Panamá es un epílogo burlón en el libro que presagia nuestro destino de impertinencias digeridas. Discretos eructos por lo bajini resumen el proceso de asimilación de los españoles con las corruptelas por tierra, mar y aire: el pasen y vean posmoderno que mantiene entretenidos al antropólogo y al teólogo. Mucho ruido y pocas nueces en la despensa patria, colosal agujero negro que engulle académicos besugos, merluzos y deslenguados, emperadores del machismo y del clasismo, percebes de una rue RAE cuya altanería es la pescadilla que se muerde la cola; gambas macarriles, arenques reaccionarios espetando bacaladas y enviando alcaldesas al puesto de pescado desde el sillón aterciopelado.
Si Panamá es un paraíso fiscal, España es el paraíso de los jetas crónicos, la tierra prometida para los mangantes de postín. España es la barra libre de la corrupción. Pero de la corrupción en plan bien, con el sello de la democracia ejemplar, del desarrollo y el paradigma del milagro económico, por mucho que Rato nos saliese rana, y entre tanto croar aún siga viviendo en nenúfares dorados.
Y mientras los vivos musitan, aquí les hacemos los homenajes a los muertos en un ejercicio de anacronismo funerario tan absurdo como banal. España es la epidermis de la sombra, el espejo deformante de la realidad edulcorada y coloreada. Aquí se habla bien de los muertos porque no tenemos presupuesto para mandar una corona. Aquí se vende la memoria de las cenizas al peso, porque el difunto ya no pestañea ni puede cagarse en los muertos de los fariseos, por mucho que habite ya en esos lares. Los trepas no cabrían en el arca de Noé, ni aunque le encargasen el diseño a Calatrava, que va de puente a puente y tira porque le lleva la corriente. Aquí.
Equilibristas de la indecencia perpetran sus escorzos con alevosía y nocturnidad, seguros de que cuando lleguen los focos, si llegan, será cuestión de pasar un calvario en versión amortiguada, reducida, porque ésta es la finca del todo vale y cuando la historia se pone impertinente la enterramos en una cuneta. Por el contrario, glorificamos a los matones en valles y paraísos terrenales y convertimos las jaulas de la tortura y la indignidad humana en mausoleos.
Panamá es un epílogo burlón y carnavalesco, pero ya ni siquiera nos queda Larra para darle un toque romántico al asunto. Porca miseria.
Comentarios
Si, soy un corrupto. Vivo en España, mi cuna, mi patria. Vivo bien con el Engaño, que es mi fiel compañero de vida. No acepto ningún reparto de mi riqueza. ¡Oh, qué riqueza, todos mis bienes materiales! Me importa un carajo el origen de mi riqueza,aunque haya venido de la sumisión y de la resignación de los pobres. Mi lógica me dice que la desigualdad es natural, propio de la Naturaleza, por lo que no pienso ceder ni un ápice parte de mi bienestar para el bienestar de los demás. Me importa un carajo las condiciones de vida de los demás. Yo vivo por mi y para mi, y nada más. Por ello, mi cuna, España, junto a otros territorios, es un lugar aceptable para realizar mis prácticas ciudadanas con mi compañero el Engaño. Así hemos sido durante muchos siglos, y, por ello, no debemos cambiar la tradición, pues nuestro estado vital desaparecería, y ello nos llevaría a la ruina vital.
Soy corrupto, y comprensivo, pero no acepto a todas aquellas ciudadanas y ciudadanos que a lo largo de la Historia de mi cuna han intentado cambiar la tradición corrupta de la sociedad española, han intentado innovar con malditos valores cívicos de responsabilidad y de justicia contra la tradición.¡No, no lo acepto!, y veo bien que fracasaran en sus intenciones. Los corruptos, con nuestros amigos los Engaños, somos los reyes de esta patria, y nadie que ose cambiarnos lo logrará. ¡Larga vida al engaño!
Escrito por: Juan.2016/04/05 18:44:52.852990 GMT+2
Marat, comparto tu buena crítica a este país en el que vivimos, a sus gentes, al estado general vivo del engaño, de la falacia, del desprecio hacia lo auténticamente cívico, humanista, colectivo. Es esta sociedad española la que durante muchos siglos se ha mantenido bajo esos valores despreciables. Nunca ha permitido la innovación, la transformación, el cambio radical, es decir de raíz, defendiendo un bien común y una justicia justa e igualitaria. España es un país que ha vivido con el engaño y la corrupción durante una larga vida. Pero..., ¿qué organización, qué valores, qué país necesitamos alternativamente al establecido actualmente? ¿Existe algún otro modelo vivo que podamos seguir, que podamos copiar y hacernos con su funcionamiento? A veces me da la sensación de que la pervivencia del estado de falsedad, de engaño y de corrupción es imposible cambiarlo, eliminarlo. En este sentido, debemos pensar en las causas del mismo. Soy consciente de que es difícil mantenerse limpio, fiel a unos principios vitales de humanismo, de dignidad humana, pero teniendo como referentes a Javier Ortiz y a Rafael Chirbes, creo que no es imposible, no es imposible vivir en este Sistema intransigente, de ladrones de todo, hasta del pensamiento, de la conciencia social de clase. ¡Maldito país en el que uno vive, pero continuemos con nuestras vidas!
Gracias Marat por ilustrar, y gracias a todos los que hacéis posible la supervivencia de esta web, esta ventana de la Ilustración, de la Vida.
Escrito por: Juan.2016/04/05 19:02:8.955661 GMT+2
Gracias por tus comentarios Juan. El "problema" español viene de lejos; son siglos de deficiencias y de ausencias. Probablemente, la solución, de existir, sea también una cuestión de siglos.
Escrito por: Marat.2016/04/06 13:39:58.528648 GMT+2