El primero de mayo es día festivo. Lo reivindicativo ha quedado en remojo, ahora que casi hay más distancia entre empleados y parados que entre las clases clásicas, pero eso es otra historia.
Copio aquí una cita sobre el origen de la palabra 'trabajo':
Tripalium (tres palos) es un vocablo del bajo latín del siglo VI de nuestra era, época en la cual los reos eran atados al tripalium, una especie de cepo formado por tres maderos cruzados donde quedaban inmovilizados mientras se les azotaba.
De tripalium derivó tripaliare (torturar) y luego trebajo (esfuerzo, sufrimiento, sacrificio) que evolucionó hacia trabajo.
Es curioso que, de la misma manera que ahora vamos al "curro", entonces iban al "suplicio". Aunque en italiano se conservó el palabro positivo y animoso, "laboro", es decir labrar, elaborar, crear. Los argentinos también "laburan", en ese sentido.
Hoy por hoy tres palos, como las tres heridas de Miguel Hernández, vienen:
- la precariedad es la normalidad
- no hay proletarios, sólo consumidores
- importa más el crédito que el saldo
Trabajamos, luego cotizamos. Así tenemos ocios.
Descansan, luego especulan. Así tienen negocios.
Y todo el mundo feliz, y de fiesta, claro. No sea que decaiga.
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