Hoy estoy pasao de rosca. Tengo que ir a ver un rito de esos que se denominan Primera Comunión, ceremonia que se caracteriza por los disfraces que lucen los niños (marineros, contramaestres,etc.) y las niñas (princesitas, Infantas horteras...) y por la vorágine de videocámaras que rodean las escena del sarao (padres nerviosos, repeinaos, de domingo invadiendo a codazos el altar). La Iglesia traga; de lo contrario, se le acabarían los adeptos. El Corte Inglés es el que más tajada saca de este costumbrismo, de esta verbena en la que el peso religioso tiene escaso volumen. Los niños preguntan por los regalos y no por las contradicciones de los evangelios.
Decía que hoy estoy sobrao, pasota, un tanto masoca, aburrido. Ya no me quedan moscas que contar, así que decido leer una entrevista con la periodista Carmen Gurruchaga en Periodista Digital (Tranquilos, estoy bien). La señora dice: "Hay una generación distinta a la mía que no va a leer los periódicos en papel".
Y digo yo: ¿qué problema hay? ¿Acaso no hay periodistas pluriempleados en la actualidad que dan muestras de no haber leído en su vida, no ya un periódico en papel, sino ni siquiera la hoja parroquial? Claro, están pensando en la misma persona que yo. Ésa sigue contando moscas. Y parece que le va bien. Es que en una generación hay gente pa tó.
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