana.
El mismo miedo que impidió a la clase política catalana llevar al "Estatut" ese sistema el electoral que me da la impresión que tienen pactado desde hace meses o años y que reducirá la libertad de voto. Pero lo aprobaran como ley cuando el pueblo esté despistado.
Al del comentario: Yo creo que justamente el principal problema de Europa en general y de la Unión Europea en particular es la poca separación de poderes. El modelo alemán de que un miembro del poder ejecutivo de un estado o, menos democrático aun, una persona elegida por un ejecutivo (por ser el sistema electoral todavía más indirecto) sea codecisor del poder legislativo me parece muy poco democrático. Además encubre un sistema electoral mayoritario lo que en si mismo también me parece menos democrático. Eso es lo que ocurre en Consejo Federal de Alemania y en el Consejo de la Unión Europea.
No me extraña que seas pesimista si la única alternativa que ves a las listas cerradas y bloqueadas es el sistema electoral mayoritario puro de los Estados Unidos. Existen muchas soluciones. Mira a Irlanda y encontrarás la más perfeccionada en su género: el Voto Personal Transferible.
Escrito por: Miquel.2008/06/19 00:43:23.526000 GMT+2
No sé, ya me dirás si te parece interesante el comentario, aunque nunca repare en los defectos en los que pones el acento: la indiferencia por la opinión de los representados por esa estructura y su creciente capacidad de actuar a su margen.
Escrito por: Fransmestier.2008/06/19 15:58:10.768000 GMT+2
http://vestigis.wordpress.com
Fransmestier, me ha parecido muy interesante el post de Veiga. Es cierto, la tendencia hacia estructura difusa del poder (que hace inviable cualquier consideración sobre la separación de poderes, como la que plantea Miquel), la ausencia de un destino finalista como dices, corresponden a un ensayo posmoderno de "gobernanza" (si se me permite el anglicismo). Esto es una parte de ese objeto político no identificado que decía Jacques Delors, pues siguen pesando otras inercias heredadas del orden westphaliano.
Esta forma de gobierno o gobernanza parece más adecuada que la unitaria, estatal-disciplinaria, para el control de las redes sociales en vastos conjuntos geográficos y demográficos (el problema endémico de los grandes Estados que plantea Abel). Formas políticas y sociales reticulares que existen pero que no acaban de configurar alternativas consistentes a la forma-partido, o de afianzar espacios políticos alternativos a los estatales. Algo de esto comento en "Ambigüedades constitucionales".
Escrito por: Samuel.2008/06/22 12:02:9.042000 GMT+2
www.javierortiz.net/voz/samuel
Comentando otro aspecto de tu artículo, Samuel, a mí me da la impresión de que nunca se hace un análisis profundo y veraz de las razones de estos "noes", y nos quedamos siempre con meras suposiciones... Es como si no se quisiera ver la realidad, pues ¿qué harían entonces?
De todas formas, no tiene sentido votar "sí o no" a un enorme Tratado (nadie vota que sí o que no al mismo, sino a otras cosas), y la verdadera democracia en la UE se debe buscar de otras formas, como ya apuntáis.
Escrito por: Maria .2008/06/24 17:47:52.412000 GMT+2