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2003/02/17

Pink Floyd. «The Final Cut»

Sony, 1983

Este disco estaba incluido en la sección de Discos desconocidos de grupos conocidos de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
Misterios de la naturaleza, todo el mundo dando la murga con el "Dark Side Of The Moon" y nadie dice nada del "Final Cut" de los Pink Floyd... ¿tiene alguien una explicación convincente?

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Ya que yo fui el que puse como ejemplo este disco en la explicación que encabeza esta sección, seré yo quien hable del "desconocido" disco de Pink Floyd. Es probable que los muy fanáticos del grupo lo conozcan de arriba abajo, pero el común de los mortales se quedaron en "The Wall" -los hay también que dicen eso de: "Ah, Pink Floyd, ese tío es muy bueno", pero eso ya es otro tema-.

Para mi este es el último disco de del grupo que empezó en una fiesta lisérgica que organizaron los Beatles. Después han perpetrado cositas bajo ese nombre -hasta con luces en el CD que, como todo el mundo sabe, es un síntoma inequívoco de calidad musical-, pero es increíble que un guitarrista magistral como Dave Gilmur no se dé cuenta del ridículo que está haciendo.

Ciñámonos a lo que es arte, y hablemos de este disco descarnado, angustioso, deprimente, rabioso, bello y obsesivo. A medio camino entre lo que hizo Waters en El Muro, y lo que luego ha lanzado en solitario (muy próximo a "Amused to Death"). Es lo que los pedantes suelen llamar un disco conceptual, y que traducido significa que las canciones tienen relación unas con otras, que se repiten trozos de melodía y versos a lo largo de todo el disco.

El disco está dedicado al padre de Waters, muerto en la Segunda Guerra Mundial y habla de la, por entonces actual, Guerra de la Malvinas -"especial" cariño el que profesa Marggie Thatcher-. El sonido en ocasiones peca de efectismo, con ruiditos muy del gusto del autor de "Wish You Were Here".

En general es un disco que engancha -yo pasé toda mi adolescencia escuchándolo casi a diario, ¡y así he salido!-, la voz de Water inquieta con los gritos agudos que emite como nadie, las letras son crípticas y, a la vez, aplicables a cualquiera que las escuche: "Y si te enseño mi lado oscuro / seguirías abrazándome esta noche. / Y si te abro mi corazón / y te muestro mi lado débil / qué harías / venderías la historia al Rolling Stone / te llevarías a los niños / y me dejarías solo..."; o - muy propio del adolescente que todavía parece ser en su música- los versos que dicen: "Hay un chaval que tiene una gran alucinación, / haciendo el amor a las chicas de las revistas / Él se pregunta si alguien podría amarle / o es sólo un sueño de locos".

Manuel Couceiro

Escrito por: Manuel Couceiro.2003/02/17
Etiquetas: inglaterra pink-floyd | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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