Cuando el presidente francés Nicolas Sarkozy y la comisaria de relaciones exteriores Benita Ferrero Waldner negociaron con Libia la entrega de cinco enfermeras búlgaras y un médico palestino que habían sido previamente condenados a muerte, parecía que nadie se había acordado de la suerte de los miles de inmigrantes que se hacinan en centros de detención libios, en condiciones lamentables. Sólo en Misratah hay más de 600 demandantes de asilo eritreos. El siguiente mapa muestra la localización de los campos y centros de detención de inmigrantes "ilegales", algunos de los cuales han sido financiados por el gobierno italiano.
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Pero los gobiernos europeos sí que tienen en cuenta su situación. Eso sí, desde un punto de vista ajeno a cualquier consideración humanitaria.
Italia, Malta, y ahora parece que también España, impulsan acuerdos migratorios con la Jamahiriya. La Unión Europea ha intensificado sus relaciones con Libia, que ahora juega un papel fundamental en la represión de las personas migrantes en esa parte del Mediterráneo. Libia afirma contar con dos millones de extranjeros sobre su territorio (que entraron con la política de apertura de los años 90), dos tercios de los cuales sin permiso de residencia, para una población oficialmente "libia" de 5.5 millones de habitantes. Es probable que el número de extranjeros sea algo menor. Considerado un país de tránsito, Libia ha sabido jugar la carta migratoria en su intento por volver a la escena internacional, sabedor de que la UE está muy interesada en cooperar en esta materia.
Se externaliza así el trabajo sucio. Entre 2003 y 2006, Libia ha expulsado la friolera de 198.000 extranjeros, según datos oficiales. La agencia Frontex de la UE avanza la cifra, proporcionada por las autoridades libias, de 60.000 inmigrantes detenidos, la cual supera la población carcelaria en España, para un país que cuenta con una población (oficialmente libia) ocho veces menor. Desde principios de 2007, siguiendo la solicitud de los gobiernos europeos, Libia ha establecido un régimen de visado de entrada más restrictivo para los nacionales de otros países africanos, volviendo más incierta la situación de los cientos de miles de irregulares que actualmente viven en su territorio. La retórica panafricanista de Muammar Al Gaddafi ya no engaña a nadie.
Para más información sobre la situación de los inmigrantes en Libia, recomiendo echar un vistazo al informe elaborado por Fortress Europe, de la red Migreurop.
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