Ugrafías

Siempre me sonó un poco a camelo eso de la jornada de reflexión. Con los años, casi que peor, me suena a chufla. Si algo define la partitocracia que articula los hemiciclos por estos pagos, como por los vecinos, es la pletórica brillantez de la ausencia de reflexiones serias durante toda la campaña -esto es, durante los cuatro años de legislatura-, brillantez que es ya deslumbrante en las dos semanas anteriores al día de votos -es decir, cuando oficialmente los partidos 'entran en campaña'.

Por eso esta vez he querido saltarme el rito de 'pensarlo una vez más' en sábado. Pedí el voto por correo y así reflexioné con una semana de anticipo. Voté el lunes sin tener que atisbar ninguna urna. En el prospecto que acompaña el papeleteo no se contemplaba más causa que el no poder acercarse a la urna. Creo que eso incluye mi alergia al momento ese tan cívico como inocuo de ver la política a través de una ranura condonada.

En la circense -sí, circunscripción y circo también son familia- que me toca por costumbre, la de Barcelona, hay 32 opciones: 29 papeletas, el blanco -que también podría llamarse hueco-, el nulo, y la abstención.

De las 29 papeletas, seis tienen el pedigrí de correr sin obstáculos, amplificadas por la dinastización sistemática de la propaganda institucionalizada. Presumiblemente las seis tendrán su cacho y seguramente todos se verán vencedores, si no ante los otros, al menos ante las encuestas o ante los elementos.

Cinco más 'aspiran' a entrar en esa corte, a saber: el berluscónico infante (Laporta), el escindido reagrupador (Carretero), la yeyé expepé (Nebrera), el brazo poliplasta de Rosa Díez (Robles) y el xenófago lepenizante (Anglada). Súmese a tales quizases un ramillete de candidaturas colaterales, desde la antitaurina a la pirata pasando por la freak de la CORI y por varios puristas de la reincidencia, que completan la gama.

Y una radicalmente distinta: Des de Baix, la única candidatura que, tras reflexionar, consideré a la par digna y honesta. Formada por personas trabajadoras que animan más a moverse que a votar, y entre las cuales reconozco más de una decena de asiduas a las protestas y planteamientos que estos años han venido realizando distintas redes y asambleas con las que simpatizo. Y son protestas y planteamientos que el lunes 29 y el martes 30 y el miércoles 1 y en adelante, seguirán dándose, pese a quien pese, aunque sus votantes no pudiéramos llenar el Nou Camp -cuyo aforo equivale aproximadamente al mínimo necesario para entrar en el Parlament.

Las encuestas dicen que no, que no hay opción a sentar en él a nadie que se considere radicalmente anticapitalista. Pero bueno, las encuestas son a las elecciones lo mismo que los precocinados a la gastronomía: conducen al resultado previsible y salpican con algún 'por si acaso' con una pinza 'de cero a equis' lo más mediatizable de los nuevos en la plaza. De hecho encuestas, figuraciones y, valga la redundancia, mercados, son la troika que realmente empuja a votar a quienes luego serán 'invitados' a contemplar, cuatro años más, la feria de irreflexiones, corrupciones y desencantos a las que el sistema, el bendito y profiláctico sistema, nos conduce y reconduce con su cíclico especular.

¿Una reflexión? Pues que contra Mas a lo mejor somos más que contra el tripartito. En el día a día y en movimiento. En otras palabras: "No hay mal que por bien no venga", como dijo el anterior.

P.D.: ¿Y otra? ¡Que a la porra!
¿La mía? uno del pulga y otro del guaje.
A ver.