2004/05/21
Teatro Nuevo Apolo, Madrid Cast Recording, 1993
Este disco estaba incluido en la sección de Discos comerciales y, sin embargo... de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
Seamos sinceros, hay discos que se han hecho para que vendan millones, todo está pensado para que nos masajeen los oidos, todo es muy bonito... y, sin embargo, por una vez dan en el clavo.
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Hace ya varios años, la que por entonces era mi novia, hoy mi mujer, me invitó al teatro por primera vez. Íbamos a ver un musical llamado "Los Miserables". En su inicio, en escena aparecían unos hombres en una prisión cantando mientras realizaban trabajos forzosos. Pensé para mí: "Qué tía más rara; qué cosas le gustan". Siete años después, a ella es a quien tiene que agradecer Cameron Mackintosh, el productor, que haya comprado este musical en español, francés, inglés y alemán, y asistiera en tres ocasiones más a su representación en Madrid. Alain Boublil y Claude Michel Schönberg dieron vida, música y letra, a la historia basada en la novela de Víctor Hugo. Jean Valjean, Marius, Eponine, los Thenardier, Javert, todos, personajes que desfilan en la senda de una partitura que alcanza sus puntos culminantes en los gritos que reclaman la libertad.
Uno puede buscar este musical en más de diez idiomas. La versión francesa es muy buena. En España se editó un CD con una selección que presenta algunas carencias, pero con excepcionales voces - Pedro Ruy Blas, Carlos Marín, Gema Castaño, Connie Philp, Miguel del Arco, Margarita Marbán, Francisco La Hoz, por poner un ejemplo-. De la versión inglesa es sensacional la calidad de Colm Wilkinson en el papel de Jean Valjean.
Trece años después de su estreno, "Les Misérables" continúa siendo un musical impecable, llevado a más de cien ciudades y traducido a 18 idiomas. En sus personajes, en ese fondo oscuro en el que ondea una bandera roja, se advierte también la desigual batalla entre los idealistas y los tiranos. Las cadenas de la libertad siguen estando presentes.
Juanjo Talavante
Escrito por: Juanjo Talavante.2004/05/21
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2004/05/20
Six Degrees Records, 1999
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de recopilación de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
Seguro que te has sentido alguna vez atraído por una música de la que no conocías nada. Habías oído algo de música brasileña, o de jazz, o de música griega, pero no sabías por donde empezar. Aquí hay algunas sugerencias para encontrar esa puerta, sólo tienes que empujarla y entrar... estás en tu casa.
¿Qué diablos es esto? ¿Es música tradicional? ¿New Age? ¿Sinfónica? Depende de los cortes de la antología: cada uno parece conducirnos por un camino diferente, aunque al final siempre nos deje en el mismo paraje, envuelto en brumas de evocación, de placidez y de nostalgia. Es, en cualquier caso, música escandinava de alto nivel, que demuestra que por allí arriba se están haciendo cosas muy serias. A destacar -por destacar algo: todo el disco se mantiene a un excelente nivel- el Viimesen Kerran de Loituma, el Minne, de Sanna Kurki-Suonio, el Fallande Angel, de Dan Gisen Malmquist, con guitarra a lo Ry Cooder, y el muy romántico Cantabile, de Annbjorg Lien, de aire extrañamente celta. Magnífico.
Javier Ortiz
Escrito por: Javier Ortiz.2004/05/20
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2004/04/18
Fine Lives Recordings from SUMO, 1997
Este disco estaba incluido en la sección de Discos difíciles de encontrar de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
Nada, que no hay manera. Llevas años buscándolo, lo tienes en una cinta inaudible que proteges más que a tu vida... y no encuentras el CD por ningún lado. Aquí verás que no eres el único. Pero al final aparece, seguro.
Encontré este disco hace dos años. Era una extraña mañana soleada de finales de octubre y estaba en una de las ciudades más bellas de cuantas he conocido: Estocolmo. Tras varios días de andar sin rumbo y sin descanso (siempre que el tedioso congreso de telecomunicaciones al que asistía me lo permitía... y que me perdone Sampedro por la vulgaridad de tener un congreso en Estocolmo); decía que, andando por las calles, los bosques y los canales de esa maravillosa ciudad, me metí en una pequeñísima tienda de discos que había en la Ciudad Vieja (Gamla Stad, en sueco). Sin mucha esperanza acometí con uno de los rituales que vengo haciendo desde hace años cuando visito un país extranjero: pregunté por algún disco raro de Van Morrison. Tras unos momentos de duda -de duda por mi parte, el otro como era sueco igual no dudaba, simplemente es que tras una pregunta su rutina era esperar un minuto- el hombre me respondió con un comentario que a mi me resulto irónico, pero me temo que era nada más que para dejar constancia, dijo: This could be interesting. Con el mismo escepticismo lo miré y, sin que me temblaran mucho las piernas ante lo que estaba viendo, pregunté el precio del disco que 'podría ser interesante'. El precio no lo recuerdo, pero a fe que era interesante, una gira del 97, poco antes de sacar, para mi, uno de sus mejores discos: The Healing Game.
Hay pocas copias, yo tengo una numerada con el número 8 (supongo que será esa la numeración, claro que todo puede ser que yo tenga el ocho de cien mil, pero me hace ilusión). Está grabado -magníficamente grabado- en Belfast, en el Waterfront Hall y se le nota que juega en casa. Impecable, llevaba entonces la mejor banda que le ha acompañado: la voz femenina de mister Brian Kennedy; el chirrío mágico del saxofón de Pee Wee Ellis; el duro y marcial bajo de Nicky Scott y la dirección del maestro de ceremonias Georgie Fame (sólo Van Morrison puede tener a este monstruo en su banda y no ponerlo en letras más grandes que la suya).
Coincidía que aquella tarde volvía a casa, y 'coincidía' que la SAS retrasó el vuelo sus cuatro horas de rigor (en el tema de la puntualidad las líneas aéreas no entienden de patrias). Recuerdo que nada más sentarme en la terraza del aeropuerto puse el disco y las cuatro horas se me pasaron en un absoluto suspiro. Miraba el claro del bosque por donde aterrizaban los aviones y oía historias que me decían: "Cuando nadie me pisoteé los sueños, habrá días así / Cuando la gente entienda lo que quiero decir, habrá días así / Cuando no necesites una respuesta, habrá días así / Cuando nadie tenga prisa... / Cuando no necesites preocuparte... Mi madre me dijo que habrá días así". Esos días los habrá siempre que escuchemos algo como yo escuché aquel día este disco.
Sólo hay un 'pero' en el disco. Tras 50 minutos de magia, y me temo que para rellenar, el tal Sumo que lo grabó, metió de rondón una pésima grabación hecha en Oslo en el 94, en la que sólo reconozco a Georgie Fame, el resto de lo que suena podía ser tanto Van Morrison como El Chaval de la Peca. Nada que objetar, el CD siempre se puede acabar con el buen sabor de boca que dejan los últimos acordes de Burning Ground.
Manuel Couceiro
Escrito por: Manuel Couceiro.2004/04/18
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2004/03/24
Reciever Records, 1989
Este disco estaba incluido en la sección de Discos desconocidos de grupos conocidos de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
Misterios de la naturaleza, todo el mundo dando la murga con el "Dark Side Of The Moon" y nadie dice nada del "Final Cut" de los Pink Floyd... ¿tiene alguien una explicación convincente?
Album en Spotify
Colección compuesta por diez canciones de la musa actual de la música electrónica, Madonna, en las cuales descubrimos un incipiente gusto por los ritmos pop y funk de las años 80.
En compañía de una banda musical y no al frente de la misma, sino como corista, batería y guitarra, resulta curioso destacar como, a través de pequeñas colaboraciones en coros y solos de corta duración, esta gran artista consigue desviar toda la atención del grupo en su persona, siendo claramente el móvil de canciones como "Wild Dancing" or "Time to Dance", cuya sencillez y encanto reside en el descubrimiento de una clara intención: el nacimiento de un carácter musical rebelde que comenzaba a abrirse paso a través de unas de sus primeras composiciones musicales.
M. Sonia Vázquez
Escrito por: M. Sonia Vázquez.2004/03/24
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2004/03/19
BMG España, 2000 (3 CDs)
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de recopilación de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
Seguro que te has sentido alguna vez atraído por una música de la que no conocías nada. Habías oído algo de música brasileña, o de jazz, o de música griega, pero no sabías por donde empezar. Aquí hay algunas sugerencias para encontrar esa puerta, sólo tienes que empujarla y entrar... estás en tu casa.
Sucede que en ocasiones vamos cercando una música sin saberlo. Vamos escuchando otras músicas, otras voces, y llega un momento, con los oídos ya maduros, que la música que nos aguardaba regresa con toda su belleza, con todo su significado. Escuchamos, por ejemplo, a Amalia Rodrígues cantando fados, o a Carlos Cano con sus coplas. Tenemos entre nuestros más preciados tesoros la música de Caetano Veloso y los llantos del piano de Chano Domínguez. Vamos escuchando la, en principio, superficial música de un sabio profundo llamado Joaquín Sabina, y nos reímos de un tal Javier Ortiz porque le gusta la música mejicana.
Poco a poco, nuestros prejuicios van rompiéndose, y entran otros sones, otras melodías alejadas de nosotros, siempre presentadas por gente valiente como, por ejemplo, Martirio. O retornan canciones de Alberto Cortez que hace años nada nos decían y hoy pulsan partes interiores de nuestro cerebro. También está, cómo no, Serrat, siempre él, nunca del todo abandonado y muchas veces redescubierto.
Y con todo ese bagaje, con toda esa vida encima, un día tomamos con reparos un disco y ahí está toda la síntesis, ahí está lo que llevábamos tiempo esquivando y a la vez buscando: un disco horriblemente presentado y con título de película televisiva, pero que en su interior guarda tres cedes a cada cual mejor, a cada cual más oído y a cada cual más sentido.
Haced la prueba y escuchadlo sin prejuicios, merece la pena.
Manuel Couceiro
Escrito por: Manuel Couceiro.2004/03/19
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2004/02/21
Nonesuch Records, EUA, 2003
WEA International
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace pocos años de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
No todos los "clásicos" tienen que pasar la prueba del carbono 14. Aquí tienes unas cuantas pruebas.
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El texto que sigue está tomado de la crítica realizada por Manolo Fernández, responsable del programa Toma Uno, que emite Radio 3, de RNE, todos los sábados y domingos de 7:00 a 8:00. Fernández es un gran experto en música country.
Dejo constancia de que el comentario está copiado de la página de M. Fernández en Internet (http://www.rtve.es/rne/r3/pr/toma1/toma1.htm) y que no ha sido expresamente escrito para esta página.
Grabado entre Nueva York y Nashville en el tiempo trascurrido desde febrero a junio de este 2003, "Stumble Into Grace" se convierte en la cuarta entrega de una saga discográfica iniciada con "Wrecking Ball", para seguir con "Spyboy" y "Red Dirt Girl". Sin embargo, en esta ocasión el disco tiene la brillantez de la que no gozaban los anteriores, incluso con una voz que ha dejado de ser un susurro para ganar algunos de los registros que la caracterizaron durante años. Es posible también que en el presente, Emmylou Harris haya hecho especialmente feliz a su mentor, Gram Parsons, con un trabajo tan humano como misterioso, cuando han pasado 28 años desde su debut en Reprise con aquel "Pieces Of The Sky", un trabajo elegante que significaba la continuación del que habían realizado juntos en "G.P." y, sobre todo, en "Grievous Angel".
Pero Emmylou Harris, que ha cumplido ya los 56 años, sigue la tendencia que les impulsó a casar el country con los ritmos contemporáneos y a explorar en los sonidos acústicos con toques de folk, a los que ahora incorpora elementos de lo que se llama world-music. "Stumble Into Grace" es una colección de canciones en las que Emmylou ha intervenido muy directamente, siendo autora de 10 de las 11 allí contenidas, en solitario o junto a alguno de sus buenos amigos. Tan solo el tradicional "Plaisir d'Amour", rescatado de la discografía de Joan Baez, no le es propio.
Dos temas tienen un importante contenido social: "Time In Babylon" (compuesta junto a Jill Cuniff de Luscious Jackson), y "Lost Unto This World". En el primer caso se critica a los diseñadores de moda y a la cultura de la televisión, mientras en el segundo escenifica el genocidio femenino a través de los tiempos pasando a ser, además, uno de los cortes más recomendables del resgistro.
Por otra parte, nadie discute que la canción más entrañable es "Strong Hand", dedicada a la memoria de June Carter, donde aparece su vieja amiga Linda Ronstadt como invitada y que se centra en lo que llama el milagro de dos almas que se encuentran. Julie Miller, las hermanas Kate y Anna McGarrigle, y Jane Siberry también han colaborado vocalmente en el proyecto, producido por Malcolm Burn, que también ha experimentado con algunos instrumentos, aunque no se ha perdido en este caso la esencia de la grabación.
Mucho tardó Emmylou en regalarnos sus propias composiciones y tuvo que ser su anterior álbum "Red Dirt Girl", publicado hace tres temporadas y premiado con un Grammy, el que pusiera de manifiesto la profundidad de su talento como autora de canciones. Después de haber trabajado con el productor Daniel Lanois en su disco de 1995 "Wrecking Ball" y tras la experiencia con Buddy Miller en "Spyboy" llegó Malcolm Burn, protegido de Lanois y que ya había tocado en el primero de la serie
En este nuevo trabajo Emmylou Harris se nos muestra frágil y delicada, pero existe la impresión de que han existido menos coacción para poder mostrarse. Con Burn se ha permitido mucha mayor libertad que con sus antecesores. "Jupiter Rising" es otro de esos momentos especialmente destacables, habiendo también partes oscuras como "O Evangeline", que parece entresacada del legendario "The Long Black Veil", pero también se deja mecer por los toques folkies de "Little Bird", con las hermanas McGarrigle de colaboradoras, y muestra una poética dignidad en "I Will Dream'', dando un peculiar tratamiento a la soledad en "Can You Hear Me Now", con Buddy Miller o Bernie Leadon en las guitarras, que la hacen sobresalir en un disco con mayor equilibrio y menos artificios que los anteriores.
Javier Ortiz
Escrito por: Javier Ortiz.2004/02/21
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2004/02/07
FonitCetra, Roma, CD 683. 1989
Este disco estaba incluido en la sección de Discos difíciles de encontrar de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
Nada, que no hay manera. Llevas años buscándolo, lo tienes en una cinta inaudible que proteges más que a tu vida... y no encuentras el CD por ningún lado. Aquí verás que no eres el único. Pero al final aparece, seguro.
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¡Ah, la música italiana! Los hay muy buenos, pero mi corazón estará siempre con Sergio Endrigo. ¿Que no lo conocéis? Si tenéis más de 40 años, claro que sí. Lo que pasa es que no lo sabéis. Él compuso La colomba, con letra de Alberti, que luego Serrat devolvió al castellano: "Se equivocó la paloma / se equivocaba...". Lo visteis probablemente también hace doscientos años en Eurovisión, cantando El arca de Noé: "Partirá, la nave partirá...". En los años 60 fue un mito de la canción romántica italiana.
Excelente compositor, dotado de una voz cálida y expresiva... y comunista.
En este disco, muchos años después, hace repaso de su propia desolación política, pero sin perder un ápice de su amor por el amor. A destacar el último corte, Inventario (¿por qué todos, cuando llegamos a cierta edad, nos ponemos a hacer inventarios?) y el muy irónico Se il primo maggio a Mosca (dedicado a un 1 de Mayo en Moscú tras el hundimiento del Muro: "...Y si la nieve en Moscú fuera el mar, ¡cuánto mar a navegar! / Y si el socialismo fuera sólo una flor en el pelo, ¡cuánto bravo jardinero, con la hoz y con el martillo!").
También su Ciao poeta, con Baden Powell, en una divertidísima mezcla de brasileño e italiano.
Javier Ortiz
Escrito por: Javier Ortiz.2004/02/07
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2004/02/02
Piranha, 1989
Este disco estaba incluido en la sección de Discos difíciles de encontrar de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
Nada, que no hay manera. Llevas años buscándolo, lo tienes en una cinta inaudible que proteges más que a tu vida... y no encuentras el CD por ningún lado. Aquí verás que no eres el único. Pero al final aparece, seguro.
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Imagino que la casa de discos Piranha es una independiente alemana con pocos medios, porque, entre otras cosas, por más que miro y remiro en la caja no encuentro el año de edición de este disco. En cierta ocasión, leí en la revista Ajoblanco (otra que se fue al carajo, aunque, la verdad, últimamente no le hacía ni caso) una crítica de un disco de un tal Ali Hassan Kuban, absolutamente desconocido para el menda. Aparte de que el crítico era de fiar y Manu Chao lo ponía por las nubes. Uno no sale de casa mucho, pero, bueno, en una visita a París, me metí en unos grandes almacenes musicales (cuyo nombre no voy a mencionar, que diría Rubén Blades) que hay en los Campos Elíseos. En su sección de músicas del mundo me encontré con este disco y otro titulado "Nubian magic" (Delabel, 1994). Cualquiera de los dos valen el dinero que cuestan (¿o es al revés?). De todas formas, la canción que abre el "From Nubia to Cairo" hace que me incline por éste: "Sukkar, sukkar, sukkar" es su título. Mi pésimo inglés no me deja demasiadas opciones, pero el cuadernillo del disco dice que la cultura nubia es un crisol de culturas: "Pharaonic, Roman, Byzantine, Arab, Mamluke, Osmanic, Ethiopian, Indian, East and West African cultures". Si fueran europeos, se diría de los nubios que son una nación sin estado. Bueno, el caso es que ellos están entre Egipto y Sudán. Cuando hicieron aquella "pequeña" presa de Assuan, pues nada, tuvieron que emigrar. Hablo de memoria, pero creo que hay cerca de un millón de nubios en El Cairo. Los/las nubios/as tienen fama de ser muy guapos. Ali Hassan Kuban es uno de los exponentes de la música nubia. Revoluciona la música tradicional de su país: guitarras eléctricas, bajos y guitarras con trompetas, saxofones y acordeones, sin olvidarnos de los instrumentos autóctonos. La música se te pega y ahí permanece. La sigues tarareando sin cesar. Para contactar con la casa de discos Piranha, ahí os va su web.
Mikel Iturria
Escrito por: Mikel Iturria.2004/02/02
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2004/01/30
Sugar Hill, EUA, 2003
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de hace pocos años de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
No todos los "clásicos" tienen que pasar la prueba del carbono 14. Aquí tienes unas cuantas pruebas.
Me encanta. Me encanta el disco, me encanta la idea, me encantan las canciones, me encantan las versiones, me encanta que gente tan valiosa y tan valorada se atreva a decir en voz alta al mundo entero -a cantar- lo que muchos llevamos decenios diciendo sin dejarnos amilanar por las risitas rijosas de tantos amiguetes: Dolly Parton es un pedazo de compositora, un pedazo de arreglista, un pedazo de intérprete y un pedazo de cerebro bien arreglado por ella misma, a fuerza de encarar la vida con un par de narices.
«¿Con un par de qué?», pregunta el gracioso.
De narices, digo. Y de tetas. Y de brazos, y de piernas, y de ojos.
He leído que la señora Parton tiene compuestas unas 3.000 canciones. No sé: la verdad es que, dicho así, parecen demasiadas. Yo tengo en mi discoteca varios centenares; de eso doy cuenta. Pero la cuestión no es de cantidad. Habría bastado con saber que es la autora del To Daddy, del que Emmylou Harris da emocionada cuenta en este homenaje, o del Coat of Many Colours, que se encargan de recrear Shania Twain y Alison Krauss, para reservarle un lugar de honor en el folk contemporáneo. ¡Qué prodigio de sensibilidad y de sabiduría! El personaje de esa madre que aguanta todos los desplantes y todo el cutrerío del zafio de su marido hasta que sus chavales se hacen mayores y se siente libre de escapar en busca de otra vida... ¡Toda una película en tres minutos! Como la historia del abrigo de retales hecho amorosamente por una madre pobre para una hija pobre, que la cría reivindica al cabo de los años con el mayor de los orgullos. Con un par.
Recuerdo muchas otras canciones que no están en este disco y que habrían podido incluirse con idénticos méritos. Propias o recreadas por ella. Su increíble Dark As A Dongeon. Y su fantástica versión de The Great Pretender, muchísimo más negra que la de The Platters. O su tiernísimo Deportee, de la mano de Woody Guthrie, homenaje a los muchos trabajadores mexicanos que dejan su vida emigrando a California. Y hasta su festiva versión del Help! de Lennon, que hizo las delicias del propio John.
Un disco estupendo. Como ella. Un homenaje a una gran mujer hecho por un grupo de grandes mujeres, desde las más jóvenes, como Norah Jones, hasta las ya francamente maduras, como la propia Harris, que es de mi quinta, aunque se conserve estupendamente, pasando por las de biografía terciada, como Sinéad O'Connor.
Bueno: para disfrute de feministas y literatos/as, incluyo la letra de To Daddy. Y no me falléis: comprad el disco. Yo me lo he bajado por Internet, pero en cuanto pase por una tienda que lo tenga, lo compro. Porque esta gente vive de eso.
To Daddy
Mama never seemed to miss the finer things in life
If she did, she never did say so to daddy
She never wanted to be more than mother and a wife
If she did, she never did say so to daddy
The only things that seemed to be important in her life
Was to make our house a home and make us happy
Mama never wanted anymore than what she had
If she did, she never did say so to daddy
He often left her all alone
She didn't mind the stayin' home
If she did, she never did say so to daddy
And she never missed the flowers
And the gifts he never gave her
If she did, she never did say so to daddy
Being took for granted was a thing that she accepted
And she didn't need those things to make her happy
She didn't even seem to notice
That he didn't kiss and hold her
If she did, she never did say so to daddy
One morning we awoke
Just to find the note
That mama carefully wrote
And left to daddy
And as he began to read it
Our ears could not believe it
The words that she had written there to daddy
She said our kids are old enough
And they don't need me very much
So I've gone in search for love I need so badly
I have needed you so long
But I just can't keep holdin' on
She never meant to come back home
If she did, she never did say so to daddy
Good-bye to daddy!
Javier Ortiz
Escrito por: Javier Ortiz.2004/01/30
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2004/01/20
Castle Music, Ltd. Pulse, PLS CD 148 © 2000
Este disco estaba incluido en la sección de Discos de recopilación de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
Seguro que te has sentido alguna vez atraído por una música de la que no conocías nada. Habías oído algo de música brasileña, o de jazz, o de música griega, pero no sabías por donde empezar. Aquí hay algunas sugerencias para encontrar esa puerta, sólo tienes que empujarla y entrar... estás en tu casa.
Excelente disco para acercarse al conocimiento del folk escocés. Aunque las antologías tienen inconvenientes, también presentan ventajas. La mayor, que te proporcionan una panorámica a partir de la cual puedes ir ya a lo que más te interesa. Lamentablemente para mi economía, a mí me interesan casi todos los que figuran en esta selección. Quizá, puestos a destacar, llamaría la atención sobre The McCalmans. No aparece en este disco el grupo más popular de la música escocesa, Capercaillie, que tiene el detalle de hacerte oír de vez en cuando cómo suena el gaélico escocés, cosa poco frecuente en los discos... y en las calles de Escocia. De Capercaillie es posible encontrar algunos discos en las buenas tiendas del ramo. Si tenéis ocasión, preguntad por un CD llamado Delirium (Survival Records, SURCD 015, BMG, 1991). Es excelente. Pero cualquier otro del grupo de Karen Matheson os puede valer muy bien.
Javier Ortiz
Escrito por: Javier Ortiz.2004/01/20
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