En uno de los sketches aparece un simpatizante de la izquierda abertzale en el lecho de muerte. Su hijo le acompaña pegado a la cama hospitalaria. El hombre ha decidido donar su corazón.
En una de éstas, dos guardias civiles entran en la estancia. El hijo se enfrenta a ellos y les espeta si ni tan siquiera van a dejar en paz a su padre en semejante momento. Ellos responden que no, que vienen en son de paz: su intención es darle las gracias, porque su corazón será transplantado a un mando de la Benemérita.
El hijo se queda hecho polvo y le dice al padre que eso no puede ser, que tiene que echarse para atrás en su decisión.
El padre, sin embargo, le responde que nones. Que en semejante trance ha descubierto que hay cosas en la vida que no son tan importantes.
En la siguiente escena, los guardias civiles son informados de que su mando ha fallecido y abandonan la habitación deprisa y corriendo.
Padre e hijo son informados por personal sanitario de quien es el próximo candidato para recibir el corazón de marras: un simpatizante de Aralar.
¡Ni-pa-dios! (o algo parecido) es lo que dice el padre.
Todo esto para hilarlo con la huelga: ayer trabajé normalmente. Nadie me lo impidió, aunque no fue así para todo el mundo.
No sé si tuvo algo que ver con la convocatoria, pero algún ser superior derramó aceite en varias calles de la Parte Vieja donostiarra. Muchas personas sufrieron caídas. Una conocida mía, entre otras. Resbaló y se hizo una avería en el brazo.
Me ha recordado una bobada del otro día: “¡Perdona, eh!” dijo la mujer. “Perdo…nada” le respondió Juanito.
Es decir,
seguimos en esta fase, en la fase “perdo… nada”; la nada, sobre todo.
Comentarios
Qué bueno lo del donante. Ni-pa-diós.
Escrito por: Belentxo.2006/03/10 09:26:2.800000 GMT+1