Ayer era el día. Se tomaban los votos del 27 de mayo, éste para ti, aquél para mí. Se pasaban por la coctelera correspondiente y listo, se constituían las corporaciones municipales que han de regir los ayuntamientos los próximos cuatro años.
En San Sebastián la coalición Ezker Batua Berdeak Aralar ha logrado un acuerdo con el Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra (qué nombres tan largos tienen las fuerzas políticas hoy día). No lo dicen ahora muy alto, pero sí que a lo largo de esta semana dijeron que quedaba fuera del acuerdo de gobierno la incineradora (lo cual no es moco de pavo en la ciudad). Si continúan por esta vereda, en otra ocasión se deja a un lado la política antiterrorista y está más cercano un acuerdo con el PP.
En Donostia también hemos tenido una buena sorpresa: Ramon Etxezarreta no se había presentado en estas pasadas elecciones y dejaba así atrás sus doce años de concejalía. Sin embargo, ayer leímos que había aceptado la oferta del alcalde y seguiría cuatro años más como Delegado de Cultura (es una especie de concejal, pero no requiere haberse presentado a las elecciones). Parece que esta próxima semana explicará su decisión.
Todos hemos visto, y muchos aplaudido, la tenacidad del alcalde socialista de Sartaguda. José Ramón Martínez Benito ha hecho caso omiso de las decisiones tomadas en Pamplona y Madrid y ha aceptado el voto del concejal de ANV para hacerse con la alcaldía. El viernes por la tarde escuché unas declaraciones suyas en una emisora de radio. Que llevaba 25 años afiliado y que si el partido le imponía una sanción, pues que no le importaba demasiado. Que no vivía de la política y que en todos esos años el partido sólo le había quitado tiempo y dinero.
También he visto hoy la fotografía que aparece en la portada del diario Gara. Fue tomada en Ondarroa. En este pueblo, la candidatura ilegalizada de ANV fue la que consiguió la mayoría absoluta el pasado 27 de mayo. Ayer el resto de las fuerzas no acudieron al Ayuntamiento (creo que sí se presentó el edil del Partido Popular).
San Sebastián, Bilbao, Pamplona, Vitoria, Baiona, París, Madrid. Decisiones adoptadas lejos, han de cumplirse en los pueblos. Y muchas veces enfrentan a los propios ciudadanos. Lamentable. Sobre todo en pueblos que tienen su futuro colgando de un hilo. Y Ondarroa es de esos.
Los ciudadanos no deberíamos caer en las redes pelágicas de quienes están abducidos por la pornografía del poder (la erótica pasó a la historia). Es fácil decir esto. ¿Conocéis fórmulas para llevarlo a la práctica?
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