[Nuevos Medios, 2003]
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace pocos años de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
No todos los "clásicos" tienen que pasar la prueba del carbono 14. Aquí tienes unas cuantas pruebas.
Hay músicos que poseen una gran sensibilidad, y existen músicos que hacen gala de una envidiable inteligencia. Encontrar un cantante que cuente con ambas armas es difícil, hay que buscar con ahínco, remover bien entre los estantes, entre esos escaparates de cuerpos 10, tintes y sombras, pero no es imposible. Si no se posee ninguna de estas dos virtudes, lo normal es que resulte un milagro crear un gran disco. Otra cosa es venderlo. Para eso está el marketing, para convertir en agua milagrosa productos mediocres, banales, rimbombantes, pretenciosos, oscuros e incluso cutres. Las listas de éxitos y los top manta están llenos de ejemplos de todas estas máquinas defectuosas engrasadas para convertir en superventas cualquier zarandaja orquestada por largas y jugosas campañas publicitarias. ¿Que por qué salgo con esto para hablarles de un disco de Pedro Ruy-Blas? Pues porque me consta que detrás de este magnífico disco, lleno de sensibilidad, inteligencia y cosido por hilos híbridos de mil procedencias, no hay ninguna campaña de grandes dimensiones que lo dé a conocer al quizá injustamente llamado "gran público".
¿Por qué un ejercicio brillante de mestizaje cultural y musical debe permanecer oculto a ese público? Este modesto y pequeño altavoz, esta reseña está también condenada al selecto grupo de lectores que deambulen con mayor o menor hábito por el ramaje de esta página web. "De todo corazón", el nuevo disco de Ruy-Blas es eso, una especie de árbol de grandes ramas de las que cuelgan canciones que marcaron musicalmente a varias generaciones de españoles. Este madrileño las ha seleccionado con el cuidado de un restaurador y las ha bañado en jazz y blues antes de ponerlas sobre la mesa de los comensales. Para llevar a cabo este trabajo hay que tener esa sensibilidad y esa inteligencia a las que me refería al inicio. Y eso no está al alcance de cualquiera. Detenerse a escuchar estas canciones es una inversión que no tardará en convertirse en hábito. El Mediterráneo de Serrat es tratado por la voz y los arreglos de Ruy-Blas con tal respeto y cariño que cautiva y desarma a los ortodoxos seguidores del propio cantautor catalán. No cabe la menor objeción. No es una adaptación, sino un modo de entender y vivir la pasión por la música. Se nota, se evidencia un culto y una admiración sin límites por esa canción. Es una versión viva, contundente, idónea para escuchar en penumbra, en la intimidad. El piano de Horacio Icasto es el lujo de la soberbia, de una soberbia musical irrefrenable. El sonido de su piano es parte importante de este disco, muy importante. Y así, una tras otra, van sucediéndose esas páginas musicales reconstruidas con sencillez, con el cuidado de un arqueólogo, por más que ninguna de estas partituras esté muerta ni lleve tiempo en el olvido.
"Black is black", el gran éxito de Los Bravos, ha recibido en esta recreación de Ruy-Blas la inspiración del blues. ¡Con qué sencillez cautiva esta voz! "Sixteen tons" ha vivido en sus carnes desde su creación por parte de Merle Travis un sinfín de versiones (hasta nos vendieron la SEAT Trans con esta pegadiza canción). Ruy-Blas se ha acordado de ella. Alternando el inglés y el castellano, recrea la realidad de muchos trabajadores que hoy se dejan la piel por sueldos miserables: "I owe my soul to the company store", gime, canta el protagonista de esta historia convertida en bucle irremediable de nuestra vivencia laboral.
¡Y qué decir de La Puerta de Alcalá!, tratada con devoción y brillantez en una versión exquisita. La canción que popularizaron Ana Belén y Víctor Manuel figura en este disco con una interpretación que sobrecoge. De nuevo el piano de Icasto magnifica el sentimiento vocal de Ruy-Blas. "Mona Lisa" es prácticamente una fija de sus veladas en los clubes de jazz. Comenzó a cantarla siendo un crío. Ya entonces su piel musical comenzó a oscurecerse. No podía faltar en la selección de canciones que nos muestran una época de la historia musical de nuestro país. "Get On Your Knees", un éxito de Los Canarios (grupo del que formó parte Pedro Ruy-Blas sustituyendo al obligatoriamente militarizado Teddy Bautista) ha pasado también por la factoría Ruy-Blas.
"Amar y vivir", "Cuando la vi", "Eres diferente", "Alma, corazón y vida", "Tú, mi delirio" son otras de las canciones de este "De todo corazón", que muestra en el título la herramienta principal con la que se concibió y se dio vida a este nuevo trabajo de un ilustre. Un ilustre del jazz español que no le debe nada al marketing.
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