Ahí va la traducción a la que me refería ayer. Autor de la entrevista, Miel Anjel Elustondo. Publicada en el número de esta semana de la revista Argia. La traducción es mía.
Repito lo ya dicho ayer: la entrevista no es apta para quien considere que los etarras deben pudrirse en la cárcel.
Paule Sodupe: «Democracia no quiere decir justicia necesariamente»
Nos ha dicho que no quiere fotos. Que no es un personaje. Que sólo es la madre de varios presos. «¡Pero hay tantas en esa situación! Puedo contarte mi caso, cómo lo vivo, pero éste es el problema de un Pueblo, la lucha de nuestro Pueblo. Tengo presos a tres hijos y a mi yerno, y sí, me duele en el alma, pero no quiero que se personalice. Lo que menos importa es quién soy yo. Por eso no quiero fotos mías. Sacad fotos de la concentración. Ahí hay gente que está haciendo más que yo, que no son madres, que no tienen hijos o hijas en prisión. Esa foto te sirve». Detenciones, torturas y dispersión, según Paule Sodupe.
Miel Anjel Elustondo (MAE): Estabas preocupada con esta entrevista.
Paule Sodupe (PS): Sí. Yo no soy nadie. La madre de unos presos. Ellos las están pasando canutas, no yo. Yo vivo mucho mejor. Tampoco soy un referente. Además, en este ambiente actual… todo es «paz», la paz por aquí, la paz por allí, ¡cómo voy yo a hacer vida normal cuando la vida de mi gente no es normal! Mientras no se solucione el conflicto de este pueblo, yo no me prestaré a ese folklore. Yo estoy fuera de eso. Cuando mi hija se fue por vez primera de casa, nos abrazamos y ella se marchó. Y yo lo entendí en el fondo. Ha jugado limpio, y la admiro, admiro a mis hijos y a mis hijas. ¿Que se soluciona el conflicto? Muy bien, pero yo necesito fuerzas para seguir hacia delante. Porque yo jamás dejaré solos a mis hijos.
MAE: Tienes en la cárcel tres hijos.
PS: Tres hijos y el novio de una de mis hijas. La mayor es Lexuri y está en Fleury. Va a cumplir el quinto año en prisión, y aún está a la espera de juicio. Irantzu lleva casi ocho años dentro. La pillaron en París durante la anterior tregua. El otro es Orkatz, lo encerraron con veinte años, salió y volvieron a encerrarlo. Lleva cuatro años. El novio de Irantzu también está preso. Es duro cuando te enteras de que han sido detenidos. También es duro cuando andan por ahí, nunca sabes qué es lo que sucederá y vives pegada a la radio.
MAE: ¿Qué quieres decir? ¿Que te enteras de su detención por la radio?
PS: Sí. Por la radio. Primero lloras, pero luego comienzas a moverte, llamas al abogado, etc. Por otro lado, teniendo en cuenta lo que se escucha hoy en día, el mensaje que están difundiendo los medios de comunicación, pues piensas que estás fuera de sitio, que te cuelgan el sambenito de mala. Se está hablando mucho sobre el diálogo y demás, y está bien hablar de ello. Pero una cosa es exponer la situación y otra darle una solución.
MAE: ETA declaró un alto el fuego. Comenzó el proceso. ¿Qué te parece?
PS: No sé. El proceso… dicen que marcha, pero no lo sé. Yo no veo solución si no hay autodeterminación. Y dentro de todas las opciones de la autodeterminación, también debería estar la opción de la independencia. Eso sería lo que les pediría tanto al PNV como a Batasuna: «¿Qué les pediríais que votaran a vuestros seguidores?». Me gustaría saber qué compromisos están dispuestos a asumir. Yo te diré cuál es mi punto de vista. España es grande, el País Vasco pequeño. ETA ha utilizado la violencia, porque no ha tenido otro camino. No ha tenido la posibilidad de organizar una votación. Nosotros tenemos nuestros derechos y los derechos no se dejan en manos de nadie. Son nuestros. Piden la entrega de las armas y después qué…
MAE: Ximun Haran decía la pasada primavera en esta misma revista Argia: «el primer quehacer de Euskal Herria, una vez declarado el alto el fuego, son los presos. Si no se arregla la cuestión de los presos, no habrá paz. ETA no puede perder el honor. Si no se soluciona eso, no merece la pena ni comenzar el proceso de paz».
PS: ¿Y qué hace mientras el gobierno de España? Cambia las leyes para jugar con los presos. Sacan a algunos, pero les meten noventa y seis años a otros. Ahora mismo, ¿qué ha sido lo de Europa? ¡Les han dado el título de «terrorista»! Estamos en nuestro pueblo, oprimido. No nos dejan ser lo que queremos. ¡Que dejen que el pueblo decida! ¡Independencia!
MAE: ¿Crees que utilizarán a los presos como moneda de cambio?
PS: Sí. Es más, los españoles lo están haciendo desde hace mucho. El novio de mi hija está en A Lama, incomunicado. Sólo sale al patio en compañía de un preso social. Está incomunicado porque no reconoció al tribunal, porque no son nadie para juzgar la lucha de nuestro pueblo. Se están dedicando a eso. Clasifican a los presos de esta forma: primer grado, segundo, tercero… ¿Y cuántos hay en prisión que deberían estar fuera? Por ejemplo, tuvieron a Orkatz en la Comisaría de Getxo, de allí a Madrid, y dos meses a la cárcel. Salió después de abonar la fianza. Cada quince días debía presentarse ante el juez. Hizo vida normal por lo demás. Cuando fuimos a París, porque Lexuri iba a ser juzgada, los cipayos entraron en casa a las seis de la mañana. Eran cipayos, pero de los cuerpos especiales. Entraron en casa llevándose todo por delante. Allí, Orkatz, un hermano y la novia de otro hijo mío. Entraron como locos, gritando, echando la puerta abajo… Fue tremendo. Los tuvieron en el suelo, pisoteándoles la cabeza… A la media hora, vino alguien del juzgado. Condujeron a Orkatz y a otros cinco a Arkaute (Academia de la Ertzaintza). Hicieron una redada. Los torturaron durante cinco días en Arkaute, antes de ser trasladados a Madrid. En Madrid, Orkatz denunció ante el juez que había sido torturado, que no sabía ni lo que había firmado, que todo lo que había firmado lo había hecho bajo tortura. Nos dejaron verle durante cinco minutos en la celda. Cada madre en una habitación. Vi a Orkatz, y nada más verle me di cuenta de que tenía la mirada perdida. Y sus palabras: «¡Ha sido muy duro! ¡Me han torturado! Me han tenido de puntillas, de pie contra la pared, con las yemas de los dedos contra la pared. Y cuando me caía, me pegaban patadas, me han pegado por todas partes, me han hecho algo en las rodillas, tengo un dolor tremendo...». Llevaba cinco días sin dormir, tenía las manos hinchadas. Y me dijo: «Y más que en responder a sus preguntas, tenían interés en que firmara los documentos que me ponían delante. Me insistían en que firmara. Han hablado mal de todos los de casa. Me han dicho que tú estabas detenida. Habían grabado tu voz, una conversación telefónica. Que le harán esto y lo otro a mi padre. ¡Que Aratz está aquí, detenido!». Le dije: «Pero Orkatz, ¿y tú les has creído todo eso?». «Sí, ama, sí. Me han hecho de todo. Incluso me han puesto la pistola en la sien y han apretado el gatillo. Estaba vacía. Ha sido muy duro». Eso es, muy duro. Salí de allí y, unos días después, escribí lo que me había contado.
MAE: Lo tienes por escrito.
PS: En el camino de vuelta, recibí una llamada, del diario Gara, a ver cómo había ido la cosa. Nosotros dimos nuestra versión, lo que vimos y lo que nos contaron nuestros hijos. Al día siguiente, el periódico Gara publicó la noticia y lo que nosotras habíamos contado. Bueno, pues ese mismo día, Balza (consejero de Interior) apareció en televisión diciendo que los jóvenes habían sido «correctamente tratados». En aquel tiempo, el portavoz del Gobierno era Josu Jon Imaz, y dijo que estábamos mintiendo, que estábamos diciendo aquello para justificar que ETA matara algún cipayo. Sus palabras se me metieron muy adentro. «¿Y estos? Pueden decir lo que quieran, pueden difundir su mensaje en toda Euskadi, ¡y les cree todo el mundo!». Orkatz no fue torturado en la anterior detención y así lo hizo saber. Pero recordé lo que me había dicho Orkatz y, esta vez sí, lo escribí, describí lo que le hicieron. Cogí aquel escrito y comencé a tocar puertas. ¡Tuve treinta y cinco entrevistas para dar a conocer las torturas que había sufrido! La Universidad de Deusto, el obispo, el PNV, Egibar –me topé con él en Radio Euskadi, en Bilbao, pero no me cogió el escrito-, Txema Montero, el Colegio de Abogados, Mariano Ferrer, Azkarraga y otros más…. Allá me fui. Conocía a algunos, pero no a otros. En el PNV, lo intenté con Imaz y con Arzalluz. No me recibieron. Charlé con Josune Ariztondo. La conocía de los tiempos de la Ikastola de Sopela. Ella había sido madre de la ikastola, como yo. Nos conoce bien. «Josune, vengo a mostrarte lo que los cipayos han hecho con nuestro hijo». Y siempre lo digo, no utilizo el término con desprecio, sino porque ese es el trabajo que realizan: cumplen aquí las órdenes de los españoles, hacen su función en Euskal Herria. Josune me dijo que sí, que los que entraron en nuestra casa eran especiales. Que estaban preparados contra los comandos de ETA. En aquellos treinta y cinco encuentros, siempre repetí lo mismo. «No vengo a pedir nada. Traigo este escrito. ¡Así no podréis decir que no sabíais lo que había! Orkatz se presentaba ante el juez cada quince días. Si hubiera motivos para detenerlo, hacedlo y llevadlo delante del juez. ¿Pero torturarlo?». Y les contaba las torturas padecidas por Orkatz. Luego supe más cosas, dichas por el mismo Orkatz. «También hay más cosas, ama, ¡cosas que jamás diré!». Los palillos de algodón para hurgar en el oído, ¿sí? Se los metían por la nariz. Luego veía un carro y una chica en una pared blanca. Alucinaciones. Otro dijo haber visto bichos. Otro, una puerta. «Aquí tienes la llave de la puerta», escuchaba. Tuvieron alucinaciones. Y todo eso, los cipayos, en Arkaute.
MAE: Después de todo lo que has dicho, ¿piensas que hay vías de solución?
PS: Sí. Si a este pueblo le dan la opción… Mira, yo no me tengo por víctima. No soy una víctima. Aunque eso no significa que no tenga dolor. Para mí, la víctima es otra cosa. Una víctima es alguien que, sin tener nada que ver, le ha tocado la violencia. Tenemos un enemigo, que nos está aplastando, que está para ello. No nos dejan en paz. Así lo veo yo. ¿Pero dolor? ¡Claro que sí! Creo que todo el mundo sufre. En mi caso, llevo en el corazón ese dolor, porque mis hijos e hijas están ahí y, sobre todo, porque no puedo hacer nada. Ahora, lo único que puedo hacer es estar con ellos. Estar con ellos y disfrutar. Pero yo sé que a muchas madres sus hijos se les han ido para siempre.
MAE: ¿Recuerdas aquella canción que se hizo popular cuando mataron a Txabi Etxebarrieta? «Eta nola gu gure eguneroko patxada merkean, oso lasai bizi geran...» (Y como nosotros en nuestra calma barata, vivimos muy tranquilos…). ¿Dónde están nuestros compromisos?
PS: Euskal Herria no está fuera de este mundo. Estamos en ese mundo siempre nuevo. Yo diría que en este mundo de hoy manda la hipocresía. Y el bienestar. Y resulta muy fácil apropiarse del bienestar, es muy apetecible. Y así es. Estamos metidos ahí. Pero en este Pueblo tenemos una cosa, Personalidad. Tenemos casi setecientos presos, tenemos muertos y huidos. ¿Y cómo viven? ¿Pero cuánta gente vive organizando esas visitas cada semana? Quién va, cómo, cuánto dinero hace falta, cómo lo encontraremos…«Luego lo dejaremos allí»... Los políticos, por su parte, ahí andan, con su chofer, de aquí para allá, hoy con uno, mañana con otro, una conferencia aquí y otra allá… ¿Y la situación de los nuestros? Igual. Un político del PNV me dijo que ellos también trabajan por Euskadi. Hay una pequeña diferencia entre tener un buen sillón y un buen sueldo y estar en una celda, renunciando a los estudios, al trabajo y a la vida en familia.
Nota del 10 de febrero de 2009: cierro comentarios de este apunte después de eliminar uno de un berzas. En fin...
Comentarios
Un saludo.
Escrito por: loretxoa.2006/11/25 01:48:38.352000 GMT+1
Escrito por: iturri.2006/11/26 09:09:16.127000 GMT+1