Viene de aquí.
La política
Pello: También te has dedicado a la política.
Quien desee saber más sobre tu vida, podrá encontrar en Google un documento que te sitúa en la primera Mesa Nacional de Herri Batasuna.
Xabier: Estuve en la primera Mesa Nacional que se
presentó en Bergara con Telesforo Monzón a la cabeza,
representando junto con dos personas más a Araba. Estuve dos años en esa
estructura, trabajando y tomando parte en todas las reuniones. Durante
esos años fui liberado de mis compromisos periodísticos. Lo dejé porque comencé nuevamente en Egin
y estaba continuamente en Hernani, y así no podía desarrollar como es debido mi
trabajo como representante de Araba.
Pello: ¿Qué sientes al recordar aquella Herri
Batasuna y el trabajo que hicisteis?
Xabier: Surgió en una situación especial. No sabíamos hacia dónde nos dirigíamos. En
Herri Batasuna estaba la izquierda más izquierdosa, LAIA. Eso por un lado,
porque por el otro estaba Monzón, quien no escondía su cristianismo y demás.
Había partidos difícilmente coincidentes como HASI, ESB, LAIA, ANV. Y había
también independientes, cada uno de su padre y de su madre. Una de nuestras
señas características era el nacionalismo y la otra el hecho de ser de izquierdas, y
algunos se inclinaban más por un lado que por el otro. Entre los independientes
estaba José Ángel Iribar, entonces
portero del Athletic, allí estaban también Jokin
Gorostidi, Jon Idigoras, Patxi Zabaleta... Por Araba, tres
independientes: Javier Añua, Javier
Palacios y yo. En LAIA estaba Urrestarazu,
Aldekoa en ESB, Ziloaga en HASI,
etc.
En aquella época hicimos acciones
sonadas. Nos encerramos en las diputaciones y nos sacaron a la fuerza, primero
en la de Bizkaia, luego entramos en el Ayuntamiento de San Sebastián y también nos sacaron a la fuerza, y de allí nos fuimos a Vitoria, porque el de
Pamplona ya estaba cerrado para entonces. Nos sacaron a rastras de la
Diputación. Permanecimos dos días arrestados en comisaría. Pedimos estar todos
juntos y dormimos en unas colchonetas. En la calle había manifestaciones.
También acudimos a la cárcel de Soria, porque había un numero grupo de presos
vascos allí.
Pello: Y de todas esas tendencias que has
citado antes, ¿en cuál estabas más cómodo?
Xabier: Yo era monzonista. Telesforo traía el mensaje de la Guerra del 36 y, al
mismo tiempo, seguía en la trinchera. Ideológicamente no coincidía enteramente
con esos planteamientos, porque en mi trayectoria había caminado más por
posiciones cercanas a la izquierda que por el nacionalismo. Aunque era también
muy abertzale, lo que predominaba en mí era el izquierdismo. Cuando estuve en Madrid, anduve con diversas personas de
la oposición, pero estaba muy cómodo con los compañeros de ORT, EMC, PTE y
fuerzas similares. Al mismo tiempo, estábamos muy unidos al movimiento del País
Vasco.
Durante el último periodo de excepción, en
1975, editábamos Noticias del País
Vasco. Este boletín lo confeccionaba principalmente gente de Zornotza y
ahí estaban Juan Mari Arregi –quien firma como Daniel Udalaitz en Argia-, un
tal Berio, etcétera, pero el conocido capitán Hidalgo de la Guardia Civil los
controlaba muy de cerca. Por ello, los de Zornotza recogían información de todo
el País Vasco –a escondidas, utilizando teléfonos públicos…- y luego nos lo
pasaban. Nosotros hacíamos el boletín en la multicopista y lo
repartíamos allí para que las noticias volvieran nuevamente aquí.
Pello: Ya hablaremos después de ello. Pero dime
algo sobre Telesforo Monzón...
Xabier: Para mí, Monzón representa la historia de la lucha del País Vasco. Era una personalidad, tenía un toque aristocrático pero al mismo tiempo una gran sencillez, una especie de aura. Podía compartir contigo algo que te sorprendía. Anduve con él durante la primera campaña de HB y me tocó ir a mítines, a grabar vídeos, etc. Con aquel aire aristocrático que le caracterizaba, era capaz de comer cualquier cosa en cualquier sitio, se adaptaba fácilmente.
Bergamín contaba que en plena guerra, cuando el
Parlamento español se reunió en Cataluña, estando Barcelona a punto de caer en
manos franquistas, Monzón habló en aquel foro. El Gobierno de Madrid también
estaba allí y Zugazagoiti, ministro del Gobierno Negrín, debió de preguntar:
“¿Quién es este vasco que habla castellano mejor que nosotros?” Tenía la
oratoria de los antiguos parlamentarios y, además, era poeta.
Pello: Por lo demás, ¿de cuál de todos
aquellos grupos que formaban HB te encontrabas más próximo?
Xabier: Puede que por ideología estuviera más cerca de HASI. Y digo
ideológicamente, porque nunca estuve en sus filas, a pesar de tener buenos
amigos en ellas. Por ejemplo, me llevaba muy bien con Txomin Ziloaga. Lo mismo
que con Patxi Zabaleta. Al mismo
tiempo, habría gente que pensara que yo era próximo a Euskadiko Ezkerra, por
ser amigo de Iñaki Mujika Arregi “Ezkerra”: publiqué en la editorial Mugalde Cuerpos
Represivos, Disolución, Txiki y Otaegi, Que se vayan y Que se vayan ya.
Hubo también una revista llamada Euskadi
Sioux y para ponerla en marcha se creó Euskadi
Circus. Y yo era el director, fue registrada a mi nombre, después de pagar
300.000 pesetas de la época.
Pello: No sé si te apetece mucho hablar del
camino seguido por HB y de lo que es
hoy día.
Xabier: Aquella HB era muy diferente de la de hoy en día, pero la situación tampoco
tenía nada que ver con la actual. Entonces era posible reunir en una misma
coalición gente… no diré derechista, pero sí centrista, y personas de extrema
izquierda. HB surgió en unas elecciones municipales en
una situación paradójica: en muchos pueblos donde no había representantes de
HB, dejó su sitio a otra gente. Yo te puedo contar lo que sucedió en Vitoria
porque fui testigo de ello.
En Vitoria queríamos formar una coalición de izquierdas que fuera más
plural que HB. Queríamos a los de Euskadiko Ezkerra para presentarnos con
ellos, nosotros, las asociaciones de vecinos, las de jubilados… Además les
cedimos los primeros lugares a estos, a los de las asociaciones. Se dieron situaciones
semejantes en muchos pueblos. Es cierto que cada partido desconocía
cuál era su fuerza real en votos y que, hoy en día, con los años que han
pasado, esto no sería viable. Tenía un punto ácrata, porque también yo tengo
algo de ello y ahí me siento a gusto. Las asociaciones de vecinos, los grupos
ecologistas y demás estaban como pez en el agua en ese ambiente. Hoy las cosas
no son así.
Pello: Luego hemos visto tu nombre como
firmante de manifiestos de Elkarri,
colaboras en Herria 2000 Eliza
declarando que no eres creyente… Xabier Sánchez Erauskin, ¿dónde, en qué
partido o movimiento político se ve mejor reflejado?
Xabier: Ahora tampoco me veo representado en
ningún sitio. Quizás me sienta más
cercano de Aralar.
Pello: ¿Qué le ves a Aralar?
Xabier: Me parece que recoge, de alguna manera,
las tesis izquierdistas que algunos teníamos en una época, con sus matices, y
que por otro lado su nacionalismo es indudable. Aralar soporta
una carga pesada: la operación que en su día hizo Euskadiko Ezkerra. Es decir, que hay
gente que piensa: “estos serán la segunda edición de EE”. Pero dejando a un
lado ese precedente, me veo cerca de Aralar. Incluso sus más duros detractores
han de reconocer que está en la izquierda
abertzale. No estoy defendiendo ciegamente a Aralar, no soy militante, pero
los parecidos ideológicos son obvios. Tiene características claras de la
izquierda, así como del nacionalismo.
Además, Aralar tiene una actitud clara contraria a la violencia.
Yo he estado en HB y sé que allí aceptábamos la violencia como un componente de
la historia de este pueblo y, entonces, ¿cómo estoy ahora más cerca de Aralar
que de Batasuna? Porque Aralar hace una apuesta clara para que este proceso
tenga soluciones políticas y no armadas. La lucha armada tenía razones evidentes
durante el franquismo y la posterior Transición. Nadie pone en duda que fuera
legítima durante el franquismo. Luego vino la Transición y algunos, entre ellos
Bergamín, decían que era continuación del franquismo, no sólo en las formas,
que también había continuismo en el contenido y en las autoridades. Las
autoridades franquistas controlaron absolutamente la Transición, como se vio más
tarde en el desarrollo autonómico.
Creo que la lucha de ETA era aceptable en otra
época, pero hoy veo que, además
de ser baldía, es perjudicial. Sé que yo también he
justificado a ETA. Reconozco que he
tenido grandes contradicciones. Siempre me he posicionado contra la pena de
muerte, en el caso de Txiki y Otaegi hice pancartas contra la pena de
muerte, y me doy cuenta de que durante largo tiempo he estado a favor de la
pena de muerte. Además, a favor de una pena de muerte mucho más indiscriminada,
porque se imponía por llevar un determinado uniforme.
Es un problema complejo. Es cierto que el franquismo lo envenenó todo y que el
problema del País Vasco es complicado. Mi punto de partida está en el
nacionalismo porque Euskadi es mi pueblo. Pero al mismo tiempo, quizá con el
paso de los años, mi pensamiento se ha hecho más humanista, le doy más
importancia al ser humano. Y no sé si una bandera se merece la vida de una
persona… no lo sé, pero me lo pregunto a mí mismo.
Continúa aquí.
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