La tele de Marat

Anoche me metí en la bañera dispuesto a relajarme y distanciarme de la dureza de un día previo a la vuelta al curro. Allí estaba, despistado, pensativo, con el agua hasta el cuello y ganas de cerrar los ojos durante unos minutos.

 Un inocente patito de goma surcaba los glaciares de espuma. Era un extraño compañero (Ni soy un colgao,  ni me va el rollo David Lynch, ni fumo nada de nada; el patito se movía, palabra).   De repente, movido por una estúpida inercia, encendí el transistor que tengo en el baño. La música de Ben E. King sonó instantáneamente: "When the night has come...Stand By Me...Stand By Me". Y zas... empezó La Linterna. Había sintonizado la COPE. ¿Sería una señal divina? El pato dio un respingo.

Pero coño -me dije- a ver si me voy a electrocutar. Repuesto de la impresión, decidí asumir el riesgo. Creo que ya estoy vacunado;  aun así,  no me fiaba ni un pelo. El patito de goma, al poco, se había sumergido, presa,  seguramente, del terror. Y ahí estaba la voz salmódica de César Vidal. Era una voz como de curilla. De curilla flojo. De curita. De curita flojo. Como de curita renqueante y condescendiente, poco animoso. C.V.   leyó un largo texto introductorio, todo un génesis conceptual.  Cera al PSOE y caricias al PP, como era de esperar. A esas alturas, ni rastro del patito. Acojone mayúsculo de servidor y mal rollo. ¿Qué coño ha pasado con el patito?

 El tipo (a César Vidal me refiero, no al patito)  se lió formando un bucle escasamente melancólico. Creo que no se puede resultar más patético. Herrera Oria no pasaría de ser un pobre azucarillo al lado de este propagandista. El mensaje resultaba tan machacón como destartalado. Una de sus máximas gilipolleces ofrece una profunda idea de lo que se mueve en el andamiaje neuronal del ultracatólico presentador multiusos, encendido e hiperactivo firmalibros: "El PSOE ataca a los jueces que se oponen al terrorismo".

Ni que decir tiene lo mal que me sentó el baño. Si esa es la luz que arroja La Linterna, yo, sin duda, prefiero vivir entre tinieblas esperando la llegada del día del Jucio Final, donde, denlo por cierto, César Vidal tomará notas para publicar un nuevo libro.