Ugrafías

Le comentaba antesdeayer a mi amigo Osoitz que me entraban ganas de escribir sobre el estatuto de Plutón. Me responde que es un temazo (sic) y me empuja a hacerlo con tres preguntas que ya de por sí son un motivo de honda indefinición :

¿Tiene derecho de autodeterminación un lo-que-sea deshabitado? ¡Ay! ¿Podemos recoger firmas para que lo nombren estrella? ¡Ayayay! ¿Quedará económicamente aislado en la galaxia? Hala, 'jaté tú qué de cálculos habría que hacer.

Sea como sea, teniendo órbita excéntrica y haciendo sólo cuatro revoluciones alrededor del sol cada milenio, lo de Plutón es raro, vale. Pero tampoco tanto. Más raros se me hacen los anillos de Saturno, que enano no será, pero sí parece fumeta, el muy planeta.

Griego no sé. Aunque aprobé dos cursos no recuerdo de memoria ni siquiera su alfabeto. Lo que me tira de los pliegues es la etimología, eso ya no lo puedo disimular. Alunicé (sic) mucho cuando descubrí que el palabro planeta viene del griego planetes (más o menos), que significaba "errante"... ¡Y! Desde luego lo tenían claro: erramos y vagabundemos por el derroche de autovías lácteas que es un contento. Aluciné (sic bis) también cuando leí que el fisiólogo que bautizó al plancton (lo que comen peces y ballenas, a grosso modo), Viktor Hensen, también tiró del mismo étimo. Si no es ya que seamos polvo los seres humanos... si es que hasta la mismita y errante Tierra es polvillo, según se mire. Si se mira de lejos desde luego, y desde Plutón es de lejos con un plus de narices.

Y sigo con más griegos, pero no con yogures, sino con dioses. Pluto, hijo de Deméter, era el dios de las riquezas. De ahí lo de la plutocracia, que anda perdida entre los regímenes sepia (o quizás disimulada en los mercados financieros, más bien). En cambio Plutón, hijo de Cronos, era el dios de los infiernos y de los muertos, y dice mi Lexis 22 (enciclopedia de la que tengo que rajar algún día) que "recibió el imperio de las sombras"... ¡Acabáramos! Resulta que en los años treinta, cuando vieron el coso ese lejano, le pusieron un nombre divino para no desentonar con el resto de los planetas sistematizados, y ahora van y lo tratan de chiquitín, de poca cosa, de rebotado y casi que de planeta-puñeta. Suerte que a algunos dioses griegos ya los licenciamos, porque si no, el Plutón menospreciado se iba a mosquear y al igual nos enviaba un pifostio de agárrate que vienen elipses.

Total, y volviendo al tema del estatut... que lo importante es la financiación. Cuando era adolescente yo creía que en el 2000 ya habríamos terrificado y recalificado el planeta Marte, por lo menos. En cambio pensaba que esto de teclear para el ancho mundo en red (para las tres uvedobles, entendámonos) lo haría poco o nada, muy tarde y ya jubilado. Me equivoqué en las dos cosas. Resulta que ha sido mucho más rentable invertir en chips que en transbordadores espaciales.

Y claro, a eso se han ido plegando los científicos como buenos plutones verbeneros: a lo que dicta el Pluto amo, para variar.