El gobierno alemán quiere aportar también su granito de arena a la escalada liberticida de los gobiernos europeos, bajo la etiqueta de la lucha antiterrorista,. No hace falta copiar a los anglosajones: al fin y al cabo el derecho público alemán ha tenido una influencia decisiva en el desarrollo de los ordenamientos jurídicos europeos continentales.
El ministro del Interior, Wolfgang Schäuble, se explaya en una entrevista en Der Spiegel. Desea cambiar la Constitución alemana para ampliar los límites legales de las actividades "antiterroristas" del Estado. El objetivo es poder llevar a cabo detenciones preventivas, recabar información por internet sin orden judicial, e incluso cometer asesinatos mal llamados "selectivos" (por definición, todo asesinato lo es). Para ganar adeptos a la causa, sugiere por ejemplo matar a Osama Bin Laden con un misil teledirigido, como hizo el gobierno ruso en 1996 con el presidente checheno Dzojar Dudayev. Para evitar problemas judiciales, tales actividades estarían amparadas por la Constitución reformada y por nuevas leyes. También defiende la cooperación de los servicios secretos alemanes con la CIA, dando a entender que le importa una higa el informe del Consejo de Europa sobre los "vuelos de la CIA".
Las campañas de Amnistía Internacional contra la pena de muerte van a tener que ponerse al día. Schäuble demuestra que se puede estar contra la pena de muerte y a favor del asesinato puro y simple.
El "globo sonda" ya ha causado revuelo en Alemania, y los socios de gobierno socialdemócratas se han apresurado a aclarar que son opiniones personales del ministro. Sin embargo, no hay que olvidar que el anterior ministro del interior, el socialdemócrata Otto Schilly, ya había insinuado algo similar, aunque no de forma tan explícita.
Retoma así el ministro lo peor de cierta tradición jurídica alemana, un "derecho penal del enemigo", que permite ejecuciones sin juicio ni imposición de penas, detenciones bajo jurisdicción exclusivamente policial, o la generalización del control policial de las comunicaciones telefónicas o de internet. Esta construcción legal de un "enemigo" contra el que poder aplicar la violencia estatal en su grado máximo, ha sido popularizada recientemente por el jurista Günter Jacob, pero fue el jurista y filósofo Carl Schmitt, consejero de Estado bajo el nazismo, quien desarrolló este concepto en su defensa del orden estatal hobbesiano.
El ministro insiste en justificar los cambios legislativos, ante la amenaza terrorista: "podemos ser golpeados en cualquier momento". Y se lamenta: "desgraciadamente, el público tiende a creer que no estamos amenazados".
Espero que no se le ocurra poner remedio a tanta inconsciencia.
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