Se tiene al Parlamento británico como "la madre de todos los parlamentos" aunque, para empezar, habría que distinguir entre la Cámara de los Comunes -el verdadero parlamento, elegido democráticamente- y la Cámara de los Lores, que tiene muy poco de democrática y donde, para colmo, se sientan unos llamados "lores espirituales", asunto que quizá suscite cierta envidia entre algunos de nuestros obispos, tan dados a enredar en la cosa política, añorando a aquellos purpurados que fueron "procuradores" en las extintas Cortes Españolas.
Como la House of Commons viene funcionando sin interrupción desde el siglo XIV, ha depuesto a algún rey (Ricardo II) y ha ordenado la ejecución de otro por traición (Carlos I), se considera normalmente que sus credenciales democráticas son sólidas y de larga tradición. También se aprecia el hecho de que disfruta hoy en el palacio de Westminster de una atmósfera igualitaria, como se ve en los diarios televisados, donde los honorables miembros se sientan en íntima comunión de posaderas, sin apenas sitio para moverse y, desde luego, incapaces de poder hablar por el móvil, hacer crucigramas o sudokus, dar una cabezadita o pulsar la tecla del vecino a la hora de votar, como ocurre a veces en la Carrera de San Jerónimo.
Hasta resulta admirable para nosotros que un parlamentario pueda votar contra lo que propone el jefe de su partido y que necesite mantener contacto frecuente con los habitantes de la circunscripción por la que fue elegido, tomándose una cerveza en el pub local y charlando con las amas de casa, no solo en periodo preelectoral sino como parte de su actividad permanente.
Pero no es oro todo lo que reluce y la madre de todos los parlamentos se ha estremecido al publicarse los datos estadísticos de un órgano democrático donde son aplastante mayoría los hombres de raza blanca y de media edad, con lo que está muy lejos de ser un reflejo representativo de la población británica. Aún más. El semanario británico The Guardian Weekly acaba de publicar que el actual Parlamento incluye cinco parejas matrimoniales (hetero, por supuesto), dos pares de hermanas y uno de hermanos, ocho parlamentarios hijos o hijas de parlamentario, diez nietos de parlamentario y una variada macedonia de hijastros, sobrinos y sobrinas de ídem. Con lo que viene a demostrar que la política parlamentaria sigue siendo, para muchos, un asunto de familia. Y también de educación, pues 3/5 de los conservadores y 1/6 de los laboristas han sido educados en los carísimos centros de élite para las clases privilegiadas, los public schools, así denominados para mayor desconcierto del lector no avisado.
Pues eso. A la hora de admirar algo conviene observar a fondo lo presuntamente admirable. Porque no suele ser oro todo lo que reluce.
Comentarios
Lo de las 'public schools' necesita ese aviso que señala, sí. Otra curiosidad, más toponímica, es que al Canal de la (manga de mar) Mancha, en sus atlas y mapas se le llama 'English Channel'. Lo mismito es, vaya.
Saludos.
Escrito por: pakua.2010/02/01 02:32:6.085000 GMT+1