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2020/12/10 17:59:15.370598 GMT+1

Obama, redivivo

La reciente publicación de su tercer libro de carácter autobiográfico (A Promised Land, Una tierra prometida) ha puesto a Barack Obama en el primer plano de la actualidad estadounidense. Habiendo vendido más de 800.000 ejemplares en las primeras 24 horas, va camino de convertirse en el mayor éxito editorial de un expresidente norteamericano.

A sus 59 años, Obama está en la plenitud de sus capacidades políticas y el triunfo de Biden -que fue su vicepresidente entre 2009 y 2017- le ha vuelto a convertir en un foco de atención para la política estadounidense.

Con motivo de la publicación del libro, Obama ha concedido varias entrevistas de las que se pueden entresacar interesantes reflexiones.

Así, por ejemplo, al recordar la brutal oposición con que el partido Republicano acogió su nombramiento, dice: "Era como si mi presencia en la Casa Blanca hubiera disparado un pánico recóndito, una sensación de que se había perturbado el orden natural". Y lo atribuye a "una reacción emocional, casi visceral, a mi presidencia, que nada tenía que ver con diferencias políticas o ideológicas".

Con esas palabras Obama viene a describir, al fin y al cabo, esa adversa reacción de todas las castas dominantes instaladas en el poder, cuando un intruso, ajeno a ellas, escala hasta la cúspide, aunque lo haga del modo más democrático y legítimo posible.

Obama no olvidará tampoco el aspecto racial que tuvo su presidencia, recordando la campaña de desinformación de Trump y su equipo cuando hicieron correr el bulo de que no había nacido en EE.UU., por lo que su elección sería nula.

Tiene interés la respuesta que dio cuando fue preguntado por el bulo antes citado y por las falsedades difundidas en torno a su empeño por mejorar la sanidad pública: "Ahora que las teorías conspirativas están de moda ¿es vulnerable la verdad? ¿cómo puede defenderse la verdad?".

A lo que Obama contestó diciendo que la verdad es la verdad, aunque algunos piensen que la mentira les favorece. A veces tienen éxito, sobre todo en las redes sociales en las que uno confía en lo que le dice un amigo, un familiar o un medio que difunde justamente lo que se quiere oír. Además, no se suele hacer caso a los desmentidos publicados en un medio del que se tenga una opinión desfavorable.

Obama cree que esas "burbujas informativas" son engañosas y puntualiza: "Sin una base amplia de hechos compartidos, la democracia estará en una crisis constante". Y ante tal situación afirma: "No hay solución para esto. Las teorías conspirativas toman vida propia en la red y las plataformas todavía no saben cómo hacerles frente. Siempre van con retraso, intentando borrar la mentira después de que se ha propagado. Y si los que realmente saben y están informados no desmienten esas teorías, la gente no sabe qué pensar".

Para Obama, la responsabilidad por no disponer de una base común de hechos fiables recae sobre todos: los dirigentes políticos elegidos democráticamente, las empresas internáuticas, los medios de comunicación, los sistemas educativos y los ciudadanos en general.

Muchas cosas fueron reprochables durante la presidencia de Obama, como la proliferación de los ataques con drones y su presunta inoperancia frente al dictador sirio. Pero su vuelta al escenario político representa el regreso de un personaje político cerebral y culto, capaz de deliberar y de ejercer la autocrítica, ajeno a los escándalos (ningún miembro de sus equipos tuvo que dimitir) y que ejerció con dignidad las responsabilidades públicas. En realidad, Obama fue el auténtico "anti-Trump", confirmando el dicho popular de que "otro vendrá que bueno me hará".

Publicado en República de las ideas, el 10 de diciembre de 2020

Escrito por: alberto_piris.2020/12/10 17:59:15.370598 GMT+1
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