Aunque Nando me mandó este mensaje el pasado 29 de abril, Día de la Danza, lo pongo a la vista hoy, 3 de mayo. Aprovecho para felicitarle por el décimo aniversario de Gazteszena. Y dice así:
Esta mañana me he despertado, o bella ciao, y todavía en un estado más cercano al sueño que a la realidad he avanzado por el pasillo golpeándome con las paredes hasta llegar al baño. Me he desprendido de la ropa y he entrado en la ducha. La caldera no funcionaba así que me he duchado al ritmo de tirititran tan tan.
Cafecito rápido y en bonito Pas de deux, he bajado con Unai hasta el garaje. Al ritmo de Esnatu Naiz de Kerobia hemos llegado hasta la ikastola (Nota del editor: Kerobia ha decidido salirse de la SGAE y poner su nuevo trabajo en la red, de manera que pueda descargarse fácilmente; si lo deseas, puedes dejarles algo de pasta en la misma web mediante tarjeta bancaria).
Enciendo la radio y sonaba 1, 2, 3, un pasito p´alante, momento en el que se ha estropeado el carburador y a trompicones he llegado al trabajo.
Al bajar del coche me he torcido el tobillo y con el paso cambiado me he arrastrado hasta mi despacho.
Los tres primeros mensajes leídos han supuesto cinco marrones, así que mi cabeza ha comenzado a girar y poquito a poco mi cuerpo también hasta llegar a un estado Raffaella Carrà. Este movimiento ha provocado que la silla se uniera al giro provocando mi salida sufi y después de catorce giros y una diagonal he terminado en el suelo en una posición diría yo décima, lo que viene siendo despatarrado.
Esto para recordarles que es el día de la danza y que la danza es vida como la vida es danza.
Les escribo desde el suelo de mi despacho donde ahora suena:
Les dejo. Hoy creo me espera un día stress dance. Yo, mientras, esta vida la sigo bailando.
Lo dicho, feliz día.
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