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2003/02/26 08:00:00 GMT+1

Vendedores de humo

Con toda su blanca palidez se quedó el presentador de Operación Triunfo cuando los triunfitos dieron el cante con el "No a la guerra", grito propio de estalinistas y otras especies en conserva, siempre a juicio de esos columnistas que dejan ríos de tinta en diarios y delirios de la derecha. Carlos Lozano, conductor -ahora se dice así- de la gala, está saboreando un buen momento profesional (ya comentamos aquí cuánto se embolsa por cada programa), pero el exceso de confianza le lleva a meter la pata en más de una ocasión. El pasado lunes confundió a Michael Jackson con Stevie Wonder. Y ya ni siquiera le vale la excusa de que los dos son negros. Esa misma noche decía con una sonrisa de oreja a oreja: «Quiero que toda España lleve en el móvil la canción de Beth en Eurovisión». Muy bien, pues que la regale la empresa promotora, o que Lozano se estire y se la envíe gratuitamente a todos esos españoles que gustan de consumir compulsivamente todo aquello que vomita la caja tonta. Claro que, bien pensado, cada uno se gana la vida vendiendo lo que puede... o lo que le dejan. ¡Ah!, quienes estén interesados en asistir a los conciertos de la Gira O.T., pueden comprar las entradas en "el Carrefour", el Lozano dixit.

Demasiado celo para quitar ceros. Éste podría ser el eslogan de TVE, capaz de ignorar manifestaciones multitudinarias o de joder el invento de los milagros, incluido el de la multiplicación de los panes y los peces. En lugar de multiplicar, dividen. Y así, se quedan tan anchos diciendo en sus telediarios que a la manifestación de Nunca Mais en Madrid asistieron varias decenas de miles de personas. Claro, cómo los van a contar, si los muy jodíos no se están quietos. Es la nueva forma de hacer información, es el nuevo estilo, inspirado por un renacimiento cultural popular. Si hoy hay libertad de prensa en España es gracias a Fraga. Él lo ha dicho, y como nunca se equivoca, pues será verdad. Hay una libertad ilimitada para perder un empleo por decir lo que uno piensa; hay una libertad aplastante para cerrarse las puertas de varios medios de comunicación por opinar lo que no se puede opinar, o por pretender informar de lo que no se puede informar; hay un verdadero derroche de libertad para visitar el INEM por desoír las amables recomendaciones del consejo editorial, los anunciantes o el director. Toda esta libertad se la debemos, entre otros, a Fraga y su particular modo de entender la democracia. Hoy les basta desplegar su armada invencible con propaganda a raudales para convertir la democracia en una tontocracia de toma pan y moja, en una democracia bajo el poder de las mentiras contadas a gritos y de forma repetitiva. La tele se encarga de lavar los cerebros. Nadie lava más blanco. Así es este detergente de intelectos.

Alguna vez he manifestado desde mi bañera con televisión incorporada que las series televisivas españolas carecen de ingenio. Abundan los guiones peregrinos, rancios, inverosímiles, cutres, malos de solemnidad. Da igual, siguen comprándolos; es más, algunos, como los de la serie de Ana Obregón, se van a llevar al cine. No es de extrañar, pues, que Antena 3 se pula a su cuerpo de bomberos superguays cuando apenas habían tenido tiempo de mostrar los músculos (ya lo advertí en mi crítica del 22 de enero, Impertinencias, o que TVE se pase por la piedra eso de Santa Rita, Santa Rita lo que se da no se quita, y entierre la serie "La vida de Rita". En cualquier caso, eso que ganan los telespectadores. La falta de ingenio en los guiones no obedece a la carestía de creadores inteligentes o con capacidad suficiente para escribir buenas obras, sino al empeño de los responsables en atocinar al personal con engendros audiovisuales repletos de estúpidas historias. Es un negocio rentable. Se idea -es un decir- un programa, se presenta, se vende, se graba, se embolsan la pasta, y si no gusta pan y ajos. Hay gente haciéndose millonaria a costa del talante espléndido de programadores y responsables irresponsables. Telecinco, por citar otro caso, retira de la parrilla «A corazón abierto», un macabro, indecente y chabacano subproducto con famosos presuntamente sorprendidos por grabaciones de cámara oculta. Son vendedores y compradores de humo. ¿Cuántas veces lo ha intentado con diferentes series Emilio Aragón, quien, por cierto, amenaza en un futuro no muy lejano con protagonizar -o intentarlo- otra serie? ¿Será la tercera edad de Javier, dejando de vivir solo para instalarse en un asilo de guionistas? ¿Quiénes deciden qué programas o series comprar? ¿Quiénes son esos lumbreras? ¿O es que cuando se compraron esas bazofias ellos estaban de pesca, cual Cascos redentor? En fin, que las cadenas privadas hagan lo que quieran, pero que TVE maneje con especial cuidado qué hace con las perras, que cuesta mucho ganarlas y, hasta la fecha, en la Declaración de la Renta no figura una casilla de donación voluntaria para el Ente público.

Y un apunte deportivo para finalizar por esta vez: prodigioso despliegue informativo el de Antena 3 con el baloncesto de la NBA, sí señor. En la sección deportiva del telediario, telenoticias o como quieran llamarlo, incluyen cada día tres jugaditas de la NBA. Ampliando horizontes, vamos. Eclecticismo sideral, sin duda. Nos despachan tres jugaditas en diez segundos, pero ni puñetera referencia a quién lidera cada división, qué jugadores lideran las estadísticas, nada, simplemente una pizca de NBA para refrescar a la audiencia del sopor del fútbol, al que se le han dedicado previamente diez minutos. Pues para eso... mejor repetirnos las interesantes y elocuentes declaraciones del futbolista de turno: «Sí, bueno, no sé, ¿no? El fútbol es así, tiene estas cosas. Todos lo sabemos y hay que seguir luchando, porque mientras hay vida hay esperanza, y ahora el balón no quiere entrar, pero mañana, quién sabe, ¿no? Hay que seguir entrenando para que el míster cuente con uno, ¿no?».

Lo dejo por hoy; acudo raudo y veloz al vídeo: sigo viendo una y otra vez a un tipo bajito y con bigote hablando junto a George W. Bush con acento tejano. Es una mezcla de Cantinflas y Marianico el corto, pero en versión subtitulada. Ni el peor de sus enemigos podría concebir una caricatura más jocosa. Me parece que éste, en caso de guerra, también recurrirá, como la Thatcher, a la Botella, pero de forma mayúscula.

Escrito por: Marat.2003/02/26 08:00:00 GMT+1
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