Cuando el 22 de noviembre de 1965 Ernesto "Che" Guevara abandonó el Congo, dejaba tras de sí una fallida aventura que anticipaba su derrota definitiva en Bolivia. Parece que el díptico de Steve Soderbergh -que no he visto todavía, no ha llegado a Bélgica- ignora este episodio, que por sí sólo daría para una película más tragicómica que épica. Menos mal que la directora Jihan El Tahri rodó un excelente documental que pudo ser difundido el año pasado por la cadena de televisión ARTE y que puede adquirirse en DVD.
El fracaso de la misión de un centenar de cubanos negros comandados por el blanco Tatu ("tres" en swahili, nombre en código de Ernesto Guevara en Congo), es rico en anécdotas que dan cuenta de la dificultad de adaptar el proyecto revolucionario del Che a las tierras africanas. Una cuestión a la que se suele hacer referencia fue la indisciplina de las tropas congoleñas. Victor Dreke, ayudante del Che, cuenta en el documental cómo los africanos dejaban los fusiles desordenados por el suelo, que en los campamentos había música y mujeres, y que los hombres solían partir de permiso a Kigoma, donde abundaban las prostitutas. También es célebre la desconfianza que tenía el Che hacia Laurent Desiré Kabila, por aquel entonces líder de la guerrilla lumumbista.
Ernesto Guevara fue consciente, sin embargo, de las diferencias culturales que va descubriendo entre su contingente y los africanos a los que quería ayudar. Todos los esquemas preestablecidos del Che se fueron estrellando uno tras otro contra la realidad africana. En su diario Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo reconocía que allí "los hombres no se catalogan por sus condiciones personales, sino que están englobados dentro del concepto tribu y es muy difícil salirse de él; cuando una tribu es amiga, todos sus componentes lo son; cuando es enemiga, sucede otro tanto. Claro que estos esquemas, además de no permitir el desarrollo de la Revolución, eran peligrosos, pues, como se demostró luego, algunos miembros de las tribus amigas eran informantes del ejército enemigo y, al final, casi todas se convirtieron en enemigas nuestras."
Las formas sociales africanas no permitían "el desarrollo de la revolución." Un problema no menor fue la omnipresencia de lo mágico y lo sobrenatural entre los congoleños. El médico argentino se quedó de piedra cuando se enteró de la confianza que los guerrilleros africanos depositaban en la dawa, un "protector mágico" hecho a base de jugos de hierbas sin el cual no se atrevían a luchar. No hubo manera de convencerlos de lo contrario. Resulta interesante constatar cómo los más occidentalizados ("los más evolucionados políticamente", según el Che) reinterpretaban lo mágico en términos aparentemente marxistas: "dicen que es una fuerza natural, material y que, como materialistas dialécticos, reconocen el poder de la dawa, cuyos secretos dominan los brujos de la selva."
La estructura socioeconómica era muy diferente de la que conocían en América. El esquema clásico de la insurgencia campesina no parecía encajar en tierras congoleñas:
"¿Qué podía ofrecer el Ejército de Liberación a ese campesinado? Es la pregunta que siempre nos inquietó. No podíamos hablar aquí de reforma agraria, de propiedad sobre la tierra porque esta estaba allí, a la vista de todos" [...] "El capitalismo actúa en una forma superficial, sin dominar en la esencia el panorama".
El fracaso del Che es la historia del fracaso occidental en África, cuya variante marxista no llegó a resultados muy diferentes de otras posiciones desarrollistas o modernizadoras.
Casi veinte años después, otro grupo de iluminados provenientes de la ciudad llegó a las profundidades de otra selva, pero esta vez en Chiapas, México. Querían repetir la estrategia del "foco guerrillero", mejorando los errores apuntados por el Che en sus diarios, aunque estuvieran aún más aislados. Tampoco tuvieron éxito entre los tzeltal y tojolabales. Pero algo pasó. Cuenta uno de los guerrilleros, el ahora conocido como subcomandante Marcos:
"Lo que pasó, entonces, es que ese planteamiento fue derrotado a la hora que confrontamos a las comunidades y nos dimos cuenta, no sólo que no nos entendían, sino que su propuesta era mejor.
Algo había pasado en todos los años previos, décadas previas, siglos anteriores. Nos estábamos enfrentando a un movimiento de vida, que había logrado sobrevivir a los intentos de conquista de España, de Francia, de Inglaterra, de Estados Unidos, y de todas las potencias europeas, incluyendo la Alemania nazi en 1940-1945. Lo que había hecho resistir a esta gente, a estos nuestros compañeros y compañeras primero, y, luego, nuestro jefes y jefas ahora, había sido un apego a la vida que tenía que ver mucho con la carga cultural. La lengua, el lenguaje, la forma de relacionarse con la naturaleza presentaba una alternativa no sólo de vida, sino de lucha. No les estábamos enseñando a nadie a resistir. Nos estábamos convirtiendo en alumnos de esa escuela de resistencia de alguien que llevaba cinco siglos haciéndolo.
Los que venían a salvar a las comunidades indígenas, fueron salvados por ellas."
[...]
"En el momento en que el pequeño grupo guerrillero hace contacto con los pueblos, hay un problema y una lucha. Yo tengo una verdad —yo, el grupo guerrillero—, y tú eres un ignorante, te voy a enseñar, te voy a adoctrinar, te voy a educar, te voy a formar. Error y derrota.
A la hora que se empieza a construir el puente del lenguaje, y empezamos a modificar nuestra forma de hablar, empezamos a modificar nuestra forma de pensarnos a nosotros mismos y de pensar el lugar que teníamos en un proceso: servir."
Aprendieron de y en las comunidades. Entre otras cosas, que era en el proceso mismo que se producían las mayores transformaciones. Así, a pesar del machismo tan extendido entre las comunidades indígenas, fueron las mujeres las que empujaron hacia lo que sería el levantamiento armado de 1994: "quienes empezaron a empujar: hay que hacer algo, ya no, y ya basta, fueron las mujeres, que veían morir a sus hijos y a sus hijas."
Continúa Marcos:
"Algo pasó en todo este proceso que quiero llamar la atención, que es: el cambio en la posición del EZLN respecto al problema del poder. Y esta definición frente al problema del poder es la que va a marcar de manera más honda la huella en el camino zapatista. Nosotros nos habíamos dado cuenta —y en el nosotros que digo, ya van incluidas las comunidades, no sólo el primer grupo—, nos habíamos dado cuenta que las soluciones, como todo en este mundo, se construyen desde abajo hacia arriba. Y toda nuestra propuesta anterior, y toda la propuesta de la izquierda ortodoxa, hasta entonces, era al revés, era: desde arriba se solucionan las cosas para abajo.
Este cambio de abajo para arriba significaba para nosotros no organizarnos, ni organizar a la gente para ir a votar, ni para ir a una marcha, ni para gritar, sino para sobrevivir y para convertir la resistencia en una escuela. Esto fue lo que hicieron los compañeros, no el EZLN original, aquel pequeño grupo, sino el EZLN ya con este componente indígena."
[...]
"Además de esta posición frente al poder, hay una característica esencial en el zapatismo [...]: la renuncia a hegemonizar y homogeneizar la sociedad. Nosotros no pretendemos un México zapatista, ni un mundo zapatista. No pretendemos que todos se hagan indígenas. Nosotros queremos un lugar, aquí, el nuestro, que nos dejen en paz, que no nos mande nadie. Eso es la libertad: que nosotros decidamos lo que queremos hacer."
La renovada apuesta zapatista fue el germen de algo diferente. De una manera de salirse de la senda prometeica del capitalismo occidental y sus ramificaciones socialistas, empapándose de formas de vida y de ver el mundo que el guión dominante había dado por desaparecidas. Lo cual no es lo mismo que la mera duplicación del antiguo esquema de sentido único pero de abajo hacia arriba, como muestra el cuestionamiento del machismo al interior de las propias comunidades indígenas. También sentó las bases de otra manera de cooperar: más respetuosa con el otro y quizás por ello más radical.
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El discurso del subcomandante, pronunciado en agosto de 2008, no sólo resume muy bien la evolución de su movimiento. Contiene también una acerada crítica a los "intermediarios" o "coyotes" de la solidaridad y su atracción por el poder. Pueden leerlo completo en:
Comentarios
Escrito por: Fransmestier.2008/11/10 22:09:58.022000 GMT+1
http://vestigis.wordpress.com
El Che y la izquierda marxista que representaban eran una expresión más de la modernidad y de la sociedad industrial occidental. Quizá se sintió como los protagonistas de "El corazón de las tinieblas" de Conrad, pero en lugar de capitalistas, comunistas.
Cuando estuvimos mi mujer y yo en Tanzania, nos llamó la atención la existencia de bloques de apartamentos de cemento en medio de paisajes tropicales. Era ridículo. Se trataba de una cooperación de la DDR con el régimen de Nyerere.
De ahí el valor de actitudes como la del Subcomandante Marcos y otras, dado que hemos creado un mundo a imagen y semejanza de Occidente, con tiralíneas, y el mundo y la gente que lo habita son más que eso. Así nos luce el pelo en Afganistán, y en tantos otros sitios.
Escrito por: Alfonso.2008/11/11 16:47:34.333000 GMT+1
http://canalbruselas.blogspot.com
Menciono lo siguiente a título meramente ilustrativo:
Lo que el subcomandante Marcos dice en los párrafos que citas (proceder "de abajo a arriba") lo lleva defendiendo el anarquismo desde hace mas de dos siglos. P. Kropotkin ya hablaba en el S XIX de la tendencia natural al apoyo mutuo y la cooperación de los pueblos indígenas en su obra "El Apoyo Mutuo, un Factor de Evolución." En Chiapas ocurre algo muy parecido a lo que se dió en muchas colectividades españolas durante la Guerra Civil.
Esperemos que ellos tengan más suerte.
Escrito por: Izaam.2008/11/12 20:32:23.614000 GMT+1
Saludos
Escrito por: Samuel.2008/11/13 00:09:29.534000 GMT+1
www.javierortiz.net/voz/samuel
Yo no conozco a ningún anarquista que dispute la patente del experimento zapatista. Por mi parte, me limito a indicar que la idea señalada por el subcomandante Marcos ya la trató Kropotkin hará ciento y pico años (doscientos años es mucho tiempo, me pasé en mi anterior comentario) Los hechos son los hechos.
Seguro que también hay influencias marxistas en el EZLN; ¡Si las hay en el propio anarquismo! El mismo Kropotkin, al igual que el resto de los llamados comunistas libertarios, estaban muy influidos en sus concepciones económicas por el materialismo histórico. Pero no en ése punto, creo yo.
Por lo demás, tan obsoleta me parece la disputa Marx-Bakunin como esa supuesta disputa Anarquistas-Marxistas por la vida y obra del EZLN. No descarto que cuando el subcomandante pide que les dejen en paz se refiera también a quienes intentan colgarse la medalla de sus logros (de todo el EZLN) sin haber pisado Chiapas en su vida.
P.D._Muy buen artículo, a todo esto XD
Escrito por: Izaam.2008/11/13 16:02:56.691000 GMT+1
Escrito por: Samuel.2008/11/13 16:26:39.017000 GMT+1
www.javierortiz.net/voz/samuel
Llevaba bastante tiempo sin leerte (escasez de tiempo). Supongo que no habrás añorado mi disidencia en algunas cuestiones.
Esta vez me limitare a felicitarte por otro interesante articulo.
Un saludo,
Dados.
Escrito por: Dados.2008/11/23 15:34:14.881000 GMT+1