CHANDOS, 1993
Este disco estaba incluido en la sección de Discos difíciles de encontrar de la anterior página web de Javier Ortiz (2000-2005), cuya cabecera decía así:
Nada, que no hay manera. Llevas años buscándolo, lo tienes en una cinta inaudible que proteges más que a tu vida... y no encuentras el CD por ningún lado. Aquí verás que no eres el único. Pero al final aparece, seguro.
Este CD contiene dos obras de autores de esos que llaman "afro-americanos". En ambos se puede disfrutar de una mezcla de la música americana con la música clásica a la europea; así que si a uno le gusta George Gershwin, probablemente le guste William Grant Still. La orquesta está mucho más relajada, menos encorsetada que en la tradición clásica (y es que siempre se asoma el "swing").
Pero mi interés aquí es hablar de la suite "The River", de Duke Ellington. Bien conocido por su trabajo como compositor, director, arreglista e intérprete de jazz, Duke Ellington cultivó también la mal llamada "música culta" y produjo obras que se pueden calificar como impresionistas y son mucho menos conocidas.
Cuando un buen músico se pone a escribir sobre el agua, el resultado tiene que ser bello a la fuerza, y The River lo es. Lo conocí por un documental biográfico de la TV. Este trabajo lo desarrolló Ellington en colaboración con el coreógrafo Alvin Bailey, que preparaba un ballet sobre esta música. Lo fueron construyendo a través de bastante tiempo, a horas intempestivas; para ambientarse, Ellington escuchó toda la música clásica que encontró sobre el tema del agua. El resultado NO es algo fácil, previsible y "cristalino", lleno de tonos agudos, sino que conserva el espíritu rítmico de la música afroamericana.
Tras ver y escuchar sólo unos segundos de aquello en la televisión, empecé a buscar el disco. "Aquello" era el pasaje "The Lake". Además de la capacidad de evocación que tiene la música impresionista, en la que uno puede ver los meandros, el agua corriendo por los rápidos, los remansos, etc. etc., en este disco hay momentos verdaderamente hermosos, y que justifican la carrera de Duke Ellington aun sin tener en cuenta su actividad dentro del jazz.
Comentar