2011/12/31 13:35:58.259000 GMT+1
Annus mirabilis
Hicimos historia, de la exposición Para Egipto con amor, de Hossam Hassam.
Termina el año del tsunami. Una ola gigante arrasó la costa japonesa y los humanos agravaron el desastre con su irresponsabilidad. Del Mediterráneo, en cambio, partieron potentes oleajes humanos que se llevaron por delante gobiernos y miedos. Las aguas siguen agitadas, pero no falta quien ya hace balance.
Para los cínicos y los derrotistas ilustrados, todo sabe a poco, y lo poco les parece sospechoso. Las revueltas, dicen, sin una izquierda organizada que dirija el proceso, al final no habrían producido otra cosa que un viraje conservador. Partidos islamistas llegaron al poder en Túnez y -con permiso del monarca- en Marruecos, tienen presencia en el Consejo Nacional de Transición (CNT) libio y están a punto de gobernar en un Egipto que sigue en manos de una junta militar cleptómana y feroz. En Libia la revuelta desembocó en guerra abierta con intervención extranjera y hoy los rebeldes victoriosos se muestran implacables con sus antiguos enemigos o quienes piensan que lo son. Los buitres revolotean en torno a una Siria donde los muertos por la represión se cuentan por miles. La monarquía de Baréin sigue en su sitio y en Yemen la salida del presidente Abdulá Salé no ha supuesto una ruptura; en ambos casos el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo -encabezado por Arabia Saudí- intenta dirigir las respectivas transiciones. Mientras, en Europa el neoliberalismo, desacreditado completamente en 2008, se resiste a morir y se embarca en una huida hacia adelante. Italia y Grecia tienen gobiernos tecnocráticos de intervención (en Grecia el gobierno incluye además un partido de extrema derecha), en Portugal los conservadores ganaron el parlamento y la presidencia mientras en España triunfó la derecha tras el derrumbe del partido en el poder. Por toda Europa los gobiernos, sean del color que sean, se aprestan a exprimir a la ciudadanía y a saquear los bienes públicos para satisfacer el apetito de las finanzas. El arte callejero egipcio se exhibe en los museos de las grandes metrópolis, y Telefónica se mofa de las asambleas en anuncios televisivos. El capitalismo sigue vivito y coleando, no hubo armagedón.
Y, sin embargo...
Tunecinos, egipcios y libios acabaron con dictaduras que duraron décadas, en el caso egipcio con ingente apoyo militar suministrado por la principal potencia del mundo. En Europa han tenido que grabar en la piedra constitucional los nuevos mandamientos del ajuste para contener la marejada constituyente, que en España se expresó con una fuerza inédita. En Estados Unidos el movimiento Occupy le dio una lección al generosamente financiado Tea Party. Y colorín, colorado, el cuento no se ha acabado.
No es la primera vez. La revolución inglesa de 1644 acabó en Cromwell y la restauración de 1660. Una década después de la revolución francesa de 1789 Napoleón Bonaparte daba el golpe del 18 de Brumario y 25 años después se producía una "restauración" monárquica. La gran revolución haitiana de 1791-1804, que liquidó la economía esclavista de plantación, pronto quedó sometida a la deuda externa. En Francia la revolución de 1848 acabó en otro golpe de estado con nombre de Bonaparte, en 1851. La Comuna de París acabó en sangre y fuego. La revolución bolchevique de 1917 derivó en diez años en el horror estalinista. Un mes después de mayo de 1968 la derecha arrasaba en las elecciones legislativas francesas. Por no hablar de la lista interminable de rebeliones, revoluciones fracasadas o salvajamente reprimidas, también en África, Asia, etc., etc.
Y, sin embargo...
Sin la revolución de 1644 no se habría aprobado la Bill of Rights. Sin 1789 no hubiera habido abolición de los privilegios. Sin la revolución negra de Haití el Imperio Británico no hubiera abolido primero la trata esclavista y luego la esclavitud. Sin la insurrección de la Comuna de 1871 la república francesa hubiera sido mucho menos democrática. Sin 1917 no se habría desarrollado el Estado del Bienestar en Europa occidental. Sin 1968 la vida de las mujeres, de los jóvenes, LGBT, habría sido mucho más dura. Etc., etc. Sin 2011 no habrá...
Las multitudes no se rebelan porque alguien lo diga, y lo hacen aunque no haya una solución de recambio predeterminada, lista para usar. No hay una idea a priori que deba aplicarse, y la única solución final es la que aporta el totalitarismo. Sigue vigente la cuestión de cómo las multitudes pueden imponer cambios radicales de orientación política, cambios que vayan liberando, que no se cierren en nuevas formas de opresión. Una pregunta para la que nunca podrá haber una respuesta definitiva, pero que no podemos dejar de afrontar. La solución alternativa es lo que vamos haciendo, una y otra vez, con todos los conflictos y riesgos. 2011 fue también el año de los milagros. No dejemos de hacerlos. Feliz año nuevo.
Escrito por: Samuel.2011/12/31 13:35:58.259000 GMT+1
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revolución
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Comentarios
Una abraçada
Escrito por: Marieta.2011/12/31 20:21:35.298000 GMT+1
Escrito por: Talio.2012/01/04 00:27:9.219000 GMT+1