Nota: si estás harta o harto de fútbol, mejor que no leas las siguientes líneas.
Como aficionado de la Real, he estado diez días siguiendo el fichaje de Illarramendi por el Real Madrid y, finalmente, consummatum est. La pasta gansa lo puede todo e Illarra cambia de club en una operación de casi 40 millones de euros. Una barbaridad.
Illarra estaba asesorado por Bahía Internacional, la empresa del ínclito Petón, una de las agencias punteras a la hora de mover futbolistas de un lado a otro. El guipuzcoano ha hecho una temporada fantástica en la Real (rematada con un campeonato europeo sub 21 con España) y el todopoderoso Real Madrid lo ha fichado.
Si Illarra, o cualquier otro, quería dejar la Real y jugar en otro lado, tengo poco que decir. Pago de la claúsula y listo. Porque entiendo que en la Real tiene que jugar gente que quiera hacerlo.
De todas maneras, creo que un chaval tan ligado a su pueblo lo va a pasar mal en la jungla madrileña. Es muy buen futbolista, pero ha dejado demasiado pronto la Real. Como decía Irureta en sus tiempos del Deportivo, en un vestuario hay 22 empresas y el vestuario del club merengue tiene pinta de muy complicado.
Como realista (de la Real), es muy triste ver cómo se llevan a un jugador que apenas ha disputado 50 partidos. En su tiempo, Bakero, Txiki y Rekarte se fueron al Barça después de jugar varias temporadas en Atotxa y Xabi Alonso superó los 100 partidos de blanquiazul. Aperribay habló claro en la rueda de prensa de despedida, porque un club que trabaja la cantera necesita protegerse.
Es preocupante también que un jugador de la casa, con más de 10 años en la misma, no sea capaz de valorar por encima de otras cosas que estamos ante la temporada más importante de la última década y que nos deja un agujero difícil de cubrir. Juan Rodríguez Millán explica azul sobre blanco esta idea.
Ahora bien, el otro día lancé un tuit en el que decía que la afición realista no debía olvidar lo dicho el año pasado con las espantás de Javi Martínez y Llorente en Bilbao. Sigo pensando lo mismo y, desde ese punto de vista, al menos Illarra no tiene motivo de queja: espectacular el recibimiento que la afición le hizo el jueves en Zubieta y respaldo directivo al abandonar el club en la rueda de prensa última.
Ha pasado la etapa de Illarra en la Real (aunque el fútbol y la vida dan muchas vueltas y, ¡quién sabe!, quizás vuelva; tendrá las puertas abiertas), pero está claro que la entidad continuará su marcha. No conviene dejar a un lado los errores cometidos por el Athletic post-Javi Martínez ni los cometidos por la Real hace diez años tras su segundo puesto en Liga. A ver si hemos aprendido algo.
Un jugador cuyo nombre no recuerdo dijo que era bonito jugar en un club grande, pero que lo era muchísimo más jugar contra ellos y derrotarlos con tu equipo de toda la vida. Eso es lo que se va a perder Illarra.
Se acabó. No diré nada más. Deberemos luchar con ilusión esta temporada, apoyar al equipo y al entrenador y tirar hacia adelante.
Martín Lasarte style, "¡no se desunan!". #realsocialismo style.
Pertsonak pasa, erakundeak geratu, apunte hau euskaraz.
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