No me parece ni razonable ni justificable la inclusión de mensajes cortos enviados por los telespectadores desde los teléfonos móviles en la parte inferior de la pantalla del televisor. Es un práctica cada vez más habitual. Puede que constituya una importante fuente de ingresos para las cadenas, pero con ellos se permite el insulto de manera casi gratuita. Escribir una barbaridad y que aparezca ante millones de telespectadores apenas cuesta 1 euro. Además, el autor del seudomensaje se ampara en el anonimato.
Lo mínimo es exigir un filtro que elimine las descalificaciones y los mensajes más soeces.
Eso, si es que no hay ya un vigilante que mira a otro lado contando el dinero que entra en caja.
¿Y qué decir de la ortografía de los textos?
Hay una onomatopeya que viene muy bien al caso, pero les debo un respeto.
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