La mañana del sábado por el barrio. Cuatro fotografías.
Gimnasio
Sala de pesas del polideportivo. Según entras a la derecha hay un banco corrido. Un niño mira una película de dibujos animados en francés. El crío está petrificado. Más que un ser humano parece una máquina o mobiliario cualquiera.El volumen es algo elevado, pero por lo demás no molesta nada. Es un espacio en el que los menores tienen prohibido el acceso, pero nadie ha dicho nada.
Al rato aparece el padre ofreciéndole una silla más cómoda.
En un momento dado, nuestras miradas se cruzan. Le guiño un ojo. Me devuelve una sonrisa y continúa prestando toda su atención a lo que le ofrece la pantalla.
Banco
Un conocido banco tiene una campaña publicitaria que alaba la valentía de los autónomos.
Hay una sucursal en la calle principal. Tres carteles, uno en cada cristalera, si no recuerdo mal.
Un hombre pide limosna entre dos de esos carteles. Cerca hay una mujer que habitualmente busca y rebusca entre los contenedores de basura.
¡Vosotros sí que sois unos valientes!, he pensado.
Taller de bicicletas
Hace unos cuantos días se me pinchó la rueda delantera de la bici. Convenía también cambiar la cubierta. La tercera polaroid la he sacado camino del taller de reparación.
La tienda está en cuesta y, un poco más arriba, está el gaztetxe (centro social joven).
Dos africanos suben. Me da que en dirección al gaztetxe. Diría más, son varios de los que duermen allí, en tránsito hacia un destino más al norte.
Enfrente de la tienda hay dos o tres motos aparcadas. Tienen buena pinta. Ambos se quedan mirando a una de ellas. Parlotean, en francés o en inglés, ya no me acuerdo.
Terraza
Al mediodía me he sentado en una terraza. Un pincho de tortilla y un trago. También un periódico. Ha sido difícil centrar la atención en la prensa.
-Un perro joven ladrando sin parar mientras espera que su dueña salga del supermercado de la esquina.
-Un anciano, su cuidadora, la hija de esta y una pareja. Los adultos charlan entre ellos. La niña pretende llamar la atención con una risa falsa y estentórea de vez en cuando.
-Tres personas, de mi edad más o menos, contándose tonterías a grito pelado. No me interesa una mierda, pero no hay manera de no escuchar la conversación.
Como bien dice Ana Malagón, la matraca siempre la dan los demás.
Larunbat goizeko polaroidak, apunte hau euskaraz.
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