La serie 7 vidas se ha convertido en la más longeva de nuestra televisión. De momento, 170 capítulos. En estos tiempos, sobrevivir en la parrilla televisiva es altamente complicado. Cada día son más las producciones que se abrasan apenas puestas al fuego de la audiencia. El mérito de esta serie es mayor aún si se tiene en cuenta que temporada tras temporada ha tenido que hacer frente a la marcha de algunas de sus estrellas.
7 vidas se ha venido mostrando, además, como un reducto crítico, mordaz y ácido con los aspectos sociales y políticos de la actualidad. Esto ha supuesto una bocanada de aire fresco en la televisión políticamente correcta que se ha impuesto inexorablemente para desgracia de la pluralidad.
¿En qué otro sitio se puede oír una crítica a populares y socialistas a un tiempo, e incluso una pullita de vez en cuando a los mismísimos Borbones? ¿Dónde se le ha permitido pronunciarse sin pelos en la lengua a un personaje comunista, siquiera sea en la ficción? Pese a todo, las proclamas lanzadas con todo el veneno que permite Globomedia -la productora- resultan inofensivas, rodeadas de humor y de una programación en la que dominan los discursos oficiales. Ya saben: España va bien y talante, bien alternados y en su punto. PSOE y PP; PP y PSEO, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, aunque a Gallardón y Aguirre, en el caso de los populares, la comida les resulte últimamente algo indigesta. No hay problema, el jefe de cocina es Acebes. O sea, que acabarán telefoneando a Telepizza.
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