El País titula con muy mala leche: “El PP reúne en Madrid a 47.000 defensores de la Constitución”. Aznar se deja ver entre los curillas, los pijopatriotas, la gente bien y los de la España única e indivisible, una especie de caravana del amor, con la música de los Romeros de la Puebla sonando a todo volumen. Los organizadores del picnic dicen, sin embargo, que fueron 200.000. Poco importa. Lo mismo da, que da lo mismo. El fútbol es capaz de reunir a más gente. Hasta Gran Hermano tiene más poder de convocatoria.
Chemari Aznar camina como poseído, con los ojos irritados, insuflando de energías a los pancarteros populares. Uno repasa las últimas convocatorias de los naranjitos y se queda casi sin palabras: están contra el matrimonio entre homosexuales, contra la LOE, contra Carod, contra Maragall, contra Zapatero, contra el diálogo con los terroristas... Casi nada. Que si ZP va a aniquilar la Constitución, que si los socialistas van a desvertebrar España, que si los rojos van a quemar las iglesias, que si los progres no quieren que los niños den clases de religión en el colegio...
ETA avisa con pequeños artefactos mientras algunos portavoces de la derecha y otros profetas mienten como bellacos al decir que los terroristas no matan porque no pueden. Mienten, y lo saben. Matar es fácil. Y para un asesino, lo es aún mucho más. Con estas acciones, la banda terrorista simplemente enseña los dientes. Otras muchas veces ya mordió. Y puede seguir haciéndolo, aunque abunden los políticos y los periodistas que creen que ya no puede hacer sangre gracias a la efectividad de la lucha policial. Mienten, y lo saben. Pero ésta es, a fin de cuentas, una vieja historia. Y ya estamos tan acostumbrados a que se la traguen...
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