Nando también estuvo en una reunión de tupers.
En mi casa la leche la traía todos los días la casera. No teníamos ascensor y ella, andando, subía las escaleras con una enorme marmita, un cazo y un cubo. Muy tempranito llamaba a la puerta, mi madre la recibía todavía en bata y extendiendo un puchero con capacidad para un par de litros, Maritxu que así se llamaba la casera, completaba lo solicitado a base de introducir el cazo las veces necesarias en el puchero hasta completar la cantidad pedida. Para terminar, mi madre depositaba la txerrijana, principalmente peladuras de patata, en el cubo. Esta donación suponía una propina de leche de vez en cuando. Mi madre inmediatamente hervía la leche para el desayuno. En esta leche se formaban unas enormes natas que yo tomaba con el colacao o bien con galletas y azúcar.
Otra visita, digamos una vez al mes, era la de una persona que vendía puntillas, ropa de cama y mantelería. Creo recordar que se podía pagar a plazos. En esa época se apreciaba la mantelería, distinguiendo la de entre semana y la de festivos. También se cuidaba la ropa de cama y lo de las puntillas lo entendía menos, pero mi madre tenía un cajón con todas ellas y cierto es que yo las miraba de cuando en vez.
Luego estaba el de la funeraria que venía a cobrar el recibo, incluso el de la Caja de Ahorros Municipal o Provincial, no recuerdo muy bien, traía sus recibos. Y finalmente el párroco del pueblo, éste vino una sola vez y mi padre le dijo que estábamos cenando y que no eran horas. Yo creo que él venía a cenar, pero no fue muy claro, de ahí la confusión.
Hace unos días un amigo me comentó: “tienes que escribir sobre los tuperwares”.
Digamos que lo anterior ha sido una introducción a la época.
Todo esto que os cuento es para hablaros de una revolución en su día: las reuniones de tuperware. Se celebraban a la hora del café o de la merienda. El lugar de reunión era la casa de la amiga de una amiga. Yo acudí a una de esas reuniones, mi madre no tendría con quién dejarme y quizás también era una buena excusa para irse antes. La reunión era en el salón de la casa. Recuerdo una mesa central de cristal, llena de tupers. Te ofrecían café y pastas, yo tomé dos de las segundas, fui bien tratado por la anfitriona, supongo que para ganarse a la clienta, mi madre.
En mi casa nunca habíamos necesitado estos depósitos de plástico. Eso sí, teníamos tarteras o fiambreras metálicas, con sus platitos incorporados, pero de repente el plástico entró en nuestro hogar. Uno para guardar la leche en forma de jarra y con apertura en la tapa. Uno redondo para tortillas y uno alargado para las croquetas.
Sabiendo las costumbres y creencias de mi casa, el tuperware tuvo poco recorrido. Mi madre desconfiaba del plástico, decía que daba sabor.
Hubo un día en que prohibieron vender la leche de la forma contada, Maritxu siguió ejerciendo a pesar de la prohibición, pero un día tuvo que dejarlo y poquito a poco dejaron de llamar a la puerta.
Nos pasamos obligatoriamente a la leche en una bolsa de plástico, llamada leche del día. Se seguía hirviendo y su compra era diaria. En la escuela pública a la cual acudía, una marca de leche empezó a ofrecer leche gratis y en botella, hasta ese día la leche que tomábamos la hervía Pilar y teníamos que llevar el vaso y una peseta. Decir que este cambio no fue aceptado por mi organismo y tuve que dejar de aceptar la invitación de esta empresa láctea debido a unos fuertes retorcijones.
Decirte que ahora los tuper se compran en esas tiendas de todo a un euro, que los hay de 0.50 € y lotes de 3 €. Decirte que como ya sabrás las tapas se pierden y al final en un armario tienes tapas y recipientes de plástico que no coinciden. Si los metes en el lavavajillas se doblan y luego no cierran bien. Nunca se sabe cuáles son válidos para el microondas. Un lío. De la leche ni hablamos.
Nada quiero venderte, sólo este tuper amigo ofrecerte.
Más cosas de Nando aquí.
2007/07/03 22:00:00 GMT+2
Las cosas de Nando (XIV) El tuperware
Escrito por: iturri.2007/07/03 22:00:00 GMT+2
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tuperware
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Comentarios
Cuenta una amiga mía lo que se reía su madre cuando iba a la reunión habitual de esta última firma. La vendedora siempre comenzaba igual: hola, buenas tarde, me llamo tal... (a pesar de que llevaban ya un porrón de reuniones y de que la susodicha era conocida). Tenía cremas que mejoraban la epedermis y productos que servían para suavizar las toballas.
Escrito por: iturri.2007/07/03 22:20:49.752000 GMT+2
Aupa,
Mis hermanos o yo, en cambio, teníamos que ir hasta el caserío del productor lacteo con una garrafa de cinco litros, (éramos muchos en casa), todos los días antes del colegio, para lo que nuestra madre se encagaba de despertarnos un ratín antes. Lo de las natas y el hervir era igual.
Hasta pronto
Escrito por: Basatxoria.2007/07/04 09:16:28.091000 GMT+2
Hasta que un día la leche dejó de salir de las vacas y empezó a llegar en botellas de vidrio, luego en plástico y al final en el asqueroso tetrabrick.
Ay qué nostalgia!
Escrito por: Marieta.2007/07/04 13:24:7.274000 GMT+2
Escrito por: ganorabako.2007/07/05 14:40:18.639000 GMT+2