La editorial argentina Mardulce recientemente publicó un libro titulado "Preservar y compartir: bienes comunes y movimientos sociales". Contiene una entrevista que Michael Hardt realizó al periodista uruguayo Raúl Zibechi en 2012 para la revista South Atlantic Quarterly , complementado con algunos artículos de ambos autores.
El libro no ha llegado todavía a Europa y no he podido hacerme con uno, así que no puedo hacer una reseña del mismo. Según parece, Zibechi trata sus habituales temas de interés: las innovaciones organizativas de los movimientos durante las últimas décadas, la continua renovación de las prácticas indígenas, el papel de los gobiernos progresistas y su relación con los movimientos, así como el significado de la actual crisis global. Para Zibechi los próximos años serán cruciales para los movimientos antisistémicos sudamericanos en sus intentos por reafirmar su papel en la política de la región.
Raúl Zibechi reflexiona sobre el propio concepto de movimiento y sus limitaciones: "tanto los que están de un lado, del otro, o de ninguno, están en movimiento. Hay una tendencia a la movilización social, y sobre todo a la movilidad social, que es distinto, a personas que empiezan a ocupar lugares distintos", decía en otra entrevista a propósito del libro. "En el fondo, cuando la sociedad está muy "movida" (movilizada, moviéndose) los Estados pasan a un segundo plano." Visto desde el deprimido sur de Europa, es justamente su crítica a los Estados sudamericanos con gobiernos denominados progresistas, la que resulta más provocativa e interesante. La base de su crítica es el extractivismo, que para Zibechi constituye otra forma de acumulación por desposesión. La paradoja es que al mismo tiempo este modelo permite llevar a cabo importantes políticas sociales (que a menudo se asemejan a las que promueve el Banco Mundial). "No encuentro un análisis que me convenza de las características de los gobiernos progresistas comparados con los conservadores. Estructuralmente son lo mismo. Se dice que unos combaten con más fuerza la pobreza, y sería muy discutible. Porque si no tuvieran un ciclo tan alto de los precios de las commodities seguramente no podrían hacer las políticas sociales que están haciendo. Entonces los gobiernos funcionan de una manera muy parecida en unos países y otros." Una afirmación muy matizable, pero lo cierto es que el modelo extractivo se apoya en la continua apropiación de los bienes comunes. De la entrevista extraigo estas citas del libro: "En la medida en que el extractivismo, la apropiación de bienes comunes para convertirlos en mercancía, continúe como eje central del modelo económico no habrá forma de evitar la paulatina marginación de amplios sectores de la población""No hay extractivismo sin una estrategia del Estado para mitigar la pobreza. No por afán de justicia o filantropía, sino para evitar la protesta que genera el aumento de la pobreza causada precisamente por el extractivismo". Contra lo que sostienen otros analistas, el modelo extractivo, que al fin y al cabo se asienta en la financiarización del mundo, termina "desempoderando" a las capas populares.
Un buen y sintético repaso de Zibechi por la geografía latinoamericana es el que ofreció la revista argentina MU hace algunos meses (clicar abajo para poder leer). Vale la pena echar un vistazo a sus impresiones sobre países como Ecuador, Bolivia, Argentina o Venezuela, que se alejan de la perspectiva con la que se mira desde Europa (más pendiente de las críticas que hacen las derechas de los gobiernos de izquierda que de lo que hacen éstos).
En cuanto al entrevistador, Michael Hardt, conocemos su preocupación por el concepto de común, en tanto opuesto a lo público (que él entiende en sentido estricto como aquello regulado y controlado por el Estado) y lo privado. En esta conferencia realizada en la época en que entrevistó a Zibechi, Michael Hardt desarrolla y aclara lo ya expuesto en Commonwealth con Toni Negri.
El común para Michael Hardt implica una crítica de la propiedad, en el
sentido de monopolio de la decisión y un medio para limitar el acceso
(ya sea por el capital o por el Estado). Michael Hardt encuentra
problemáticas otras concepciones de los bienes comunes que según él
parten de una noción precapitalista de lo común, que o bien se
organizaría de manera espontánea o bien se basaría en formaciones sociales
preexistentes con sus relaciones jerárquicas. Hardt entiende el común no tanto como un recurso (un bien común, como el agua) sino como un proyecto político, organizativo, que busca asegurar la
autogestión colectiva y el acceso de todos. Un elemento central es el modo democrático de decisión, que es lo que ha permitido difuminar las diferencias entre los enfoques que provienen de la ecología política (basados en la escasez) y los que se basan en el trabajo inmaterial (no escasez). En un momento Michael Hardt enlaza con Raúl Zibechi y comenta las experiencias latinoamericanas: cabría apreciar allí un doble combate, con lo público frente a lo privado (o la gestión neoliberal) y simultáneamente con lo común frente a lo público (por ejemplo, contra los proyectos neoextractivistas). A partir de ahí discute las diferentes nociones de "derecho" en referencia al común, el "derecho al bien común". Para Hardt, entre los resultados más productivos del reciente ciclo de protestas es que se haya propuesto "un nuevo principio, que pueda servir de base para un proceso constituyente en torno al derecho al común y en particular la relación de la noción del común con las estructuras políticas."
2013/09/07 09:56:25.301000 GMT+2
Bienes comunes y movimientos sociales
Escrito por: Samuel.2013/09/07 09:56:25.301000 GMT+2
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