Tengo algunos amigos brillantes. No son muchos, pero me alegro enormemente de haberlos conocido. Son capaces de hacer determinadas cosas de una manera excepcional, majestuosa. Tienen una facilidad fantástica para crear.
Observo y admiro su obra, lo que me acerca, siquiera sea momentánea y circunstancialmentee, al terreno del optimismo. Cada día me cuesta más conjugar el verbo admirar. Ellos hacen que no caiga en desuso.
Desgraciadamente, su brillantez no es lo único que tienen en común; cada uno en su disciplina sufre el desprecio del mercado. A veces, los he visto caminar a lo lejos, cabizbajos, aunque orgullosos, bajo una tímida lluvia, pensativos, recorriendo los pasajes vitales en los que soñaban con alcanzar grandes proezas. Curiosamente, ellos mismos decidieron separarse del camino que les conducía directo al éxito. No estaban dispuestos a traicionarse a sí mismos. No aceptaban esa definición del éxito.
Yo he perdido la cuenta de las veces en que me he sentido derrotado, contribuyendo a este penoso estado de las cosas, traicionando mis principios. Quizá fue precisamente su brillantez lo que les llevó a no pasar por el aro. Y estoy convencido de que por eso siguen caminando bajo la lluvia, empapándose, mientras yo les observo y admiro a lo lejos, pensando que por la mañama yo he vuelto a pasar por el aro.Y entonces prosigo mi camino, cabizbajo y sin una pizca de orgullo.
Comentarios
Salut! Oke
Escrito por: Oke.2006/03/11 11:19:58.913000 GMT+1