Ugrafías

Nunca se publicó "La importancia de llamarse Emilio", de Oscar Rousseau y Jean-Jacques Wilde. Bueno, ni siquiera fue escrito. No es más que un machembrado de dos obras y dos autores, que por eliminación puede, quien tiene eso que da en llamarse cultura general, deducir. Honestamente, más que para hablar de moral o de educación, esta entrada es para enfilar el asunto del tal Emilio de la maza.

La polémica está servida: que si '¡Con dos cojones!' y que si 'Ojo por ojo', etc. Parece ser que la imagen de los mazazos, seguida de la mansedumbre ante la policía, es una 'casualidad'. No sé, no creo yo en espontaneidades cuando hay tanta cámara mediante. Y bueno, ni aunque fuera realmente un 'arranque'. Lo inadmisible es que se venda luego el 'episodio visceral' como si fuera una 'heroicidad nacional'. Se oyen comentarios exculpatorios por doquier. Incluso entre quienes se tienen y hasta se pueden tener por gente de izquierdas no propensa a patrioterismos.

Vayamos por partes. Primero, la estrictamente legal. Si en Euskadi se contempla la violencia callejera como punible ¿a cuenta de qué atenuante este 'cojonudo' muchacho tiene que ser menos 'punido' que un revoltoso batasuno? De hecho, deberían en rigor condenarlo como tal. O como igual. Porque a ver, si se está por la paz, no se puede estar por la maza. Ni siendo hijo de socialista ni siendo bisnieto de jeltzale, coño.

Segundo, la causa. Minúscula. Porque vale, unos eta-militarras mierdosos le han jodido la vivienda. Pero a ver ¿es el único ciudadano que tiene que bregar con aseguradoras de pisos o qué? Imaginemos por un segundo que alguien, a quien el casero no le arregla ni a la de tres una gotera, un día lluvioso se le joroban por ello tres muebles y cuatro electrodomésticos y cinco incunables de la colección de lo que sea. Imaginemos que el afectado cogiera una maza y al día siguiente se liara a mamporros en la inmobiliaria o directamente en el bungalow del propietario. Rabia da, sí , conozco más de un caso, sí, pero claro, pero aún así... pues no.

Tercero, la prédica. Con el ejemplo, se suele decir. Pues bien, la desobediencia civil, las plataformas ciudadanas, la resistencia pasiva mientras te arrastran o te apalean son maneras no sólo lícitas, sino ejemplares y desde luego, se necesita mucho más valor para enfrentarse sin más armas que las razones que para 'sentar coño' pistola en mano o para darle a la maza con luz y taquígrafos afectos al mazista.

Y cuarto, las consecuencias. Exilio presuntamente obligado y vuelta al himno al soldado en la concentración 'defensiva' de los que comulgan con otros cenutrios que posiblemente obligan a tal exilio. Victimismo en ambos casos. Y en fin, por más que entienda tanto al 'exaltado' como a los 'excluídos', quisiera ver un poco más de imaginación. En el Emilio del 'mecagüendios', difícil. Además ya da igual, pues por más que imagine, la foto ya la ha servido y ahora es de la prensa de la que es. En los de D3M, difícil también. Pero tendrá que llegar el día, supongo, en que también se manifiesten contra los de la maza organizada y criminalmente aún armada.

Y cojones, pues ya digo, los del cuarto toro osbórnico que va al suelo en El Bruc...



Se distinguen, ciertamente.
Será que son de otro tipo de cojones. O serán pimientos, mejor.

Ay, Emilio, Emilio... Este Gutierrez el 'macizo' noticioso, pero cuántas cosas podrían decirse de otros Emilios mazócratas de toda la vida que hay por ahí... Pero bueno, hoy no hablaremos del as de oros. Eso otro día, si se tercia. Hoy el palo era el de bastos. Or so.