Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2003/10/01 08:00:00 GMT+2

¡Qué buen gusto!

La Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión de China ha prohibido la emisión de anuncios de determinados fármacos y productos de higiene femenina durante las horas del almuerzo y la comida. A los dirigentes del país oriental no les parecía conveniente que millones de chinos tuvieran que soportar las experiencias hemorroidales de sufridos compatriotas precisamente a la hora en que acostumbran a llevarse a la boca un arroz tres delicias de esos que quitan el hipo y las ganas de más revoluciones culturales.

Aquí, sin embargo, ya estamos acostumbrados. Y no exactamente a la revolución cultural, sino a padecer el escaso tacto de los anunciantes y esas cadenas complacientes siempre con el ring ring de la caja de ingresos.

Ahora, sea la hora que sea, Concha Velasco nos confiesa que lleva un protector para "esas gotitas" que aparecen de manera desconsiderada cuando no deben. La actriz abandona esa alegría ye-ye de antaño para inmiscuirse en un halo de aflicción, de vivencia pesarosa, de procesión y saeta sentida. La incontinencia urinaria está arruinando su jovialidad, y ella sólo ha hallado remedio en ese producto que aparece en escena a la hora del té. Que aunque no estemos en Inglaterra, alguien habrá que tome té, digo yo.

Sea la hora que sea, igual te plantan, sin quererlo ni beberlo, una dentadura postiza en un vaso con agua efervescente. Las cadenas no tienen el menor de los decoros en estos asuntos. Como todo vale para vender, pues se aprovechan y te pillan desprevenido. A traición.

¿Que te vas a comer ese trocito de aguacate con salsa tártara? Pues nada, compresa al canto. ¿Que te dispones a engullir un bocado de merluza a la bilbaína? Pues chúpate anuncio de plantillas Devorolor. ¿Que mamá se ha atrincherado en la cocina con papá para desarrollar una nueva receta del brazo de gitano que fabricó Arguiñano la pasada semana? Pues justo cuando vas a devorarlo, te calzan un anuncio de cremas para las almorranas.

Y no se trata de ser o no un escrupuloso mayúsculo, sino de imponer una cierta coherencia. Imagínense a ese pobre empleado de oficina de banca* que sufre a diario un montón de horas sentado detrás de una ventanilla. Bien, de acuerdo, no vale el ejemplo, porque si descontamos las horas de los varios desayunos, la cosa no es para tanto. Pero imaginemos, sin más, a un teleoperador - uno de esos empleos, por cierto, nacidos de la usura y el desprecio a la condición humana- sentado interminables horas sin poder siquiera acudir al aseo. Pues bien, supongamos que ese teleoperador sufre en silencio -que parece la única forma "oficial" autorizada de hacerlo- las hemorroides. ¿Qué gracia le hará a nuestro teleoperador contemplar en la tele esos remedios milagrosos cuando precisamente trata de distraerse y olvidar su padecer a la hora de la cena? Y para mayor inri, resulta que el paciente teleoperador ya ha probado sin éxito todos las pretendidas soluciones y pócimas que se agolpan en casa del boticario.

La televisión suele ser un cóctel irreverente. Es posible ver una información en la que se hace mención a la cifra de fallecidos en la carretera durante el último fin de semana, y a continuación, en la siguiente pausa publicitaria, asistir a la emisión de un anuncio de un vehículo que va escopetado por una carretera llena de curvas peligrosas a tropecientos por hora. Así de paradójico es este medio.

En China ya comen sin arrugarse el estómago ante ese televisor insolente que no solía respetar el ritual del almuerzo.

A ver si en España toman nota, y suman a esa iniciativa del país asiático la de negar espacio y tiempo a los políticos que sólo dicen tonterías.

¡Menuda criba! ¡Y qué buen gusto!

------------

* Mis respetos para los empleados de banca. Esta injusta apreciación, por cuanto tiene de generalización, ha sido fruto de un momento de obcecación: he pensado en los empleados de mi sucursal, que son de película de Fellini, lo juro.

Escrito por: Marat.2003/10/01 08:00:00 GMT+2
Etiquetas: | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)