El pasado jueves, 19 de febrero, el forense Paco Etxeberria dio una conferencia en el Centro Cultural Tomasene titulada "Exhumando fosas, recuperando dignidades" ante una cincuentena de personas.
Llegué una vez hecha ya la presentación y justo a tiempo para ver el documental de veinte minutos El cementerio de las botellas, realizado por Iñaki Alforja y que cuenta las exhumaciones llevadas a cabo en el penal de Ezkaba. Por un lado, una persona que no consigue recuperar los restos de su familiar; por otro, una familia venida desde Cataluña y que sí logra exhumar los restos del pariente fusilado setenta años atrás. Te pone la carne de gallina y se te humedecen los ojos cuando la cámara recoge el momento en que Paco Etxeberria y otra compañera de Aranzadi entregan en la puerta de la prisión los restos a una hija del fallecido en presencia del resto de los familiares.
A continuación, Paco Etxeberria utilizó con maestría el power point para contarnos su visión de esta cuestión. He cambiado algo el orden, pero espero haber recogido fielmente el espíritu de la charla.
Introducción
Nada más comenzar, hizo dos precisiones:
Una, distiguió entre recuerdo (individual) y memoria (colectiva: suma de todos los recuerdos).
Dos, señaló que el trabajo de la gente de Aranzadi es imparcial y objetivo, aunque no neutral (no se puede ser neutral cuando se producen vulneraciones de derechos humanos).
En la mayoría de las 170 fosas abiertas en España ha intervenido Aranzadi y se han recuperado restos de 4.000 personas. Todas menos una han sido fosas donde yacen republicanos.
Porque el franquismo sí que hizo la llamada Causa General y en 1958 recuperaron 30.000 esqueletos que fueron llevados al Valle de los Caídos. La mayoría eran del bando franquista.
Para ello, las autoridades franquistas pidieron que se diera noticia de las fosas de los pueblos. Así, mostró un documento firmado por el Cabo 1ª Comandante de la Guardia Civil de Hernani en el que daba cuenta de los nombres y apellidos de 7 sacerdotes asesinados por los franquistas. El cabo especificó que habría otros 190 cadáveres más.
1975-1981
Paco enumeró los trabajos efectuados en Pozos de Caudé, Oiartzun, Hernani, La Barranca, Otsoportillo... Por ejemplo, en 1978, varias familias osadas exhumaron los restos de Pikoketa (Oiartzun). Lo mismo hizo en Palencia una señora que regresó del exilio y se gastó 300.000 pesetas desenterrando los restos de sus familiares. Se enfrentó a las autoridades con arrojo.
Todo este movimiento, sin embargo, lo paralizó el golpe de Estado del 23 F.
Plan de rescate de la División Azul
1997. El Ministerio de Defensa pone en marcha un Plan de rescate de los españoles de la División Azul que murieron en la Unión Soviética.
Ese hecho no pasó desapercibido para los familiares de los republicanos. Si se recuperan restos situados en lugares tan lejanos, ¿algo habrá que hacer con los fusilados que están en las afueras de nuestros pueblos?
Emilio Silva y la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica
Detalló la exhumación realizada en el año 2000 en Priaranza. Emilio Silva, lugareño que emigró a los Estados Unidos y regresó al pueblo, fue fusilado en el Bierzo. Era republicano y liberal. El único documento culpabilizador que han encontrado es una fotografía en la que Emilio aparece al frente de una manifestación con una pancarta pidiendo un colegio para el pueblo.
El nieto, del mismo nombre, es un periodista madrileño que estaba cansado de soportar verano tras verano que no se hiciera nada por recuperar la memoria de su abuelo y del resto de fusilados. Así, supo que su abuelo estaba enterrado en las afueras del pueblo y, con la ayuda de Aranzadi, buscaron la fosa. Se dio la circunstancia de que una de las personas que fue obligada a enterrarle (un chaval en los años treinta) se acercó al desenterramiento.
El nieto fundó la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Fue un movimiento espontáneo, nada orquestado políticamente.
2002: dimensión internacional
Las exhumaciones tomaron dimensión internacional durante el verano del 2002. Y es que han sido muchos más los reportajes hechos por medios de comunicación internacionales que los realizados por medios españoles. Aunque también es verdad que la cosa se volvió imparable cuando estas exhumaciones aparecieron en un telediario del mediodía el verano de ese mismo año.
Contó Paco cómo un periodista alemán (hijo de un nazi) no entendía por qué no se había aún reflexionado en España sobre estas cuestiones, cuando ellos sí que lo han hecho en su país con los crímenes del nazismo.
Miedo, olvido e ignorancia
"Yo también era un ignorante” dijo Paco y señaló que el miedo trajo el olvido y éste, a su vez, la ignorancia. Este recorrido perverso fue neutralizado con las exhumaciones.
Paco contó que entendió muy bien todo esto cuando conoció la historia de una hija de republicano fusilado. Durante años, la buena mujer creyó que su padre era un canalla. Alcanzó la conciencia al ver cómo sufría su madre, porque evitaba cruzarse en el pueblo con las mujeres falangistas. Éstas le pegaban e, incluso, llegaron a partirle un diente.
Indiferencia de la derecha y críticas de la izquierda
Así ha sucedido durante mucho tiempo. La derecha se mantenía al margen y, paradójicamente, las mayores críticas venían desde la izquierda. ¿Por qué? El complejo de culpabilidad: no habían hecho nada tantos años después de la muerte de Franco.
Dijo que resultó duro aguantar tantas idioteces. Alguno hay que echó en cara a Aranzadi que no podía realizar ese trabajo porque es una asociación nacida en 1947 (en pleno franquismo). Se le olvidó decir que la gente que estuvo en el origen era gente recién salida de prisión o vuelta del exilio.
El trabajo sistemático de Aranzadi
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Recogida testimonial.
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Estudio documental y archivo: 55.000 personas represaliadas en la Comunidad Autónoma Vasca. Todo está recogido en el Archivo de Galicia (imagino que se refiere a este Archivo Militar de El Ferrol).
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Exhumaciones.
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Análisis antropológicos.
Aranzadi mantiene su independencia con respecto de la Administración y de las asociaciones de recuperación de la Memoria Histórica. Así ha de ser necesariamente.
Cientos de estudiantes quieren participar en las exhumaciones. Estudiantes del mundo entero, pero ya no pueden atender todas estas peticiones.
Varios ejemplos significativos
Mostró fotografías de la cárcel de Ondarreta (Donostia) y un dibujo hecho por un recluso. El edificio se derruye en 1948 para permitir el desarrollo urbanístico de la ciudad. Cuando se daban por desaparecidos, se encontraron casi todos los archivos en la cárcel de Martutene. Igualmente con los papeles de la prisión de Saturraran (Mutriku). Como ejemplo, mostró un documento referente al cura fusilado Celestino Onaindia Zuloaga.
Paco habló del valor simbólico de las exhumaciones (son una parte de la Memoria Histórica y lo hacen para construir más Democracia). Citó el libro de reciente aparición Els morts clandestins de Queralt Solé i Barjau.
Contó que las familias han estado muy solas durante este tiempo. Así sucedió, por ejemplo, la recuperación de los restos del alcalde republicano de Berlanga de Roa. ¿Por qué no se acercó ninguna autoridad municipal, ninguna fuerza política a arropar a la familia?
Sin embargo, en Valdenoceda antes había un humilde cartel en memoria de las víctimas franquistas. Fue retirado en más de una ocasión. Hoy, en cambio, ya hay un monumento en el lugar: las familias han perdido el miedo.
Habló de la iniciativa andaluza Todos los nombres y de los tres derechos que asisten a todas las víctimas: verdad, justicia y reparación. Ninguno de ellos se ha cumplido para las víctimas del franquismo. Han sido dos veces víctimas, como sucede con las mujeres víctimas de la violencia de género o las personas torturadas (en ambos casos cuando no son creídas).
Un ciudadano anónimo escribió una carta al alcalde de Fontanosas dando cuenta de que él participó en una batida, cuando hacía el servicio militar, donde dieron muerte a siete personas, una de ellas un chaval de 15 años. Hacía tiempo que había terminado la Guerra Civil. La fosa se encontró con la participación de Aranzadi.
Nos mostró una imagen de una carta que Pedro Basurto, guipuzcoano fusilado en Pamplona, envió la víspera de su fusilamiento a su madre. En la misiva, trata de tranquilizarla y le asegura que lo peor ya ha pasado, porque la muerte no va a ser peor que lo vivido.
Destacó que, a pesar de que en la cultura cristiana los fallecidos son enterrados boca arriba, incluso eso se les negó a la mayoría de los fusilados: fueron enterrados boca abajo como castigo. Muchos, además, fueron ajusticiados por los falangistas cuando eran liberados (con llamada previa de los militares).
Señalando un mapa que divide el territorio español entre zona sublevada y republicana, nos cuenta que se da la paradoja de que la mayoría de las fosas estaban donde triunfó la sublevación desde el principio: ahí no hubo guerra, por tanto. Son auténticos asesinatos en retaguardia.
Viabilidad de las exhumaciones
Nos contó que en Donostia, por ejemplo, hay muchas exhumaciones que son inviables por el desarrollo urbanístico de la ciudad. En Azkoitia, tuvieron que quitar 5 metros de basura para proceder a unas exhumaciones. Y es que habían convertido el lugar en un vertedero.
Sin embargo, esto no sucede en muchos pueblos castellanos, porque no se han desarrollado urbanísticamente.
Calcula que solamente se podrá llegar a aclarar entre un 10 y un 20 % de los 130.000 desaparecidos.
Futuro
Las exhumaciones perderán importancia, dejarán de ser noticia. Pero aún hay mucha tarea por delante y hay faena para todos (hizo mención de la necesidad de juristas, por ejemplo).
Alabó el famoso auto de Garzón. A su entender, el juez sabía que lo declararían incompente, pero con su proceder quería suscitar un debate en la fiscalía.
Todo este proceso ha sido pacífico e incluso personas de derechas han ido a los entierros. Los descendientes de las víctimas votan hoy a fuerzas de todo el arco parlamentario.
Habló de la Ley de Memoria Histórica. Si las víctimas tienen tres derechos (verdad, justicia y recuperación), a juicio de Etxeberria, esta ley salta de Verdad a Recuperación, sin pasar por Justicia.
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