Publicado originariamente en euskara el 2 de marzo en la sección Loretopetik del diario Irutxuloko Hitza.
Foto pillada de Museo San Telmo.com
A la vuelta de unos trabajos de renovación que se han prolongado (y han costado) más de lo previsto, este mes se pone en marcha el Teatro Victoria Eugenia del siglo XXI. Dejando de lado esa polémica estéril de si hay que gastar todos los fuegos artificiales en una gala inaugural o de si es mejor hacer un programa amplio para todos los públicos, el teatro se va a topar con otra ciudad, tal y como Miguel Martín dijo en los Encuentros celebrados en mayo de 2006 para hablar de los Proyectos Culturales de San Sebastián.
Por lo que respecta a la gestión del Victoria Eugenia, los munícipes han comunicado ya la fórmula que venían madurando durante los últimos meses. Lo que en octubre era un rumor, va camino de convertirse en algo definitivo tras el acuerdo posterior al día de San Sebastián (bendecido ya por el Pleno del Ayuntamiento el 27 de febrero). A finales de enero, el PSE-EE y el PNV hicieron saber a la opinión pública que habían acordado convertir Donostia Kultura en entidad pública empresarial. ¿Qué quiere decir eso? Buena pregunta. Significa que dicha entidad pasa a regirse, mayormente, por el Derecho Privado.
Como soy trabajador de la casa, mi punto de vista no es objetivo, pero viendo cómo se las gastan en otras entidades municipales, no veo que la decisión pueda traer mucho de bueno. Soy consciente también de que las cosas están cambiando a marchas forzadas y de que el empleo fijo va a pasar pronto a ser algo del siglo pasado. Manda la flexibilidad, entre otras cosas.Quieren hacer realidad la nueva personalidad jurídica en este mismo mandato y aplicar deprisa y corriendo una decisión tan importante. Así las cosas, me ha preocupado cómo se nos ha comunicado a los trabajadores el cambio. Tal y como Felipe González en su día, los representantes sindicales dicen haberse enterado por la prensa del acuerdo entre los dos partidos arriba mencionados.
También ha sido motivo de preocupación este mes de febrero esa mano nada inocente que ha prendido fuego a la Casa del Guarda de Urgull. Me dio pena la noticia. Porque es un sitio agradable, porque tenían una actividad interesante, porque sirve para mantener viva la cultura de la auto-gestión (o la auto-gestión de la cultura) en la ciudad. Entre otras cosas.
Otra noticia, aparecida en la prensa ese mismo día, y que supongo bien recibida por la San Sebastián de siempre, me dio qué pensar: el Orfeón Donostiarra tiene en proyecto la construcción de un nuevo edificio en Miramon. Con un auditorio para 1500 espectadores. Me resultó increíble, teniendo en cuenta, además, que nadie habló de ello en las jornadas citadas en el primer párrafo. ¿Otro proyecto grandioso tan del gusto del tipo de sociedad en el que vivimos?
Tal y como los organismos e instituciones que alardean de ser símbolo de la ciudad, por ejemplo la Real, el Orfeón tocará la puerta de los políticos. Con las elecciones municipales a un paso, esas puertas se abrirán para sacarse la foto correspondiente. Luego ya veremos.Por lo que a la Casa del Guarda hace, varios cargos municipales comienzan ya a poner pegas. Les sobra ese espacio.
Quizás no haya cambiado tanto la ciudad, Bittori.
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