2004/04/07 08:00:00 GMT+2
Nadar en la nada
Miss Jaén fue finalmente proclamada Miss España. Telecinco ofreció, un año más, la retransmisión de un evento empalagoso donde los haya. Chicas sonrientes, ligeritas de ropa y con andares menos estables que un discurso de Acebes, opositaban en busca de una plaza en ese expositor absurdo y machista que garantiza la corona de la denominada con absoluta e inigualable estupidez "mujer más guapa de España" . La ceremonia reunió una vez más todas las simplezas imaginables. El discurso de la vencedora fue apabullante, rotundo: "Espero salir (sic) Miss España, contando con el apoyo de todos los españoles (sic). Y espero hacerlo lo más increíblemente posible, dejándome la piel si fuera necesario, para representar al país como se merece en el (sic) Miss Mundo. Y una cosilla cortilla (sic): si salgo (sic) Miss España os lo agradeceré a todos en el corazón, porque es el sueño de mi vida".
Las sonrisas falsas compitieron por un instante de gloria. Todo era pleitesía, bondad, jovialidad e inocencia. Después, tras conocerse la decisión del jurado, dio comienzo el verdadero desfile: el de las denuncias, los rencores, las envidias y las acusaciones.
¿Qué es lo que empuja a jóvenes de poco más de18 años -algunas incluso son menores de edad- a posar como floreros ante la mirada de unos supuestos expertos en belleza? ¿Cuántos millones mueve la entidad o empresa encargada de la organización? ¿Cuáles con las principales e inmediatas ventajas que se obtienen de este ñoño premio? ¿Por qué muchas de las galardonadas terminan relacionándose con futbolistas y empresarios sexagenarios de dudosa reputación?
Mientras rellenan el examen, déjenme que les diga que resultó graciosísima la lucha por ese premio que distinguía a Miss Simpatía: hizo falta incluso un desempate. Ideal, sublime, chachi, súper. Pero, ¿a qué esperan para crear también el premio de Miss Simpleza? Éste resultaría, sin duda, el más competido y emocionante.
Hablar por hablar
Hace algunas semanas, un gol del delantero del Espanyol Raúl Tamudo ante el Athletic Club de Bilbao provocó el siguiente comentario del ex-futbolista García Hernández en Telemadrid: "Yo no sé qué sería de este equipo sin Tamudo. Tamudo es para su equipo... como... como la Virgen". No dio más detalles. Ni aclaró tampoco quién desempañaba en el equipo de los periquitos el papel de San José. Ya puestos...
Un inmenso lunar
"No sé cómo puede dormir el señor Aznar", se preguntaba una telespectadora en el debate del programa Día a Día (Telecinco). Ésa es una de las preguntas del millón durante estos días. Yo también me lo pregunto, pero desde hace años. Las pesadillas quedan para quienes no se creen infalibles. En otras palabras: el coco no sueña con el coco.
Aznar abandona cabizbajo el poder, con un guión final que ha llenado de mierda -con perdón- sus últimos días al frente del Gobierno. Se creyó un salvapatrias, pero deja el país helado de miedo y aterrado ante una gran y nueva -para España, absolutamente nueva- amenaza. Su empeño -tan grande como su ceguera- en llevar a España a la absurda cruzada de Irak ha convertido a este país en un objetivo prioritario de los extremistas islámicos. Su responsabilidad no es sólo política. Tras el varapalo de las elecciones, insistió: "El mundo es ahora más seguro sin Sadam Husein". Esta desvergonzada afirmación, vomitada con 191 muertos, más de 1.400 heridos y cientos de miles de ciudadanos traumatizados, es de una irresponsabilidad ilimitada. Sirve para hacernos una idea nítida de la calaña de este personaje que ha pretendido caer persistentemente en la infalibilidad. Como su antecesor en la presidencia del Gobierno, aunque por motivos distintos, supone un lunar negro en nuestra historia. ¿Estamos los españoles condenados a ser gobernados por gente así?
Yo no sé cómo puede dormir Aznar, pero de lo que estoy seguro es de que las víctimas civiles iraquíes, como las de Afganistán, como las del 11-M de Madrid, duermen ya para siempre. Y esa es hoy nuestra gran pesadilla.
Escrito por: Marat.2004/04/07 08:00:00 GMT+2
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2004/04/01 08:00:00 GMT+2
Manuel Soriano es el nuevo director de Telemadrid. Y se ha notado. Su trayectoria profesional en los últimos años ha venido marcada por la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Primero, estuvo a sus órdenes como jefe de prensa del Ministerio de Educación, cuando la popular se responsabilizaba -es un decir- de esa cartera, y después, Soriano se hizo cargo de la jefatura de prensa del Senado, durante el tiempo en que la señora Aguirre presidió la Cámara Alta. El periodista ha vuelto a contar en esta ocasión con la confianza de doña Esperanza, y ocupa ya el despacho de la dirección de la televisión pública madrileña. En cierta forma, los desaparecidos Tamayo y Sáez tienen también su parte de responsabilidad en este desaguisado.
El nombramiento de Soriano fue polémico. Nada nuevo en estas lides, y, por supuesto, nada extraño, por irritante que resulte desde un punto de vista ético, en este zoológico de alimañas en que se ha convertido la política. Irritante, porque ese cargo debería requerir de su ocupante una independencia absoluta del poder ejecutivo. Pero me dejaré de utopías.
Hasta ahora el control de los medios de comunicación públicos por parte del gobierno de turno había producido una perversión adoctrinadora altamente rentable para éste. A más mentiras, cuantas más medias verdades, mayor alineación, mayor control hipnótico de los receptores. Sin embargo, la insuperable inutilidad del ministro del Interior, Ángel Acebes, en el manejo de la información tras el atentado del 11-M hizo saltar la banca. El desaparecido Acebes, el mudito Acebes -parece que sólo tiene cosas que decir en los saraos de su partido-, realizó un ejercicio de prestidigitación chapucera sin precedentes. El conejo asomó las orejas fuera de la chistera antes de tiempo, los naipes se le salieron de las mangas, y del truco de la caja, la chica y la sierra, mejor no hablar. Los estudiantes de comunicación política se van a hartar de estudiar la ineptitud de Acebes en tan triste fecha. Otros estudiantes, los de arte dramático, tienen material más que de sobra con la sombra andante en que se ha convertido José María Aznar desde entonces. Ha perdido crédito, especialmente, para muchos de los que se lo otorgaban. Y no me estoy refiriendo precisamente a su electorado.
Pero estaba yo presentándoles al señor Soriano, nuevo "encargado" de Telemadrid. El descaro de la presidenta de la Comunidad no conoce límites. Eso ya ha quedado patente. Este riachuelo de intereses partidistas tiene sus afluentes, y conviene tenerlos en cuenta. Entre los nombramientos que Manuel Soriano ha llevado a cabo como director de Telemadrid, ha llamado la atención el de Germán Yanke, convertido en director del telenoticias de las 20.30 h. Se trata de una decisión que aportará a la cadena pública, según contaba el propio Soriano en la páginas del diario El Mundo, "objetividad, pluralismo y análisis, sin prejuicios partidistas". ¡Ahí es nada!
No en un periódico, sino ante la Comisión de Control del Ente Público Radio Televisión Madrid de la Asamblea de Madrid, el máximo responsable de la televisión pública autonómica madrileña manifestaba lo siguiente: "Yo quiero hacer un buen informativo, a las 20,30, y quiero competir en abierto, como lo estoy haciendo de hecho, con unos criterios profesionales, exclusivamente profesionales, sin ninguna adherencia de subjetivismo, sin ninguna imposición de carácter ideológico. (...) Esa literatura del señor Yanke es un firme compromiso con la libertad, que es lo primero que yo creo que cualquier ciudadano debe apreciar respecto a la labor profesional de los periodistas. Germán Yanke tiene un compromiso -lo ha tenido a lo largo de toda su ya larga trayectoria-, y además es una persona activa, desde luego, en luchar por recuperar la libertad en aquella zona de España donde desgraciadamente no existe totalmente. Tiene un compromiso con la libertad, no sólo la de expresión, sino la mera libertad de vivir, la mera libertad de existir, de tener un empleo, de trabajar, de desenvolverse por la vida en un país libre. Germán Yanke está firmemente comprometido con la libertad, no puede ser motivo de descalificación precisamente por esa literatura que escribe".
Veamos hasta qué punto resulta coherente hablar de objetividad, pluralismo y análisis, y cómo es de aventurado excluir los prejuicios partidistas, revoloteando como revolotea el señor Yanke por la redacción de Telemadrid. Una de bravas para abrir boca; una degustación de la sagacidad literaria de Yanke para atemperar los rugidos intestinales: "Anasagasti es un fantoche", " Odón Elorza es un político cobarde y un alcalde tonto. Además, es un hombre ignorante"; "Si Madrazo es tonto, envuelto en una ikurriña se muestra, además, ridículo"; "Odón es un bobo contrastado"; "El PSOE está regido por una pandilla de incompetentes"; "El PNV ha perdido el sentido democrático y su único papel en la vida política es salirse con la suya, imponer la dictadura nacionalista tras heredar, con un programa mimético, el voto de Batasuna. Sus discursos son tercermundistas y absurdos"; "Arafat y los suyos son los enemigos de la paz y de la Hoja de Ruta. Son los que, lejos de querer terminar con los grupos terroristas, los defienden y los conducen".
¿Se ha abierto ya su apetito con estas perlas de objetividad, pluralismo y análisis sin prejuicios partidistas? Bien, pues vamos a por más raciones de sano periodismo y de libertad digital -o impresa- de la mano de don Germán: "El apoyo que tiene Ibarretxe viene de mamarrachos como los más de quinientos curas y frailes independentistas y antidemócratas"; "La única ‘solución' con el PNV es la final. Sí, la misma que la de los nazis"; "... indigencia intelectual de que hace gala IU"; "... diarrea mental que planea sobre IU"; "... cagalera intelectual de Egibar"; "... lo que el papanatas de Llamazares"; "Elorza, tipo de vieja tradición de imbecilidad"; "... la izquierda española es ultramontana"; "la gente del cine es poco de fiar"; "... comuno-fascismo imperante en el País Vasco"...
Vaya, he recabado demasiado pluralismo a la parrilla, y se me está repitiendo un tanto. Voy a los postres, con algunos títulos de sus columnas. Sí, de ésas que carecen de prejuicios partidistas: "El ignorante Atutxa"; "Madrazo, el nazi"; "La cara dura de Ibarretxe"; "Bobadas socialistas"...
Y antes de la partidita de mus, en compañía de los viejos amigos de la objetividad, el pluralismo y el análisis, sin prejuicios partidistas, me dispongo a solicitar el ineludible e inexcusable trío que conforman el café, la copa y el puro. Del PNV escribe: "Ya sabemos quiénes son sus amigos (ETA y Batasuna). Ya sabemos lo que quieren (la imposición violenta del nacionalismo). Dan vergüenza, pero aún más, dan asco". Un recuerdo más para su amigo Anasagasti, pero sin prejuicios, que conste: "Anasagasti, el fundamentalista, el integrista desorientado, debería ocuparse de esta ‘guerra'. Pero eso es lo que quiere, guerra. Y seguir haciendo el ridículo, que se le da muy bien". Un brindis por Egibar, para quien tiene también unas humildes notas: "... desvergüenza de este aldeano nacionalista". Y para ZP, un sorbito de ese pacharán dulzón en una columna de gran visión y previsión de futuro al más puro estilo rapelliano -la columna llevaba por título "El fin de Zapatero"-: "No tiene ni criterio ni puede controlar el partido".
Mientras llegan los compañeros de partida, me van a permitir un capricho. Lo que sigue a continuación ayuda poco al proceso digestivo, soy consciente, pero es de una riqueza artística infinita y merece la pena el esfuerzo de la lectura. Corría el 20 de mayo del pasado año cuando don Germán Yanke escribía la columna titulada "Estamos amenazados", de la que destaco este fragmento: "Insisten. Ayer quería pensar que era un lapsus, una exageración mitinera, pero insisten con el aval, además, de Felipe González. Para los dirigentes del PSOE la incertidumbre internacional, el odio del islamismo radical a Occidente y el terrorismo totalitario internacional comienzan hace unas semanas y todos los males se deben a la intervención aliada en Irak. Estaríamos ahora en peligro porque la liberación de Irak ha causado odio y lo que tenemos que hacer es separarnos claramente de los países que se han decidido a combatir el terrorismo para que no nos pase nada. Subrayo ‘los países' porque la mentirosa retórica antiguerra habla sólo de Estados Unidos y deja a un lado a la mayoría de los países europeos, que han tenido una posición coincidente con la española. Pero esto es lo de menos, porque lo importante es que la tesis socialista no es sólo absurda y demagógica, es también perversa e indignante".
Ahora, aparco la ironía y pregunto: "¿Puede de veras este periodista dirigir un telenoticias con objetividad, pluralismo y análisis, sin prejuicios partidistas? ¿Puede, teniendo en cuenta su aparición -llamada testimonial- en las listas del PP en Bilbao en las últimas elecciones municipales? ¿Puede, valorando su conferencia en la sede del PP de Bilbao, en la que realizó, según la página web del PP de Vizcaya, "un certero análisis de la actual situación política del País Vasco y de la propuesta soberanista y rupturista de Ibarretxe", seguida de "un interesante coloquio y de la firma de ejemplares de su libro: "Euskal Herria, año cero. La dictadura de Ibarretxe"?
¿Por qué no optan directamente por trasladar la sede de Telemadrid a la calle Génova y se dejan de milongas? Después, si el PSOE es capaz de darle la vuelta a la tortilla dentro de cuatro años en la Comunidad de Madrid, pues mudanza al canto, y a Ferraz. Pero sin tapujos.
Vaya, me he calentado y no me he dado cuenta de que habían llegado los amigos de don Germán para jugar a las cartas. Todos traen el último libro de monsieur Yanke, "Ser de derechas. Manifiesto para desmontar una leyenda negra". Aparece Amando de Miguel, que comparte con Yanke espacio en la Libertad Digital de Federico Jiménez Losantos -a su vez, compañero de faena de Yanke en la emisora de la Conferencia Episcopal, una emisora objetiva, plural y sin prejuicios partidistas, todo sea dicho-. Recientemente, el sociólogo de generosa barba ha escrito: "Pedro Jiménez me sugiere que me nombren asesor lingüístico de Telemadrid, ahora que empieza Germán Yanke a dar sus lecciones de buen periodismo. No me necesita de esa guisa, pues el de Bilbao, por unamuniano, es un enamorado de la lengua común de los españoles". Curiosa caricia. Curioso, también, que don Amando fuese uno de los "especialistas" llamados a filas en Telemadrid para opinar tras los atentados del 11-M.
También fue consultado por los servicios informativos de Telemadrid el pensador Gabriel Albiac, compañero de Yanke y de Jiménez Losantos en la COPE. Otro que desfiló por la mesa de informativos en tan trágicas fechas fue José Luis Gutiérrez, director de la revista Leer, que publica este mes, casualmente, una entrevista con Germán Yanke. Inma Castilla de Cortázar, compañera de Yanke en el Foro de Ermua, también contó, faltaría más, con su minuto de gloria en Telemadrid. Todo ello en una atmósfera de objetividad y pluralismo. A mí la escena me recordaba, salvando las distancias, el "Jardín de las Delicias", de El Bosco.
Germán Yanke pertenece a esa tierna especie de periodistas llamados a solucionar los problemas del universo aprovechando las energías del liberalismo. El cruce de loas convierte en idilio romántico su tránsito profesional. Uno alaba el libro del otro, mientras el otro ensalza el libro del uno. Ese de allá llama al de más acá a su tertulia radiofónica, y éste, en justa reciprocidad, devuelve tan noble gesto a aquél con una invitación a escribir en su publicación. Los fuegos artificiales llenan así la noche de espectáculo. Todo es alegría en esa finca de la amistad. Una amistad sin prejuicios partidistas. Y mientras, tan colorida influencia ha comenzado a desteñir la información en Telemadrid. Ya ha demostrado con creces hasta dónde está dispuesto a llegar Germán Yanke. No cabe espacio para la sorpresa. Y mucho menos, para la objetividad, el pluralismo y el análisis. Lleva el prejuicio partidista grabado a fuego en la piel. Quien no quiera verlo, allá con su interesada ceguera.
Ah, y una cosa más: señor Soriano: tómele el pelo a otro. Se lo pido sin prejuicios partidistas.
Escrito por: Marat.2004/04/01 08:00:00 GMT+2
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2004/03/27 08:00:00 GMT+1
He oído no pocas veces eso de que la malagueña María Teresa Campos es una maestra de la televisión, lo que dice muy poco en favor de la caja tonta, la verdad. Aposentada en su inseparable silla, cada vez que recibe tal elogio, aparenta un tic de rubor, pero a mí me da que lo único que le produce es una hinchazón en su factura diaria de vanidad.
El de la periodista malagueña -nunca se cansa de decir que ella es de Málaga, como si eso tuviera algún tipo de interés para la audiencia- no es un caso excepcional; los llamados "periodistas estrella", aquellos que son líderes de audiencia, suelen pensar que poseen un don especial que los diferencia de los demás. Yo he conocido a varios, y créanme que se consideran a sí mismos salidos del mismísimo Olimpo. Sus decisiones no admiten réplica ni matiz, y pobre del que ose contradecir o puntualizar sus dogmas. Algunos se permiten ciertos privilegios; a otros les da por caprichos realmente retorcidos; no faltan en la lista los que tienen tanta audiencia como falta de educación con sus colaboradores. Suelen pensar que por el hecho de pagar a éstos buenos sueldos les está permitido zarandearlos a su antojo sin miramientos. Lo peor es que como el panorama es tan desolador, no suele quedar más remedio que aguantarlos y reírles las gracias, o más bien las desgracias.
Una de las secciones del programa Día a Día, que dirige la experimentada periodista nacida en la provincia de Málaga, es la "mesa de debate", en la que varios contertulios suelen tratar los diferentes temas de actualidad. Dejando al margen la frivolidad de quienes opinan de todo lo opinable, tengan o no el mínimo conocimiento exigible, lo que más llama la atención en esas ágoras pretenciosas es el gusto por satisfacer a la moderadora, y, por supuesto, la incontinencia de ésta. La maestra malagueña no se limita a dejar opinar a los supuestos expertos, sino que reprende a quienes no comparten sus planteamientos. Nadie es capaz de rechistar, pues está en juego un sustancioso cheque por poco más de media hora de trabajo a la semana.
"Alejandra Rubio cumple cuatro años", dice la popular presentadora malacitana en la sección del programa dedicada a la información del corazón. Coño, que está hablando de alguien lo suficientemente importante como para que su cumpleaños sea noticia, y no la conozco. Eso genera una desazón considerable. Luego todo resulta ser una falsa alarma: la niña del aniversario es hija de Terelu Campos. O sea, que la maestra de la televisión acaba de convertir en noticia el cumpleaños de su propia nieta. Una prueba más de que a la señora Campos, natural de Málaga, le gusta mirarse el ombligo y está encantadísima de haberse conocido. Ni siquiera puede evitar informarnos del cumpleaños de su nieta.
Me suelo ruborizar cuando oigo gritos de "bravo" en el programa de José Luis Moreno. Pero nada comparable a la perplejidad que se apodera de mí ante estas actitudes de endiosamiento infinito. María Teresa Campos se ha aferrado a la idea de un Big Bang televisivo o a la de unas sagradas escrituras del televisor. En los dos casos ella parece sentirse la creadora, la impulsora. Pero ello no le basta. Por más que lo intento, no llego a comprender esa necesidad estúpida de adentrarse en la noticia hasta formar parte de ella; no entiendo por qué quien debe contar la noticia gusta tanto de constituirse en la propia noticia.
Resulta triste que siendo maestra -y de Málaga, para más señas- no pueda aplicar aquello de homines dum docet, discunt*.
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* "Los hombres, al enseñar, aprenden" (Séneca).
Escrito por: Marat.2004/03/27 08:00:00 GMT+1
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2004/03/18 08:00:00 GMT+1
"Urdaci, también, a la cola del INEM", se cantó en Ferraz la noche de las Elecciones. En la hora de la algarabía socialista, sus emocionados militantes no se acordaron de Álvarez Cascos ni de Pilar del Castillo. No tuvieron palabras para Ana Palacio ni para Michavila. Tampoco vitorearon consignas contra el encarecimiento de la vivienda o para denunciar el irrefrenable auge del empleo precario. No. Reservaron su menosprecio sonoro para el director de informativos de TVE.
Un periodista fue el referente de la noche, el muñeco de trapo al que incendiar, el icono derribado. ¿Cómo y por qué ha llegado este informador a convertirse en un personaje repudiado por una parte significativa de la sociedad? ¿Cómo es posible que un periodista haya concentrado tanta animadversión popular? Sin duda alguna, por el menosprecio que ha mostrado hacia la audiencia, porque ha convertido la televisión de todos en el coto de intereses de unos cuantos. Sus entrevistas a Aznar deberían estudiarse en la Universidad como antítesis de la labor periodística.
Pero su caso no es, a pesar de su relevancia, el único. Resulta comprensible, en la misma medida que despreciable, que algún muñecajo acomplejado utilice un micrófono o una pluma para justificar su pluriempleo en los distintos medios controlados por el Gobierno del PP, que no son pocos, dicho sea de paso. Comprensible, porque me estoy refiriendo a seudo periodistas sin escrúpulos. Siempre me han resultado irritantes la naturalidad perversa y la sorprendente capacidad de quienes logran compaginar sus colaboraciones en varios diarios de papel y digitales -amén de sus apariciones en distintas tertulias televisivas- con la publicación de algún libro cada tres o cuatro meses. Estos superperiodistas son capaces de sacar fuerzas y tiempo también para participar cada noche en programas de radio y alabar en sus intervenciones a los inmaculados miembros del poder establecido. Una de dos: o son superdotados -hecho que descarto a las primeras de cambio, en cuanto escucho las sandeces que proclaman a los cuatro vientos-, o aquí hay gato encerrado.
Reconozco con tristeza que en el actual periodismo español Roma sí paga a los traidores. La profesión periodística está en sus horas más bajas. Me consta que para muchos, el periodismo es más un oficio que una profesión. Sea lo que sea, lo indiscutible, lo triste y fatídicamente indiscutible es que el artículo 20 de la Constitución española no siempre se cumple. Lo que muchos españoles no le han perdonado al Gobierno del Partido Popular ha sido el uso vergonzante que ha hecho de la información. Incluso en las situaciones más delicadas. Pruebas de ello hay por doquier. Una de las más sangrantes tuvo lugar el mismo día de los atentados de Madrid. Esa actitud de desprecio a la transparencia, esa bochornosa insistencia en negar la evidencia empujó a muchos abstencionistas a hacer de tripas corazón y acudir a las urnas para castigar una execrable actitud que había colmado el vaso, no diré si de agua o de sangre.
En TVE un grupo de empleados se ha manifestado en contra de Urdaci, pidiendo su destitución. En la Agencia Efe ha sucedido tres cuartos de lo mismo con su director de Información, Miguel Platón. El Comité de Empresa de la agencia ha exigido su destitución por "el régimen de censura y de manipulación impuesto tras los atentados del 11 de marzo". Le acusan, además, de prohibir la difusión de declaraciones de dirigentes de la oposición. En Telemadrid, su Comité de Empresa denuncia también una intervención directa del nuevo director, Manuel Soriano, en la línea informativa que siguió la televisión pública estatal en la cobertura de la información tras los atentados. Tanto en TVE como en la Agencia Efe se producirán muchos cambios. Ya sucedió cuando el PP tomó el poder. ¿Cabe asumir con una derrotista resignación este baile de cargos en los medios de comunicación sustentados con el dinero de todos?
Por si esto no fuera suficiente, muchos voceros domesticados de estómago agradecido han dicho que se ha manipulado a los votantes en contra de los intereses del Gobierno. ¿En qué ha consistido esa supuesta manipulación? ¿Acaso los votantes del PP no han vuelto a secundar mayoritariamente su política, aceptando además sus consecuencias? ¿No cabe suponer que el atentado le ha pasado factura política a Aznar y sus muchachos? ¿Alguien puede, después de todo, seguir negando la responsabilidad política de un endiosado presidente que se va ahora con el rabo entre las piernas? ¿No resulta estúpido pensar que si gana un partido es que estamos ante un síntoma democrático, y que si gana otro es entonces una tara del sistema, una especie de tontocracia? Probablemente lo más tonto sea confundir la democracia con el ejercicio del voto, o sea, confundir una parte con el todo. Probablemente, hemos llorado poco por los cientos de miles de iraquíes que han perdido su vida desde la primera guerra del Golfo, muy poco por los caídos en Palestina, Bali, India y Estambul. Ahora, las lágrimas se nos escapan, los muertos nos resultan mucho más cercanos; nuestra vida, probablemente, ha cambiado para siempre.
Los asesinos despiadados están al acecho. El terrorismo de Al Qaeda está aquí. ¿Volveremos a pensar que el fin de cualquier clase de terrorismo pasa por su extinción, por su desarticulación policial o militar? ¿Será suficiente para alcanzar la tranquilidad invadir un país tras otro en busca de supuestas armas de destrucción masiva? Si es así, nos queda mucho por llorar.
Madrid se ha desangrado; el miedo se ha apoderado de esta metrópoli abierta. Muchos madrileños no han sido capaces de dormir en los últimos días. Pero tras la tragedia, tras el terror, entre los escombros, entre los metales retorcidos y la sangre queda otra víctima olvidada, una víctima sin familiares, sin nombre, sin recuerdo. La información camina desorientada, desvirtuada, después de haber sido violada y torturada hasta límites insospechados.
El periodismo se ha convertido hoy en una víctima a la que nadie llora.
Escrito por: Marat.2004/03/18 08:00:00 GMT+1
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2004/03/10 08:00:00 GMT+1
Pablo está algo nervioso esta mañana. Bien temprano, ha acudido al peluquero para hacerse unos arreglillos estéticos. Se le está haciendo tarde. Aún sigue liado con la gomina, adecentando los largos rizos de su cabellera. Lleva encerrado a cal y canto en el aseo algo más de una hora. Su madre ya lo ha avisado en tres ocasiones: "No llegas, Pablito, no llegas".
Para él supone un reto importante el día de hoy. Habrá mucho en juego, y Pablo es consciente de ello. No ha podido practicar demasiado, por eso anda algo preocupado. Pero, la verdad, ya le dijeron que no era necesario complicarse. "Tu tarea es muy importante, pero no te comas el tarro", le comentaron ayer tras el último ensayo.
Pablo se fija en el reloj, apura su infusión relajante y se despide de su madre con un beso. "Tranquilo, Pablito, tú tranquilo, que confiamos en ti, ya lo sabes. Si ves a tu padre dile que no tengo las entradas VIP de Cuca. Díselo. Y que me llame. A ver si no va a poder entrar. Dile que me llame".
Pablo comienza a bajar las escaleras corriendo, pero de repente repara en que esa sucesión de saltos bruscos va a provocar que se venga abajo su obra casi arquitectónica cimentada a base de gomina. Saluda a Fran, el portero, y para un taxi. "Al Palacio de Congresos". Con las prisas no le ha dado al taxista ni las buenas tardes. En pocos minutos llega a su destino. Hay mucha gente en los alrededores. Se nota un ambiente algo festivo, pese a ser miércoles. En cierta forma la escena recuerda a los prolegómenos de un partido de Copa de Europa en el Santiago Bernabéu.
Está en la puerta del Palacio. Le cortan la entrada y le dan un colgante con una tarjeta para que se la ponga en un lugar visible. Su pase es especial, le permite colocarse en el escenario. Allí tendrá que llevar a cabo su papel.
Ya ha visto a varios de sus amigos. Ha saludado a Fernando y Marina. Ésta le ha dicho que se peine, que lleva unos pelos un poco raros, así que Pablo acude raudo al aseo y con un poco de agua trata de adecentar esos bucles de detrás de las orejas que se han rebelado.
Pablo está de pie, aplaudiendo, emocionado. El público se ha contagiado de una alegría vírica, salvaje. Parece como si un equipo estuviera marcando un gol tras otro durante diez minutos. La celebración muestra escenas de júbilo. El candidato arrastra tras de sí un séquito de hombres y mujeres gozosos. Los más alegres están apostados a ambos lados del pasillo. Han colocado unas vallas para impedir el paso, pero algunas señoras se han encaramado a ellas y asaltan a besos y salivazos al aspirante. Los abrazos resultan un tanto agresivos. Nadie quiere soltar al candidato. Parecen aspirantes a carteristas. Los guardaespaldas tratan de arrebatarles el candidato de una sola pieza. Qué recibimiento. Pablo está emocionado. "Vamos a ganar, vamos a ganar", se repite. Le ha gustado, ahora lo grita: "Vamos a ganar". Fina está a su lado. Lo ha oído, se gira hacia él, lo abraza y le toma prestada su frase. Su gran frase. "Vamos a ganar", se desgañita Fina. El volumen de la música desciende y se calma la marabunta. El candidato ha alcanzado el escenario sano y salvo, todo un milagro. Su equipo de seguridad se ha ganado el jornal. Pablo está de puntillas; hay mucho revuelo en el escenario. "Ahí está, ahí está, presidenteeeeee, presidenteeeee", grita. Hoy todo son gritos. Hay una actitud volcánica, de temporal, de danza y festejo. La voz de la megafonía solicita silencio, pero el griterío gana por puntos al emisor del ruego. El candidato está tras un atril, levanta ambos brazos y realizando un gesto con las palmas de las manos atempera al personal, a la masa rugiente. Como si se tratase de un hechicero, consigue la armonía del silencio en apenas unos segundos. Todos han callado y lo contemplan con caras de admiración plena.
Pablo está tras él. Sus ojos están vidriosos, sus labios radicalmente estirados. Eso es felicidad. Su felicidad. La plena felicidad. Es su día. Eso es lo que comparte con el candidato. Vuelan a diferente altura dentro del partido, pero Pablo hoy es un militante orgulloso. Sabe lo que esperan de él. No va a fallarles. Cuando llegue su momento, cuando llegue la hora, cumplirá con su labor, tan importante como otra cualquiera en ese engranaje de la democracia, en el juego electoral, en esa gran responsabilidad política y social. Ni siquiera se ha acordado de buscar a su padre y transmitirle el mensaje de su madre. A Cuca no le habrá hecho ninguna gracia perderse esto.
El candidato ha comenzado a hablar. Pablo está absorto, como en éxtasis. Las ovaciones interrumpen el discurso una vez tras otra. Pero al cabo de diez minutos del inicio el ambiente decae, las tandas de aplausos se separan en el tiempo e incluso alguien ha osado bostezar. Ha sido contagioso. Los bostezos han tomado la alternativa. La festividad se ha tornado en sopor. De vez en cuando, alguna gracia del candidato, algún ataque al líder del otro partido provoca risas y aplausos.
A Pablo comienzan a pesarle los ojos. Anoche tardó en dormirse. Estuvo dándole vueltas a su papel en el mitin de hoy.
Son las tres y cinco de la tarde, el candidato ha pasado una página tras otra durante más de 40 minutos. Resulta gracioso comprobar cómo la grada principal del recinto se ha convertido en una máquina gigante de bostezar. Uno tras otro, de forma aleatoria, los asistentes abren sus bocas sin remedio. Algunos incluso se la tapan en un ejercicio de buen y sano gusto estético. Los bostezos han dado paso a los movimientos bruscos de cabezas. Se cuentan por decenas los "remates" del populacho. Pobres, no pueden contener el sueño. Han madrugado para ir a trabajar. El candidato, sin embargo, no ha citado ninguna ley que prohíba abrir un establecimiento o una fábrica antes de las nueve de la mañana. Hace calor. No es un calor humano. El aire acondicionado no funciona. Los organizadores del evento están que trinan con los responsables del recinto, pero éstos se escudan con una explicación un tanto enrevesada. Parece ser que una subcontrata debería haber enviado a un técnico. El técnico debe de estar en algún atasco. El candidato suda. Los focos se han cebado con su rostro. Tiene mucho rostro, pero hay muchos focos. Casi todos apuntan a él. Es lo que tiene ser la estrella. Pablo también está sudando. Tiene la espalda empapada. También suda porque se acerca su momento, su minuto de oro, su instante, su página en la historia.
Son las tres y doce minutos de la tarde. Un gran foco rojo que pende del techo se ha encendido. Una intensa luz roja parece irradiar energías al candidato. Un señor de la organización se ha levantado como un rayo y les ha hecho señas a Pablo y sus compañeros de ubicación. El orador levanta el volumen, se estira, empieza a gesticular. Pablo coge su banderita con el logo del partido y comienza a agitarla. La mueve con energía mientras sonríe. Él es de los mejores moviéndola. Otros se limitan a dejar que se deslice en una especie de coitus interruptus que no tiene contento al tipo de las señas. Ahí, a espaldas del candidato un nutrido grupo de jóvenes de buen ver ha convertido el escenario en una ceremonia inaugural de unos Juegos Olímpicos, en un fondo sur de un estadio de fútbol, en el día de la banderita, en un mar de abanderados felices, concienciados. Pablo está orgulloso de sí mismo. Con una mano sujeta la bandera y con la otra ha llamado a su madre desde el móvil. "Mamá, ¿se me ve? Estoy justo detrás de él". "Sí, hijo, sí. Mira, mira, qué bien se te ve", dice su madre, casi en trance. Han vuelto los aplausos, se ha recuperado el ambiente de gala, ha retornado esa locura colectiva. Las sonrisas se multiplican, no hay nadie sentado, todos están de pie aplaudiendo, asintiendo con la cabeza. "Presidente, presidente" es el grito de guerra. Es una guerra multicolor. El ejército no ha tomado su rancho, pero no flaquean las fuerzas. Es la gloria que conduce a la victoria. "Presidente, presidente, presidente".
El foco se ha apagado. El candidato se relaja, baja el volumen, cesa el ruido que provocaba el flamear de banderas. Pablo se sienta de nuevo en su butaca, un escaño emocional, un púlpito moral, un trono participativo, un palco de autoafirmación. Vuelve a dejar la bandera en el suelo. Lo ha hecho. Ha cumplido. Ya pasó todo. Ya pasó.
Escrito por: Marat.2004/03/10 08:00:00 GMT+1
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2004/03/05 08:00:00 GMT+1
En Hong Kong un canal de televisión por cable emitirá informativos presentados por señoras que irán desvistiéndose al mismo tiempo que dan a conocer los hechos de interés de cada día. Eso hace buena la afirmación de que el medio media. El interés no estará ya en conocer qué está pasando en el mundo, sino en comprobar qué tal está la presentadora despelotada. Los presentadores seguirán el mismo camino que sus compañeras de profesión. La cuestión estriba en conocer si estos seudo noticiarios serán presentados por periodistas, exhibicionistas, strippers, nudistas o intelectuales desesperados. Esperemos, en cualquier caso, que a Urdaci no le dé por importar estos atrevidos conceptos orientales de la comunicación de masas. Casi mejor que siga con su chispeante ceceo, y con la camisa abrochada hasta el último botón.
En Andalucía, Canal Sur presenta un programa de fútbol en el que colaborarán Cristina Tárrega, Bibi Andersen y Vicky Martín Berrocal. "El Pelotazo", que así han denominado al engendro en cuestión, contará, además, con una sección de humor. ¡Cómo si lo de la Tárrega hablando de fútbol no fuese ya de por sí para desternillarse! Sí, vale, está casada con el futbolista Mami Quevedo, pero eso no significa nada. También Marina Castaño estuvo casada con Cela, y sus opiniones sobre literatura no dejan de tener la misma validez que las de Julia García Valdecasas sobre el sentido común en la política.
Cambio de canal. Te sientas a ver la final de la Copa del Rey de baloncesto y a cinco minutos de la conclusión del encuentro salta el comentarista -ex seleccionador nacional de la especialidad deportiva en juego-: "El Joventut no quiere que el TAU se le escape". ¡Coño, qué novedad, un equipo que no quiere perder el partido! ¡Qué profunda capacidad analítica! ¡Qué sobresaliente capacidad discursiva! Mientras, el periodista, el mismo que lleva tropecientos años martirizando a los telespectadores, no se limita a narrar y describir lo que sucede en la cancha, sino que le da por decirnos qué le parece el juego o qué tipo de baloncesto se ajusta a su gusto. Para él no hay diferencia en el marcador, sino distancia; según su innovador criterio lingüístico un equipo no gana por catorce puntos, sino "de" catorce puntos. En resumen: el comentarista narra y el narrador comenta. Intercambian los papeles para terminar perdiéndolos.
Y eso que este veterano periodista de la pantalla está más comedido en las competiciones domésticas. Cuando juega la Selección española, este Manolo del Bombo de la canasta saca a relucir su incendiario forofismo sin cortarse ni un pelo. Alecciona a los técnicos, critica las decisiones de los jugadores a posteriori y arremete contra los árbitros sin importarle un comino su condición de informador. Opinar es para él una especia de terapia. Lo malo es que la audiencia termina siempre -y sin quererlo- con un complejo freudiano muy considerable. Pero el suyo no es, ni por asomo, un caso único.
Me voy al canal del tío Berlusconi. Olga Viza lució su nuevo uniforme de Telecinco en una doble entrevista realizada por separado a Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero. Ya tiene guasa que Rajoy se niegue a aceptar un debate cara a cara con su máximo rival en las elecciones. Imagínese su capacidad en un foro internacional o en el despacho de la casa oval, si ni siquiera se atreve con ZP. Los asesores del Señor de los hilillos -a los que imagino acongojados- no lo dejan porque temen que meta la pata en alguna de esas ocasiones en que una pregunta obliga a salirse del guión o improvisar. Creen que tiene poco que ganar y mucho que perder. Don Mariano corre el peligro de mostrar a las claras que aún está verde.
Bien es cierto que ZP no es que esté verde, es que es verde, pero idéntica condición no le ha supuesto a Aznar ningún trauma en sus ocho años como presidente.
La presentadora recién llegada a T5 lanzó a ambos una curiosa pregunta: "Va usted caminando por la calle y se cruza con Antxon. ¿Qué haría?". ZP dijo que no le miraría a la cara. Coño, pues a ver cómo sabe entonces que es Antxon. Claro, se lo podría decir algún guardaespaldas, o quizá alguno de los miembros de su consejo de notables. Rajoy contestó a la misma cuestión con un seco: "Llamaría a la Policía". Y una de dos: o el sucesor de Aznar no sabe quién es Antxon, o no sabe para qué está la Policía. Las dos cosas son ciertamente graves. Sobre todo la segunda.
Escrito por: Marat.2004/03/05 08:00:00 GMT+1
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2004/02/25 08:00:00 GMT+1
"El que no se atreve a ser inteligente, se hace político"
(Enrique Jardiel Poncela)
Llueve en Madrid y, la verdad, el día no es sólo gris en lo meteorológico. Un crítico indeciso, melancólico, casi abatido, resulta tan vulnerable como un ministro improvisando en medio de una conferencia. Y aquí, en un salón tomado por el silencio y la apatía, me cuesta enfrentarme a la soledad del escritor de fondo. Enciendo el televisor, pero en apenas unos segundos decido apagarlo; no estoy dispuesto a encajar más desgracias. Es la hora del telediario y ya puedo prever, sin posibilidades de equivocarme, que me contarán algunas de las desgracias más espantosas que hayan ocurrido en las últimas horas en cualquier punto del planeta, escogidas por su morbo, calibre y cercanía. Resulta sencillo imaginar la estructura del informativo de cualquier cadena. Son demasiado previsibles. El repique de gotas sobre el escaparate de mi soledad me va ganando para su causa. La mirada fija y la contundencia del conformismo se ceban con este organismo invadido por la debilidad. Pero, de pronto, comienza a rugir el sector neuronal intransigente, la sangre comienza a hervir, las pupilas se dilatan, la contractura de mi cuello reclama de inmediato su parcela de protagonismo. Un crítico vuelve así a la vida de la amargura compartida. Entonces, las palabras comienzan a brotar como lava inmisericorde. Ya no hay vuelta atrás. La ceremonia ha dado comienzo. Las ideas se atropellan las unas a las otras en una feria de vanidades de la que resultará una criatura. El exorcismo da sus frutos. Estrujo el bolígrafo entre mis dedos y la tinta se expande un el folio herido de muerte. Ya no conserva su blancura ni su osadía. Su burla y su escepticismo se han convertido ahora en dolor. Soy yo quien ríe, aunque lo que resuene entre tinieblas no sea más que una risa nerviosa, un arma de destrucción masiva para el pensamiento único. Se ha disparado el reducto mínimo de rebeldía en un crítico acostumbrado a la resignación. Es la epilepsia semanal. No me siento más que un Jekyll y Hyde de andar por casa, es cierto, pero qué a gusto se encuentra uno cuando abandona la trinchera y se somete al veredicto del lector. El juez, juzgado.
Ha llegado el momento de conectar el televisor. Políticos en danza. Ni siquiera la campaña electoral nos da jugo. Algunos meten la pata, tropezando con su propia estupidez. Es un accidente inevitable. Nadie les pone la zancadilla, son ellos mismos quienes al dar rienda suelta a sus verdaderos pensamientos caen en la tontería. No se realizan preguntas incómodas en campaña; nadie se arriesga a ser mal visto, a saltarse el guión. Y si se te ocurre violar la calma total, te dan un euro, y aquí paz y después gloria. Los aspirantes a la presidencia del Gobierno se contradicen, quedan inermes, expuestos a la intemperie de la mentira con asiduidad, sin embargo, nadie aprovecha en las cortas distancias esa aberración ajena. El circo político aburre, el criterio editorial hastía, la información deportiva produce somnolencia -ése es el resultado natural de confiarle a gente como Raúl un micrófono-.
Mientras alguien se decide a erigir un monumento en homenaje a la independencia informativa de Alfredo Urdaci, comienzo a darle vueltas a un negocio. Nadie más negado que yo para ello, pero esta vez se trata de algo que no puede fallar. A nadie le habrá pasado inadvertida esa moda importada de los States que consiste en representar monólogos que inducen presuntamente a la risa. Monólogos de humor, vaya. Han recaudado un auténtico dineral los tinglados esos de 5 hombres.com, 5 mujeres.com, e incluso estos días irrumpe en la cartelera 5 gays.com. Pues bien, voy a intentar producir en exclusiva mundial una nueva modalidad, un nuevo formato: 5 políticos.com. Aunque, de inicio, me enfrento al problema de los descartes. Algunos no lo encajarán; es probable que todos quieran formar parte del espectáculo, pero no hay sitio para multitudes. Por aquello de ceñirse a lo habitual, no deberían ser más de cinco. Uno es fijo: Trillo. Él reúne todas las cualidades de un comunicador, de un humorista nato. Ya me lo imagino en el escenario con su "¡¡viva Honduras!!". Y bordándolo con su "manda huevos". Uno de sus más recios y soberbios monólogos es ése que concluye con un marcial "la muerte en acto de servicio da sentido a la vida". "Toma un euro y calla, bonita" también tiene su miga, no se crean. Es para desternillarse. Lo único que me resta es convencerle de que el monólogo "Yakolev" no tiene ni pizca de gracia.
El Presidente tiene también un hueco en mi proyecto. En su portafolios incluye algunos de sus más sabrosos monólogos: "Pueden estar seguros de que el régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva", "yo hago 10 kilómetros en 5m 20s." y "no viviré en La Moncloa".
Y una pizca de humor femenino, más cerebral, más indomable. Nadie como Ana Palacio para provocar el jolgorio irrefrenable del público con sus monólogos en versión rap: "Sí, o sea, no, que no... no... no... eh.. no... vamos, que no". Su estilo es más denso, pero garantiza la lluvia de lágrimas, la sonrisa eterna. Desde que empieza el espectáculo hasta que acaba, uno no puede controlarse; ni siquiera Paco Umbral se resistiría. "El Gobierno sigue pensando que decir que en Irak había armas de destrucción masiva no es un conejo sacado de la chistera por los participantes en la Cumbre de las Azores, sino una constatación de los inspectores". ¿Acaso no es genial?
Luego restan por cubrir dos plazas. Tengo mis dudas. Agradecería sugerencias y un socio capitalista que estuviese dispuesto a aportar un capital inicial que nos permitiera publicitar en condiciones la cosa. Tengo candidatos en mente para los otros dos oradores del humor. Fraga, por ejemplo, con su "si se ponen tontos, se les pega un cañonazo y punto"; Arias Cañete, sensacional, incorregible con "el vertido afecta a una extensión muy importante, pero no es una marea negra"; y Rajoy, siempre tan sembrado con ese monólogo que concluye así: "En estos momentos, la estructura se encuentra deformada. Hay planchas dobladas hacia adentro. Se piensa que el fuel está aún enfriándose, salen unos pequeños hilitos, los que se han visto, hay en concreto cuatro regueros que se han solidificado con aspectos de plastilina en estiramiento vertical".
Claro que mi sueño empresarial es traer desde Washington al maestro, al número uno, al puñetero rey de la Stand up comedy: Mr. George W. Bush. Nadie como él ha logrado reunir en una obra tan gloriosos monólogos: "La gran mayoría de nuestras importaciones vienen de fuera del país"; "si no tenemos éxito, corremos el riesgo de fracasar" y "no es la polución lo que está perjudicando el medio ambiente. Son las impurezas en nuestro aire y agua que hacen eso".
No se tomen la molestia de intentar abortar este proyecto -y eso va también por ti, José Luis Moreno-. Lo he registrado; yo he llegado primero. Definitivamente, creo que es dinero fácil. Arrasará. Voy a empezar mañana mismo. Espero verles en la sala... el 14 de marzo.
Escrito por: Marat.2004/02/25 08:00:00 GMT+1
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2004/02/18 08:00:00 GMT+1
Los supervivientes de la última tragedia acaecida en Moscú huyen del escenario siniestro en ropa de baño soportando veinte grados bajo cero. El zoom de la cámara se recrea en el charco de sangre, firma del último episodio guerrillero vivido en Bagdad. El registro de víctimas israelíes y palestinas sigue goteando sin que se atisben soluciones a corto plazo. Un hombre prende fuego a su mujer en Figueres en un nuevo acto de la denominada violencia doméstica. Ninguno de estos asuntos, sin embargo, ocupa el primer puesto en el ranking de imágenes morbosas escupidas por el televisor. El tema del día no trata tampoco de si las tropas españolas deben continuar o no en ese caos epiléptico en que se ha convertido la invasión de Irak.
La cuestión que centra los debates en las ágoras de la España ilustrada no es si Rajoy y Zapatero son dos nefastas alternativas adheridas a la ya preocupante carencia de políticos con cara de políticos. Ni la mercadotecnia más incisiva puede modificar lo inmodificable: ZP y Mariano son cabezas de cartel en un concierto en el que cualquiera de los teloneros toca mejor música. Los dos están ahí por si suena la flauta, aunque la partitura del "señor de los hilillos" se sujeta en el atril con menos convulsiones que la de su rival. Conforman un oligopolio preocupante y aterrador.
Pocos son los que cuestionan esa extraña fórmula de los conservadores según la cual se puede pagar menos impuestos y tener mejores servicios sociales. Son cuatro gatos los que se preguntan por qué tiene que ofrecer Rajoy ahora tantas cosas, mostrando las carencias e incompetencia de quien le entrega el bastón de mando, incapaz de haberlas procurado antes. Si en las escuelas hacen falta ordenadores es porque el actual gobierno ha sido incapaz de equipar debidamente hasta la fecha a los estudiantes con esas armas que los reaccionarios consideran altamente peligrosas.
No, estos temas suscitan escaso interés general. Aparecen como noticias en la prensa, pero su inmediata caducidad impide que penetren en el terreno de las preocupaciones. Hoy, como ayer, se habla del penalti de Marchena sobre Raúl. Una confesión para aclarar las cosas: este jacobino es merengón de pensamiento, lo que no le impide, creo, tratar temas futbolísticos sin convertirse en un ultra-sur. Dicho esto, ya puede uno lanzar sus diatribas con la conciencia tranquila y sumarse al gran debate nacional de la semana. Mi voto va a la urna con la papeleta del sí. El valencianista comete falta sobre Raúl dentro del área y, consecuentemente, el árbitro hizo bien en señalar penalti. Ha quedado claro, no obstante, que para la mayor parte de los medios de comunicación tal penalti sólo existió en la imaginación del trencilla.
Los cronistas deportivos mayoritariamente han dicho que se trató de un penalti dudoso, cuestionable, polémico, cuando no inexistente. Especialmente virulenta ha sido la reacción de buena parte de los periódicos valencianos -por lo que parece también valencianistas-, ebrios aún de ese forofismo indomable y salvaje que impide analizar los hechos con el mínimo rigor informativo exigible. La página web oficial del club valencianista titulaba así la crónica del encuentro: "Manos arriba, esto es un atraco". El enviado especial del diario Las Provincias escribe: "Inevitable. La sensación de robo, una vez más, vuelve a planear sobre los corazones de los valencianistas tras empatar el encuentro que tenían ganado". En el diario Levante se hace la siguiente lectura de los hechos: "¡Qué vergüenza! Tristante Oliva privó ayer al Valencia de una merecida victoria al pitar un penalti inexistente en el último minuto". El Diario de Valencia titula: "El robo del siglo".
Pero la perla periodística llega en forma de regalo en la edición del pasado lunes del diario deportivo de Valencia "Superdeporte", en el que un tal V. Bau va más allá y le echa la culpa de lo ocurrido a una parte de la prensa: "La galaxia apesta. Apesta por sí sola y por esa ristra de medios de comunicación que viven entregados a su causa... y que viven a su costa. Miren, lo que anoche sucedió en el Bernabéu -la chorizada, el atraco, la manipulación y el insulto- no es culpa de ese árbitro inexperto que se inventó un penalti ignominioso a favor de los mismos de siempre. No. No es él el culpable. Los que anoche le hurtaron el liderato al Valencia fueron los medios de comunicación madrileños y madridistas que a lo largo de toda la semana vendieron la imagen de un Madrid satanizado por la gente de "provincias" -como si en lugar de ser el triste verdugo del fútbol español fuera la víctima inocente-. (...) Repito, el fútbol español huele a podrido por culpa, fundamentalmente, de unos periodistas serviles y agradecidos. Pero se han equivocado. Lo de ayer, la chorizada de ayer, ha tocado el orgullo del Valencia CF. ¿Campeones?".
Quizá pueda surgir un debate paralelo acerca de si este ejercicio de bazofia propagandística merece ser calificado como periodismo. Tras el reposo uno cae en la cuenta de que en el columnismo del periodismo español se escriben cosas así todos los días, aunque en otro ámbito menos deportivo y con la política como telón de fondo. Cambien los penaltis por votos y verán cómo se repite la escena. En ambos casos hay que buscar la misma explicación: no se trata tanto de un espasmo dogmático como de un ejercicio prudente. O uno interpreta las cosas a gusto del patrón o está ineludiblemente condenado a vagar por tierra de nadie. Este... informante de Superdeporte se limita a hacer los deberes. Veamos, este diario deportivo tiene como objetivo vender periódicos fundamentalmente entre la hinchada valencianista. La interpretación trágica de la jugada se hace acompañar de un victimismo ramplón. La guinda viene en forma de rencor descargado contra esa "ristra de medios de comunicación que vive entregada a su causa" (la del Madrid, se supone). El aspirante a fiscal muestra la pruebas de un delito que comete él mismo con esa filiación radical que desnuda sus intenciones y que muestra a las claras su incapacidad para buscar plasmar en la información la menos subjetiva de las subjetividades.
"¡Esto clama al cielo! Voy a pedir la dimisión de los presidentes de la Federación y de los árbitros, y además creo que en este asunto debería intervenir el ministro del Interior, porque estas actitudes lo único generan es violencia y colman la paciencia de mucha gente". Eso, ¡lo que faltaba!, dejemos el futuro de la Liga en manos de Acebes.
Puede que no fuera penalti; poco importa ya, la verdad. Puede que tengan razón los que creen que siempre se beneficia al Madrid. Yo no lo creo, pero respeto interpretaciones contrarias, siempre y cuando no nazcan de la mediocridad y del servilismo informativo.
Moscú, Guantánamo, Bagdad, Gaza, Kabul... y yo aquí escribiendo acerca de un penalti. ¿No es de tarjeta roja?
Escrito por: Marat.2004/02/18 08:00:00 GMT+1
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2004/02/11 08:00:00 GMT+1
A mí Janet Jackson, la verdad, no me convence. Una cantante que acostumbra a dar el cante con indecorosos playbacks en sus conciertos, pues qué quieren qué les diga... Ya tenemos bastante marketing patrio con los triunfitos y otras perversas candidaturas de los 40 Principales. Claro, que como ahora se llevan los cantantes que no saben cantar.
La última hazaña mediática de la hermana de Michael, enfrascado también en un escándalo considerable, ha consistido en enseñar uno de sus pechos ante casi 1.000 millones de telespectadores, 100 de los cuales eran estadounidenses. He aquí el problema. En España la cosa ha causado gracia. Boris Izaguirre ya nos ha desvelado hace tiempo su completa anatomía en una especie de entrega por fascículos. Aquí andamos con una sonrisa de oreja a oreja y a punto de aupar al podio a Mariano Rajoy. Nuestro masoquismo no conoce límites. El factor sorpresa es hoy por hoy en esta tierra un mito, por más que disimule su indignación con Cristina Alberdi algún que otro cabecilla del PSOE.
Ese gusto exhibicionista de la Jackson buscaba llamar la atención justo unos días antes de que su nuevo disco viese la luz. Virgin Records, discográfica de la despechugada, se frota las manos ante el premeditado destape y adelanta la entrega de la primera canción del aún inédito álbum a las emisoras de radio.
Janet enseñó su dominga derecha durante el transcurso de una actuación musical junto a Justin Timberlake en el descanso de la Superbowl, un espectáculo regado por cola, emparedado en pan de hamburguesas y adornado por banderitas de barras y estrellas. Las reacciones se han sucedido en un ambiente de intransigencia ilimitada. La NFL (Liga Nacional de Fútbol) la toma con la MTV, encargada del tinglado musical del despelote; la CBS toma medidas -y no precisamente al seno- y anuncia que retardará unos minutos las retransmisiones de los futuros grandes eventos; la FCC (Comisión Nacional de Telecomunicaciones), presidida por Michael K. Powell -hijo de papaíto Colin-, abre una investigación; más de 200.000 estadounidenses presentan a la FCC sus quejas ante el espectáculo dispensado... y lo que está aún por llegar.
El ambiente está tan caldeado que cualquier día nos sorprenderá un turista de Wisconsin en el Museo del Prado dando voces encolerizado ante La maja de Goya en su versión nudista.
Mientras las tropas de EE UU permanecen en Afganistán e Irak, donde se producen víctimas mortales a diario, otro ejército de fieles intransigentes ultra reaccionarios pone el grito en el cielo ante la exhibición de una teta. Mucha excitación y malestar ante un pecho saltarín, pero escasa contestación social ante la venerada violencia audiovisual que desprenden tanto el cine como la televisión made in USA. Así, un desfile atroz de rambos y terminators da paso a otro de polis justicieros interpretados por Steven Seagal, Chuck Norris o cualquier pelagatos que se dice actor. Todos los personajes se toman la justicia por su cuenta, aplican un código que no respeta ni el menor de los derechos, vulneran principios y leyes empuñando toda clase de armas. El poli superhéroe dispara y no pregunta. Soviéticos, serbios, árabes, mexicanos, todos son malos empedernidos, malos a rabiar, todos dispuestos a poner en jaque al amable ciudadano de EE UU que vive apacible en su casa con jardín. Pura propaganda. Propaganda a cualquier precio. Y el precio lo pagan los niños, los futuros adultos. El efecto de mimetismo que produce la contemplación televisada de la violencia ficticia o real asegura el mantenimiento de la cantera de asesinos, violadores, racistas y maltratadores.
La televisión supura violencia. Diferentes estudios así lo reflejan. Gerbner y Gross mostraron en un artículo titulado "La violencia efímera" que en el 73% de la programación televisiva de las cadenas estadounidenses hay violencia. Rothemberg llegó a la conclusión de que en la programación infantil se mostraba 6 veces más violencia que en la televisión para adultos. Se reconoce, además, que la franja horaria con mayor contenido violento es la que va desde las 18.00 a las 20.30 horas, precisamente la que congrega a un mayor número de niños frente al televisor. Al final de la escuela primaria, un niño estadounidense habrá presenciado en el televisor más de 8.000 asesinatos; antes de cumplir los 18 años habrá visto más de 200.000 escenas violentas. Sumémosle a esto la exposición a algún discurso de George W. Bush y el cóctel estará servido. Una auténtica bomba para el intelecto y la esperanza. Una rémora para el deseable progreso de la Humanidad. Cheney, Rumsfeld y compañía giran alrededor del mentecato Bush en un ritual que recuerda al corro de la patata, a la gallinita ciega.
Brandon Certerwall, profesor de la Escuela de Salud Pública y Medicina Comunitaria de Washington, aseguró en la década de los noventa: "Sin la televisión se cometerían 10.000 asesinatos, 70.000 violaciones y 700.000 asaltos callejeros menos en Estados Unidos". ¿Qué dicen los políticos estadounidenses ante estas conclusiones? Primero responden con el silencio; después afilan la guadaña de la censura. Pero qué se puede esperar, después de todo, si un tipejo como Kissinger le saca brillo en su hogar a un premio Nobel de la Paz. Tras el fariseísmo, tras la doble moral, bajo la espesa capa de la sinrazón se esconde el fin último del conservadurismo rancio imperante en EE UU: controlar aún más a los medios de comunicación. Como dice el periodista mexicano Andrés Pascoe Rippey, "lo importante no es que hablemos de chichis (*) ni que nos pongamos locos al respecto. Lo importante es que los conservadores han aprovechado una oportunidad más para coartar la libertad de expresión bajo argumentos mojigatos. Lo importante es que por una tonta teta aumentará el control de los medios en EEUU. Ese, amigos y amigas, es el verdadero escándalo".
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(*) Chichi, en México, es sinónimo de teta.
Escrito por: Marat.2004/02/11 08:00:00 GMT+1
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2004/02/03 09:00:00 GMT+1
No conozco al director donostiarra, ni puedo asegurar que tenga muy claro cuál es su ideología. Poco tengo a favor y poco en contra, fundamentalmente porque no me he preocupado de indagar en su trayectoria profesional y mucho menos en la personal. Pero visto lo visto, he de apuntar que cuenta con la solidaridad de este humilde juntaletras. La asquerosa utilización y oficialización de las lágrimas ajenas que se hace desde del partido en el gobierno le obliga a uno a situarse al lado de quien ha ofrecido el micrófono y la cámara a todos. Cuesta comprender que quien precisamente tiene por norma negar el acceso, el altavoz y la oportunidad, impedir la manifestación y la opinión, y cercenar la libertad de expresión sea capaz de vestirse de víctima y defensor de las libertades en este carnaval de falsedades.
Ahora resulta que la gala anual de los Premios Goya debe convertirse en un foro de voces ajenas, ostentación de pegatinas y lemas. Y esta demanda peregrina e ilógica resuena única y exclusivamente porque el pasado año los actores le dieron con la puerta en las narices al Gobierno, posicionándose en contra de la participación española en la invasión de Irak.
La Asociación de Víctimas del Terrorismo la emprende contra Julio Medem. "El pelota vasco. La bala contra la nuca", reza su atentatoria pancarta. Es injusta; son injustos. Desgraciadamente, no reconocen que alguien está moviendo los hilos del dolor en beneficio propio.
No he visto aún el filme de Medem, pero olfateado lo olfateado, creo que me resultará tan digno como necesario. Aquí lo único que sobra, además del terrorismo, es el vergonzante uso partidista del dolor ajeno.
Escrito por: Marat.2004/02/03 09:00:00 GMT+1
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