Fotografía de Asier Orbea.
Jamás había leído una entrevista con el artífice de las conversaciones de Txillarre, las conversaciones que secretamente mantuvieron durante cinco años Arnaldo Otegi y Jesús Eguiguren, principalmente, en un caserío de Elgoibar. La entrevista de Ainara Argoitia fue publicada, en euskera, en la revista local Barren esta misma semana, pero a mí me ha llegado vía sustatu.com. Sirvan estas líneas como homenaje a toda esa gente que ha tendido puentes y ha buscado soluciones en los momentos más jodidos de nuestro pasado más cercano. En especial, claro, al propio Pello Rubio.
Pello Rubio ‘Txillarre’: “Arnaldo Otegi y Jesús Eguiguren son dos personas entregadas al Proceso”
Ainara Argoitia: Esta noche (16 de noviembre) se podrá ver en Elgoibar la obra de teatro Su txikian. Patxi González es quien interpreta tu papel. ¿Eres el Pello Rubio que aparece en la obra? ¿Qué te ha parecido la obra de teatro?
Txillarre: Mi personaje tiene mucho de ficción. Soy el puente entre la sociedad y los políticos, algo parecido al notario de esta historia. En la obra escribo un libro de actas y, finalmente, lo dejo encima de la mesa y lanzo a la sociedad el reto de que le hinquen el diente. Soy una especie de narrador, un hilo conductor. Si quieres que te diga la verdad, al principio pensé que me habían dado demasiado protagonismo, pero también es cierto que si no fuera yo, tendrían que meter a algún otro en la historia, porque no es muy atractivo poner a hablar a tres o cuatro políticos sin más. Y sí, sí que me ha gustado la obra. El pasado jueves (8 de noviembre) estuvo comiendo aquí todo el elenco. Hicimos una alubiada para unas trece personas con la idea de transmitir la energía positiva del caserío.
Ainara Argoitia: En el año 2000, comenzasteis a reuniros tres personas en Txillarre. Paco Egea, Arnaldo Otegi y tú mismo. ¿Qué te llevó a ello? ¿Para qué?
Txillarre: Fue algo muy natural. Como eran reuniones privadas y había servicios secretos por medio, yo no sé qué es lo que se piensa la gente que fue esto, pero, de verdad, fue algo que hicimos de manera muy natural desde el principio. Yo junté a los dos y, durante un año, nos reunimos casi mensualmente, para hablar; para hablar de política y de cosas que no tenían que ver con la política. Ambos son viejos amigos míos, amigos de Elgoibar. Conozco a Arnaldo [Otegi] desde que tenía 17 años, estuvimos juntos en muchas movidas y reuniones en tiempos de Franco. Tras los fusilamientos de Juan Paredes Manot Txiki y de Angel Otaegi, anduvimos “a barricada limpia”. Yo no he sido nunca de la izquierda abertzale, sino de LKI (Liga Comunista Revolucionaria), troskista. Pero en tiempos de Franco, la prioridad era quitar a Franco. También conocía a Paco Egea desde que él tenía 18 años, del trabajo, y mantenemos una relación cordial.
Ainara Argoitia: ¿Y no había motivaciones políticas en estas reuniones?
Txillarre: No, no. No había más objetivo que hablar.
Ainara Argoitia: Así pasó el año 2000 y ya a comienzos del 2001 se os juntó Jesús Eguiguren. ¿Quién le invitó?
Txillarre: Fue el mismo Paco Egea quien nos lo propuso a finales del 2000 y a Arnaldo aceptó gustoso. Y así comenzó a venir Jesús a comienzos del 2001. Pero el objetivo no era hablar de la paz o de ETA, sino charlar alrededor de una mesa. A los pocos meses de que comenzara a venir Jesús, Otegi nos preguntó a ver qué nos parecería invitar a Pernando [Barrena]. Y comenzamos a juntarnos los cinco.
Ainara Argoitia: Eran tiempos difíciles. Por un lado, ETA tenía en el punto de mira a electos socialistas y, por otro, la Audiencia Nacional golpeaba duro contra las estructuras de la izquierda abertzale.
Txillarre: Sí, así fue. Y, además, en España gobernaba el PP. ¡Imagínatelo! Eso demuestra que todas las personas que se reunían aquí han estado siempre a favor de la negociación. Arnaldo Otegi es el mejor ejemplo de ello. Siempre ha estado a favor del diálogo, siempre dispuesto a reunirse con gente nueva, dispuesto a darle una solución a este tema.
Ainara Argoitia: Cuando se os juntaron Jesus Egiguren, primero, y Pernando Barrena, después, ¿las reuniones de Txillarre tomarían un carácter más político, no?
Txillarre: No te creas. Entre los años 2001 a 2005, haríamos unas 40 reuniones, unas 40 comidas o cenas. No teníamos un calendario fijo. A veces nos reuníamos para desayunar, otras veces para comer y, muchas otras, para cenar; dependía de sus agendas. Y, de verdad, no teníamos un objetivo claro. El cambio más notorio vino tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid [cuando un grupo islamista hizo explotar cuatro bombas en otros tantos trenes llenos de viajeros. Mataron a 191 personas]. Entonces sucedió algo que no esperábamos nadie de esta mesa. Las encuestas le daban la victoria al PP, pero, entre otras cosas, debido a las mentiras que los del PP dijeron sobre aquel atentado, José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones generales españolas, y se abrió una nueva oportunidad ante nuestros ojos. Con la llegada del PSOE al Gobierno, Jesús informó a Zapatero, a través de Patxi López, de lo que se estaba cociendo en Txillarre y esto tomó otra velocidad. Eguiguren vio una oportunidad para la negociación. Hasta entonces, solo Patxi López tenía noticia de lo que pasaba aquí [era secretario general del PSE-EE], porque él también estuvo aquel año aquí, en una alubiada.
Ainara Argoitia: Has dicho que con la llegada de Zapatero al Gobierno, la cosa se acelera. ETA también se muestra dispuesta a dialogar.
Txillarre: Sí, la primera carta de ETA también llegó aquí, a Txilarre. En esa carta, ETA se muestra dispuesta a ponerse en contacto con el Gobierno y comienza el movimiento. Se produce la primera reunión de Ginebra [2005]. Eguiguren me pidió que lo acompañara y lo llevé yo mismo. Nos llevó dos-tres días el viaje a Ginebra. Él había quedado allí con los del centro Dunant [Centro Henry Dunant de Diálogo Humanitario] en un hotel. En aquellas reuniones, Eguiguren acordó una hoja de ruta con Josu Urrutikoetxea [representante de ETA] y luego vino la tregua de ETA [22 de marzo de 2006].
Ainara Argoitia: ¿Cómo eran aquellas reuniones?
Txillarre: Sencillas. Cuando en la sociedad había momentos de tensión, aquí actuaron de manera natural y respetuosa. Yo conocía bien a Arnaldo, pero para mí el descubrimiento en toda esta historia ha sido Jesús. Es un político auténtico, y eso también lo reconoce el propio Arnaldo en el libro El tiempo de las luces. El Arnaldo que aparece en ese libro es Arnaldo al 100%. Se lo dije a su mujer y también se lo diré a él, porque lo visitó cada mes. Hoy hay mucho político charlatán. Recuerdo que cuando llegué a Elgoibar con 18 años, en la plaza había muchos charlatanes. Si llovía vendían paraguas, pero eran capaces de vender congeladores al día siguiente o lo que fuera. Jesús, sin embargo, es un político auténtico, de Aizarna, y tiene cerca a la gente de la izquierda abertzale. Y eso es muy importante. Es importante ponerse en su lugar y tratar de comprender las cosas. Si hubiera venido otra persona en vez de Jesús, hacía tiempo que se habrían acabado las reuniones. Es una gran persona. Lo que dice lo dice de muy adentro y ha apostado fuerte.
Ainara Argoitia: ¿En qué idioma se hacían las reuniones?
Txillarre: En castellano, porque Paco Egea no sabía euskera. Solamente hicieron una reunión en euskera, cuando invitaron a los de Iparralde (Norte del País Vasco); vinieron Xabi Larralde y Frantxua Maitia.
Ainara Argoitia: Eguiguren ha tenido escolta durante muchos años. ¿Le acompañaban cuando venía aquí?
Txillarre: Sí, pero no entraron nunca en la casa. Cuando comenzó a venir Ares, había más guardaespaldas fuera que todos los que estábamos dentro de la casa.
Ainara Argoitia: Comenzasteis a reuniros a finales del año 2000 y durante cinco años nadie supo nada. Mantuvisteis las reuniones en secreto. Fuisteis discretos y prudentes. ¿Cómo lo hacíais?
Txillarre: ¡No había más remedio que hacerlo en secreto! Tomábamos medidas, claro. Al final, uno se acostumbra también a moverse a escondidas. Recuerdo que muchas veces yo mismo iba a buscar a Jesús en furgoneta. También he subido a Arnaldo metido entre cajas. Intentaba dar los recados en persona, no por teléfono. Yo era chófer, cocinero, telefonista, recadista... Ése fue mi papel. Pero más importante que eso era crear aquí un ambiente distendido para que estuvieran cómodos, a gusto, charlando. Le di mucha importancia a ello desde el primer día y la chimenea me ayudó mucho. De ahí el nombre que le han puesto a la obra de teatro.
Ainara Argoitia: Aquí, en Elgoibar, imagino que alguien tendría noticia de las reuniones de Txillarre.
Txillarre: No, en Elgoibar tampoco. Claro, una vez que se hizo público, todos decían que sabían algo, pero yo siempre digo que la quiniela hay que hacerla el viernes, y no el lunes, una vez conocidos los resultados del domingo. De verdad: nadie sabía nada.
Ainara Argoitia: En esos cinco años, se vivieron momentos duros en Euskal Herria. Ilegalizaciones y detenciones por un lado, atentados de ETA, por otro. Por ejemplo, fue en esos años cuando ETA mató a los concejales socialistas Juan Priede (Orio) y Froilán Elespe (Lasarte-Oria) y al jefe de la policía municipal de Andoain, Joseba Pagazaurtundua. ¿Cómo se vivieron esos sucesos en la mesa de Txillarre?
Txillarre: No fueron momentos fáciles y cuando sucedían hechos como los mencionados, trataban de no convocar reuniones durante un tiempo. De todas maneras, sucediera lo que sucediera, habían adquirido el compromiso previo de continuar dialogando y cumplieron su palabra. Estaba claro quién hablaba en nombre de quien. Arnaldo Otegi no representaba a la izquierda abertzale, ni Jesús Eguiguren estaba en nombre de los socialistas. Aquí solo hablaban en su nombre. Lo recogieron por escrito en el año 2002. [Enseña el documento original. Está escrito en castellano: Prolegómeno para un diálogo político. Está firmado por todas las personas que participaron en aquella reunión: Barrena, Otegi, Egea, Eguiguren y Rubio. Lo escribió Pernando Barrena en el ordenador, en Txillarre].
Ainara Argoitia: Fue en la revista Tiempo donde citaron por vez primera las reuniones de Txillarre.
Txillarre: [Trae un ejemplar de la revista. Tiene la fecha del 2 de mayo de 2005]. Creemos que dieron con nosotros siguiendo a Pernando Barrena. De todas maneras, la información no es correcta. Por ejemplo, citan a Rafa, pero Rafa [Díez] no ha estado nunca aquí.
Ainara Argoitia: A raíz de aquello, Otegi dijo que en Euskal Herria había más caseríos.
Txillarre: Tras la publicación en la revista Tiempo, también nos reuníamos en otros caseríos, porque sabíamos que esto estaría muy vigilado. Hicimos una reunión en Larrakanda, nos reunimos en una chabola de un pastor... Íbamos con la comida desde Txillarre.
Ainara Argoitia: Imanol Murua habla de espías en su libro El triángulo de Loiola.
Txillarre: El suceso relatado en el libro es del 2005. Una vecina me dijo que entre los árboles traseros de la casa había una persona con un micrófono y una cámara. Cuando nos dimos cuenta, dimos por finalizada la reunión, y claro, también tomamos las medidas preventivas necesarias, porque aquella persona buscaba una foto. Aquel día yo debía llevar a Eguiguren a Donostia, y en vez de tirar para abajo, tomamos el camino de arriba. El coche del tipo estaba aparcado en la carretera a Azkoitia. Bajó andando entre los árboles hasta Txillarre. No consiguieron ninguna foto, aunque El Mundo y otros medios dijeran que sí. Todo eran cuentos. Pretenderían que cayéramos en la trampa de tener que responderles.
Ainara Argoitia: Habrá un montón de gente ya que conozca los alrededores de la casa.
Txillarre: Sí, mucha gente ha estado dando vueltas por aquí. Recuerdo una vez que, en Karakate, un coche estuvo aparcado tres horas. Veía a dos personas sentadas allí, me calenté, cogí el coche y fui a preguntarles a ver qué leches estaban haciendo. Apunté la matrícula y me volví para casa. No conseguí saber quiénes eran, pero serían periodistas seguramente. Hemos llegado a traer detectores de micrófonos aquí, pero no hemos encontrado nada. Otra vez, viniendo con Eguiguren por Azkoitia a casa, nos dimos cuenta de que nos seguía un coche. Paramos el vehículo, salimos los dos cabreados y los mandamos de vuelta. Jesús pensó que eran ertzainas.
Ainara Argoitia: ¿No tuviste miedo nunca? ¿No temías caer en el saco de aquellos que opinaban que “Todo es ETA”?
Txillarre: No, no he tenido miedo jamás. Además, en la vida hay ocasiones en las que hay que asumir riesgos. ¡Mira dónde está Arnaldo! Sabemos cómo es el estado español, pero ese era el riesgo de participar en la operación. Miedo no, pero es cierto que me preocupaba cuando escuchaba a tertulianos de Madrid calentando el ambiente: me preocupaba la extrema derecha. Los veía capaces de venir aquí y de hacer algo. Me ha pasado alguna vez que, al encender la televisión, he escuchado a Zaplana en el parlamento citando Txillarre. Y sí que impresiona.
Ainara Argoitia: Una de las personas que se sentó alrededor de esta mesa, Otegi, está preso; otra, Eguiguren, se ha alejado de la primera línea política, según él porque durante muchos años lo han tomado por “loco” y eso lo ha “vaciado”. ¿Qué sientes ante estos hechos?
Txillarre: Eso también pasó en Irlanda y en esta mesa hemos hablado de ello. Ambas son personas entregadas al proceso y a Jesús le ha pasado que ha sido en casa donde más palos le han dado. Y, claro, cuando después de conseguir lo perseguido durante 40 años, te hacen eso... ¿Cómo es posible? Tienes que tener una frustración tremenda. Otegi, en cambio, ha sabido llevar a otra vía a toda la masa de la izquierda abertzale. Se lo dije una vez a María Antonia Iglesias. Otegi quería llevar el barco entero a otro puerto y eso pide mucho tiempo y un gran esfuerzo. El Gobierno español, sea del PSOE o sea del PP, preferiría que la embarcación se partiera, pero el barco está llegando a puerto. Uno está en la cárcel; el otro, en la calle, pero después de haber sufrido todo lo que ha sufrido. No hay derecho, no tiene ningún sentido.
Ainara Argoitia: Además de Egea, Otegi, Eguiguren y Barrena, ha habido más políticos que han aprendido el camino hacia Txillarre.
Txillarre: Sí, hasta el 2005, esos y Patxi López. Aquí estábamos en una situación de bloqueo y López, siendo secretario del PSE-EE, vino a apoyar la mesa. Cuando Zapatero llega al Gobierno, cambió la gente de la mesa. Eguiguren vendrá acompañado de Ares y con Otegi vendrán Rufi Etxeberria y Olatz Duñabeitia. Hasta que ETA decretó el alto el fuego, las negociaciones fueron largas. Sucedieron muchas cosas mientras se hacían estas reuniones. La propuesta de Anoeta, la visita de Zapatero a San Sebastián... en el Kursaal, Zapatero dijo que Otegi era un hombre de paz, por ejemplo. En cierta manera, son consecuencias de lo que se cocinó aquí. Las reuniones se rodearon de un aire más serio. Se concretó un calendario, y en ese periodo Otegi pidió que se invitara a gente de Iparralde. E invitaron a Xabi Larralde de Batasuna y al socialista Frantxua Maitia.
Ainara Argoitia: Cada cosa a su tiempo es un lema de los baserritarras (campesinos). ¿Qué es lo que toca ahora?
Txillarre: Hay que jugar el segundo tiempo del partido de fútbol. Eso es lo que le dijo Arnaldo a Jesús al salir de la cárcel de Martutene. Creo que en primer lugar hay que darle una solución a la cuestión de los presos y que mientras tanto hay que trabajar a favor de la convivencia. De todas formas, yo creo que la convivencia vendrá por sí, que aquí no será tan complicado como en Irlanda. Porque aquí todos hemos vivido juntos. Puede que hayamos tenido relaciones muy tensas, pero aquí no hemos estado como en Irlanda divididos por un muro. La convivencia ha mejorado mucho y eso que Arnaldo está todavía en prisión, que la cuestión de los presos no se ha solucionado... El estado le ha sacado mucho partido a ETA, y ahora que no está, ha perdido el rumbo. Está claro que nuestro conflicto no se limita solo a la lucha armada de ETA, y tenemos que conseguir una solución, tal y como están haciendo en Cataluña. Tenemos que hacer política.
Ainara Argoitia: Ves la luz, por tanto.
Txillarre: Sí, en lo que respecta a este tema. A la sociedad, sin embargo, no. La sociedad, y el propio sistema, están hechos un cristo. Soy totalmente contrario al sistema. Soy antisistema.
Ainara Argoitia: ¿Cuál era tu papel en las reuniones de Txillarre?
Txillarre: Los primeros años yo también opinaba, pero claro, aunque yo daba mi opinión, intentaba siempre andar entre dos aguas, trataba de acercar a las dos partes. Se puede decir que mi labor principal consistía en asegurar un buen ambiente aquí. Había que tirar hacia adelante, y creo que ese es el secreto de haber aguantado doce años. En una segunda fase, cuando las reuniones tomaron un aire más serio, cuando aparecían Ares y compañía, yo me aparto un poco. Estaba presente, pero escuchando. Eran normalmente reuniones de entre dos a cuatro horas.
Ainara Argoitia: Eso es lo que hace falta en este pueblo: alguien que muestre un punto intermedio, alguien que acerque los extremos.
Txillarre: Así es, eso aparece en la obra de teatro. No podemos prolongar el sufrimiento. Yo siempre he sido favorable a soluciones intermedias, es mi forma de ser, y creo que me viene de los años que pasé en el mundo de la empresa. He estado siempre en el comité de empresa, alrededor de los sindicatos... Es lo que me ha enseñado la vida. Siento que es nuestra obligación. Fue nuestra generación la que creó ETA, por ejemplo, y a esa generación le correspondía finiquitarla, dar pasos hacia la solución. ¡Cuántos años hemos perdido con las burradas que se han hecho!
Ainara Argoitia: Dices que la chimenea contribuyó a crear un ambiente agradable. ¿Te tocó ejercer de bombero alguna vez?
Txillarre: Jamás. ¡Claro, eso no significa que cada uno no defendiera sus posiciones! Pero siempre actuaron con mucho respeto. Ahora tenemos que acertar en llevar este esquema a la sociedad. La chimenea, una comida... todo ayuda. Y hay otra cosa más. ¡Todas las personas que han pasado por aquí se han marchado a casa con una cesta llena de hortalizas! Es la tradición del caserío.
Ainara Argoitia: ¿Hasta cuándo han continuado las reuniones de Txillarre?
Txillarre: Hasta hace poco. Después de que Arnaldo saliera de la cárcel de Martutene siguieron reuniéndose aquí. Arnaldo y Jesús hicieron otras cinco o seis reuniones más, hasta que volvieron a detener a Arnaldo por el caso Bateragune. No querían rendirse. Te voy a dar un dato: antes de la finalización de la tregua [el 6 de junio de 2007], ETA destrozó la terminal T-4 de Barajas [el 30 de diciembre de 2006]. Pues aquella misma mañana Arnaldo y Jesús se reunieron en Txillarre. Era la feria de Nochevieja en Elgoibar, y yo estaba para las 6:00 de la mañana en el mercado, pero Arnaldo vino a por la llave y allí estuvieron los dos, en mi casa, sin mí. La cita había sido fijada de antemano, porque ellos no sabían lo que iba a suceder en Madrid. Fue Jesús quien me llamó por teléfono. Lo que sucedió después fue muy duro, porque veían que se estaba rompiendo todo el trabajo hecho hasta entonces. Continuaron reuniéndose hasta que fue detenido por el caso Bateragune; después, yo he llevado a Jesús a la cárcel, a visitar a Otegi. También llevé una vez a María Antonia (se entiende que es Iglesias), porque habíamos estado los tres comiendo alubias en Txillarre y hablando de política. Tras el encarcelamiento de Otegi, se han hecho varias reuniones aquí.
Ainara Argoitia: En muchos hogares de Euskal Herria está prohibido hablar de política durante las comidas.
Txillarre: Aquí es al revés. La comida ayudaba a crear un ambiente que posibilitara seguir hablando.
Ainara Argoitia: ¿Quieres añadir algo más?
Txillarre: Que echo de menos a Arnaldo, porque en toda esta historia es él, junto con Jesús, el protagonista principal. Otegi ha sido pieza clave para llegar a esta situación. Es increíble que siga preso después de hacer todo lo que ha hecho. Un abrazo para Arnaldo. Espero que pronto tenga la oportunidad de ver la obra de teatro. Le gustará.
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