España es el tercer país europeo en consumo de televisión. Los españolitos estamos en el podio dejándonos la vista y otras cosas aún menos recuperables ante la caja tonta. La tele en España va bien, aunque Telecinco reconozca que se equivocó en el cásting de Hotel Glam. A ver si al penitente arrepentido señor Vasile, consejero delegado de la cadena, le da una noche por ver Crónicas Marcianas y emitir un juicio sobre el cásting de esa mesa que organiza Sardá.
Y es que algo le pasa a este país, para que parte del personal esté pendiente de las romerías y besuqueos de la Pantoja y el alcalde minero, que cada vez que le enfoca la cámara está realizando una incursión "digitonasal", hurgándose en los orificios de la nariz, que cualquier día va a realizar la travesía completa hasta dar con el paladar. Este hombre lenguaraz, de gomina rancia y barriga prominente se despacha con los periodistas con hemorroides verbales, sin tener en cuenta que las cámaras le han pillado in fraganti en el pleno del ayuntamiento imitando a la abeja Maya, no en un zumbido pendenciero, ni en sus jugueteos con Willy, sino en la creación y cuidado de la cera. Cualquier día, el Diez Minutos regalará con cada ejemplar de la revista una celdilla del panal del novio de la Pantoja. Y los reporteros tendrán que ir vestidos como apicultores.
Tiempo al tiempo.
Nota: Antes de que finalice esta semana estaré en la finca de Bush disfrutando de unas merecidas vacaciones que, a pesar de todo, deberé pagar. Ni una sola de las televisiones ha tenido el detalle de ofrecerme unos eurillos a cambio de una crítica favorable. Así que deberé costearme el total del viaje. Me compré un disfraz de cocodrilo, pero ni por esas. A ver si para el año que viene cambian las cosas. De momento, estoy pensando formar parte del futuro partido de Tamayo, y cambiar de look, como ha hecho María Teresa Sáez.
Me despido de ustedes y del señor Ortiz hasta dentro de unas semanas. Le echaré de menos.
No, no me digan nada ahora. Háganlo después de la publicidad.
Comentar