No habrá apelación en el caso del atentado cometido contra el vuelo Pan Am 103 cuando sobrevolaba la localidad de Lockerbie, Escocia, en diciembre de 1988. Tal vez sea ésta la consecuencia más importante de la polémica repatriación del único preso convicto por este caso, Abdelbaset Ali Mohamed Al Megrahi, ex agente de los servicios secretos libios. Al Megrahi renunció a la apelación antes de volver a su país. Una revisión seria del proceso llevado a cabo en Camp Zeist (Países Bajos) hubiera permitido confirmar si efectivamente en 2001 los jueces determinaron la responsabilidad penal de Al Megrahi "más allá de toda duda razonable". Lo que no hubiera podido demostrarse en esta revisión es la hipótesis alternativa de una conexión sirio-iraní tras el derribo del vuelo civil Iran flight 655 por el navío de guerra estadounidense USS Vincennes cinco meses antes. Por más plausible que sea esta versión de los hechos, carezco de elementos suficientes para inclinarme por una u otra opción, y no ignoro que si un día pudo ser conveniente incriminar a Libia, hoy Irán constituye un blanco preferente.
Lo que resulta bastante irritante es el revuelo y la indignación suscitados por el recibimiento triunfal de Al Megrahi a su llegada a Trípoli, sobre todo por parte de un gobierno estadounidense que en lo que llevamos de era Obama ha matado más gente en Pakistán con drones Predator que muertos hubo en Lockerbie (270). Se da a entender que si el gobierno libio hubiera actuado discretamente, como solicitó Gordon Brown en una carta, habría sido menos problemático admitir la repatriación de un preso con un cáncer terminal al que, según parece, le quedan meses de vida. Podríamos rescatar los tópicos acerca de la contención británica, la preocupación victoriana por las apariencias y la efusión árabe o mediterránea.
Un hecho confirmado es que Al Megrahi fue juzgado y condenado, y ha vivido los últimos ocho años en prisión, aunque sólo represente una parte de la pena. En virtud del acuerdo de compensación económica firmado entre Estados Unidos y Libia, cada familia estadounidense afectada ha recibido una indemnización de 10 millones de dólares. Pero, ¿qué pasó con el caso gemelo, el del derribo del Iran Flight 655?
No hace falta ser Noam Chomsky para percatarse del trato desigual que se ha dado a ambos incidentes. Con respecto al vuelo iraní 655 no se necesitan oscuras tramas entremezcladas de manera confusa. Tenemos otro hecho notorio y responsables reconocidos: el navío de guerra USS Vincennes lanzó, desde aguas jurisdiccionales iraníes, un misil de crucero teledirigido contra un avión civil iraní cuando sobrevolaba el espacio aéreo iraní. Murieron sus 290 pasajeros y tripulantes, la mayoría iraníes. Lo único que está en discusión es si el derribo fue deliberado (el ataque se produjo en plena crisis del Golfo al término de la guerra irano-iraquí) o si efectivamente los estadounidenses confundieron un avión civil con un avión de guerra F-14 Tomcat.
Sin embargo, nunca se procesó ni condenó al responsable directo del ataque, el capitán William C. Rogers III. Tras el derribo del vuelo iraní, Rogers continuó al mando del USS Vincennes unos meses más. En 1990, el presidente George H. W. Bush concedió a Rogers la medalla de la Legión del Mérito "por su conducta excepcional y meritoria en la realización de un destacado servicio como capitán... entre abril de 1987 y mayo de 1989." En los medios de comunicación occidentales, este reconocimiento no causó indignación alguna. Tampoco ahora.
El gobierno de Estados Unidos, como Libia, firmó en 1996 un acuerdo de compensación económica con el gobierno iraní, con el fin de evitar una sentencia condenatoria del Tribunal Internacional de La Haya. Pero la cifra en dólares fue substancialmente menor, aún descontando el efecto de la inflación. Si Libia pagó hasta diez millones de dólares por víctima estadounidense, EE UU entregó una media de 250.000 dólares por víctima iraní. La indignación es selectiva y se mide en dólares.
Comentarios
hubo hace unos días un artículo de Sampedro en el país (http://www.elpais.com/articulo/sociedad/maquinas/toman/control/elpepusoc/20090806elpepisoc_1/Tes) que lo trataba de refilón. Creo que el punto crucial del asunto finca en su autonomía. No se trata simplemente de armas telecomandadas y controladas a distancia, sino de armas que "deciden" por sí mismas la respuesta a una presunta amenaza. Quizás yo sea solamente un carcamal, pero me parece pesadillesco el nivel de abstracción que introduce en el ya de por sí siniestro mundo de la resolución armada de conflictos.
Escrito por: Alexandre.2009/08/26 17:54:38.373000 GMT+2
http://vestigis.wordpress.com
Escrito por: Samuel.2009/08/26 19:18:54.865000 GMT+2
www.javierortiz.net/voz/samuel