Esta semana he leído por ahí que los presidentes de Ceuta y Melilla estaban enfadados, ambos dos del PP,
porque el Rey no ha visitado todavía
las dos ciudades desde que fuera nombrado como tal (a punto de cumplirse 30
años, ahí es nada). Es bien sabido que la monarquía española tiene muy buenas
relaciones con la corona alauita. Hassan
era un hermano y, dicen, que Mohamed VI
es casi un hijo para Juan Carlos.
Parece claro que el reino de Marruecos pretende aprovechar
la coyuntura para pedirle más pasta a Europa, tocarle los cojoncillos a España
y reclamar Melilla y Ceuta.
La Unión Europea soltará más dinero a Marruecos y, quizás,
les pongamos las vallas (a los inmigrantes pobres, se entiende) en el sur de
este país.
Ya conocemos como se las gasta Marruecos (que se lo
pregunten, entre otros, al pueblo saharaui o a los inmigrantes que han mandado
al desierto sin ningún miramiento), pero está claro que esto no sería posible
sin la ayuda de los gobiernos del mundo (supuestamente) civilizado.
La cosa es que la valla de marras me ha hecho recordar la
conferencia que el escritor sueco Henning
Mankell dio el 24 de mayo pasado en el Centro Cultural Okendo dentro del Festival Literaktum.
Entonces, incluso en las entrevistas que dio a diversos medios
de comunicación, alabó el proceso de regularización que el gobierno presidido
por Zapatero había llevado a cabo.
Añadió que el gobierno español era un ejemplo
para Europa. A mí me pareció que la cosa no era para tanto, ni mucho menos,
pero ésa era la opinión de Mankell, no la mía.
He
preguntado al sabelotodo sobre lo que Mankell dijo en Donostia y me he
encontrado con entrevista
de Ricardo Aldarondo.
Titular: "Necesitamos a los inmigrantes para que
inyecten nueva sangre a Europa". Cierto.
En la entrevista:
"Y creo que las cuestiones importantes en Suecia son
básicamente las mismas que en toda Europa. Una de ellas es la inmigración. Y en
este sentido creo que es importante lo que se está haciendo en España, porque
es un ejemplo para toda Europa. El
centro de Europa hoy no es Bruselas, sino la pequeña isla de Lampedusa, al
sur de Sicilia, donde llegan los emigrantes albaneses o kosovares, o el estrecho de Gibraltar. Podemos
pensar qué es lo que queremos que sea Europa, pero mientras tanto la gente
muere tratando de llegar a la otra orilla. No podemos tratar de pararlo, la
gente vendrá de todas maneras (...)".
¡Jopé! Lo escribiré una vez más: España es un ejemplo para
toda Europa. Y, sin embargo, me
retrotrae a los tiempos en los que Aznar
dijo aquella frase tremenda: "Teníamos un problema y lo hemos resuelto",
tras inyectar tranquilizantes a africanos ilegales (sic) y meterlos en un avión
rumbo a África.
Otra pregunta más: "¿Cuál sería la mejor manera de
aceptar esa inmigración?"
Y la respuesta: "Primero tenemos que evitar que la
gente muera en las pateras, cualquier solución es mejor que eso. Pero es que además necesitamos a los inmigrantes
para que inyecten nueva sangre a Europa. Lo que no podemos hacer es mirar para
otro lado y dejar que toda esta gente viva como vagabundos o en la ilegalidad,
es mejor afrontarlo y encontrar una manera de integrarlos. Un puente entre Europa y África a través
de Gibraltar sería algo estupendo".
Nota número 1:
Mankell pasa seis meses al año en Mozambique. Conoce Africa. Pasa el resto del
año en Suecia. Conoce Europa.
Nota número 2:
El escritor ha vendido la friolera de 25 millones de libros. Aquí es conocido,
pero el trato que tiene en, por ejemplo, Alemania se asemeja más al status de
una rock star.
Nota número 3: Gracias a Leire por
recordarme a Mankell.
Nota número 4: Jabier Muguruza actúa esta noche en
el Centro Cultural Lugaritz. Voy
para allá. Dicen por ahí que le
acompaña un ángel. Trataré de contarlo mañana.
2005/10/08
Vallas, sirgas, hostias
Escrito por: iturri.2005/10/08
Etiquetas:
inmigración
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literaktum
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