Tiene su qué y tiene su cosa, lo de opinar y postular votos en sábado de reflexión. Echo un vistazo y compruebo que lo vengo haciendo a menudo. Aunque esta vez me parece muy claro que, salvando excepciones, la mayor parte de quienes pueden leer esto mañana ya tienen más que decidido el color que van a querer darle al hemiciclo. Morado, así en general. Aunque claro, lo que tiene ser una izquierda plural es que algunas pinceladas, la azul de Anova y En Marea, la roja de En Comú e ICV-EUiA o la naranja de Compromís, pueden salpicar ese morado que parece que remonta.
Se ha tratado de confluir pero al final la confluencia no ha sido más que parcial. Quizás el frente amplio debe esperar cuatro años más. En todo caso, es evidente que muchos de entre quienes mañana votaremos teóricamente por presidenciar a Iglesias, preferiríamos de presidente a Garzón. Pero ay, no se trata de quién vaya en cabeza, sino de los pies del ciempiés, también.
Parece que van a tener influencia distintas hostias. La más reciente, que me parece tan prefabricada como previsible, puede ayudar a darle al PP el tercio imprescindible (117 asientos) para bloquear cualquier cambio profundo de la Tarta Magna. Claro que quizás influyan más los cuatro años de hostiones que nos vienen dando a la mayoría diariamente los de la gaviota y el sobre.
Confluencias e influencias comparten de muy lejos etimología con las inflaciones y los flatos. Hay básicamente dos caminos para la flatulencia: por la boca el eructo y por el extremo contrario el pedo. Puede parecer una tontería pero ver crecer un bebé te lleva a ese tipo de reflexiones digamos que tan... naturales.
Y bien, el caso es que de este 20-D puede esperarse cualquier cosa. Esperemos que en el conjunto del Estado el desborde sea por donde debería y no por donde los oligarcas y los cortesanos quieren. Esperemos también que en Catalunya podamos ser incluso quienes más escaños consigamos, ya que esta vez en común podemos. Esperemos que esta vez los gases signifiquen que el pueblo hace una correcta digestión de ese horrendo plato que es un congreso de diputados con desfachatez absoluta. Esperemos y si después resulta que no todo sale bien, pues a apoyar en la trinchera de los ayuntamientos del cambio, que esa al menos tiene más de tres años por delante, y de hecho es la clave, desde abajo.
Salud y eso, no olvidemos y un sonrisón.
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