Mi padre está en el Hospital Comarcal del Bidasoa recuperándose de la intervención de rodilla que le hicieron el pasado jueves. En la cama de al lado, está también en una situación semejante un hombre nacido hace 63 años en Ciudad Real y que se llama Fernando. Hombre no demasiado alto, redondo pero robusto, tiene ya ganas de dejar la paleta de albañil a un lado. Dice que comenzó a trabajar de pinche, con el contratista Legasa, a la edad de 9 años. Con más de 50 años de currela, normal que tenga ganas de jubilarse.
Su primer jefe, el citado Legasa, fue asesinado en Irun por no pagar el denominado impuesto revolucionario. Fue a Iparralde a decirles que no iba a pagar. Yo sí recordaba este atentado, pero esta mañana éramos incapaces de situarlo en el tiempo.
Ya en casa, he googleado el nombre de Legasa y ha aparecido la información en el ejemplar de El País del 3 de noviembre de 1978. Dos hermanos Legasa estaban inspeccionando en Irun unas obras cuando se les acercaron dos jóvenes. Uno de los hermanos, José, el que fue a Iparralde a decirles que no pagaría y que, además, denunció el chantaje, murió. El otro, Miguel, recibió un tiro en la pierna.
Sorprende leer treinta años después el tono de El País: “resultó muerto”, “acción armada”, “se negaba a tributar el impuesto que ETA le requería”… Hay que tener en cuenta que es el único periódico, si no estoy equivocado, que mantiene en Internet material de aquella época.
Ahora, leed la noticia en el ejemplar de El Mundo del 20 de febrero de 2006. Dice que Unai Parot era uno de los dos pistoleros.
En esto tampoco han pasado treinta años en vano.
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