El periodista Jon O. Urain se citó hace unos días en Legorreta con Maria Jauregi e Irati Goikoetxea para una conversación extensa que aparece hoy en Berria: Oihanaren minak hezurmamitzen (personificando los dolores de la jungla).
Es larga, pero hoy sólo voy a traducir algunos extractos.
Pero antes, unas breves líneas sobre ambas:
Irati Goikoetxea Asurabarrena (Beasain, Gipuzkoa, 1984)
Ha publicado recientemente Herriak ez du barkatuko (El pueblo no perdonará), una novela donde narra la historia de una víctima de la violencia. Es profesora y actualmente trabaja en el área de Convivencia del Gobierno de Navarra.
Maria Jauregi Lasa (Legorreta, Gipuzkoa, 1980)
El 29 de julio de 2000 ETA asesinó a su padre, Juan Mari Jauregi, exgobernador civil de Gipuzkoa. Su madre es Maixabel Lasa, responsable de atención a víctimas del terrorismo durante los gobiernos de Ibarretxe y López. En septiembre se estrenará la película Maixabel, dirigida por Icíar Bollaín. Si queréis saber más sobre Maria, os recomiendo que escuchéis y veáis este encuentro de mayo de 2018 con Haritz Aranburu en los micrófonos de Radio Euskadi junto con el periodista Dani Álvarez. Yo lo he hecho una vez más y sigue emocionándome, sobre todo el final.
Aquí lo que destaco de la entrevista de hoy.
(...)
Maria Jauregi: Me pasó con un compañero de trabajo; hubo un atentado, nos fuimos a desayunar. Dijo: «Estos hijosdeputa... Habría que hacerles lo mismo a ellos». Le dije que no, porque sería actuar como ellos, y él me respondió: «Eso díselo a los familiares». Le dije: «No es necesario: a mi padre lo asesinó ETA». Me pidió perdón y le dije que no era necesario que lo hiciera; que cada persona piensa lo que quiere y que actúa como siente. Cuando estoy fuera, yo soy Maria, vivo como Maria; no voy contando mi historia. Si tengo confianza con una persona, y la discusión va por ahí, pues sí, pero de lo contrario no lo voy contando.
Jon O. Urain: Tenéis una diferencia de cuatro años y dos pueblos. Habéis compartido ambiente y época. ¿Cómo recordáis el ambiente político de vuestra juventud?
Maria Jauregi: En la cuadrilla sabíamos por dónde iba cada cual, y no hemos discutido mucho; no sale el tema. Nos hemos respetado siempre y nos hemos llevado bien. No he tenido problemas nunca.
Irati Goikoetxea: Yo lo recuerdo como una época muy colorida y hermosa. Pero con respecto a esta cuestión, lo recuerdo como un un tiempo muy asfixiante, violento, gris. Si ibas a fiestas (de pueblos) había la posibilidad de que hubiera incidentes. No había mucho entendimiento. Yo no he recibido nunca insultos, pero sí que los he visto cerca: concejales amenazados, personas que decidieron no llevar escolta... Mi padre, y luego nosotros lo hicimos por nuestra cuenta, nos puso desde muy pequeños tras la pancarta de Gesto por la Paz.
Maria Jauregi: Yo también fui con mis padres a manifestaciones de Gesto.
Fotografía: Berria.
(...)
Jon O. Urain: Principalmente son hombres los protagonistas del conflicto, pero sobre todo son mujeres las que están en el campo de la memoria. ¿Notáis esa variable?
Irati Goikoetxea: La violencia y el terrorismo han dejado muchas viudas, y esas viudas no sólo han hecho esa labor de memoria, sino que han hecho un gran trabajo de transmisión. Esas mujeres han educado a críos que se han quedado huérfanos y, en la mayoría de los casos, se ha gestionado muy bien esa transmisión sin odio. Sin sed de venganza.
Maria Jauregi: Yo no soy consciente de que estemos haciendo ese trabajo. Yo hago público mi punto de vista porque creo que ese es el camino.
Irati Goikoetxea: Es cierto que ha habido intentos, además en tiempos duros: Ahotsak. Un grupo de mujeres que fue capaz de juntarse. Ahí también estaban los partidos, diferentes modos de pensar, pero había un intento de superar eso y poner en el centro lo que hay que poner: el sufrimiento, la mirada humana. Eran mujeres.
Maria Jauregi: Otra iniciativa muy importante fue la de Glencree. Qué importante es el trabajo que se hace fuera de los focos. Trabajaron durante años y, cuando ya era algo sólido y habían conseguido algunos frutos, hicieron público todo el proceso. En la primera reunión, nadie sabía quién estaba a su lado. Y eso fue muy enriquecedor. Hay que construir espacios de confianza para hablar, te tienes que sentir cómoda con la persona que está a tu lado.
(...)
Jon O. Urain: ¿Cómo os imagináis este pueblo dentro de diez años?
Maria Jauregi: Soy optimista. Saldremos adelante; continuaremos trabajando los valores, a través de la empatía, escuchando a los demás. Porque escuchamos poco. Construiremos este pueblo, y lo haremos acogiendo a todo el mundo. Vamos por ese camino.
Irati Goikoetxea: Yo también soy optimista, desde una postura activa; porque las cosas no vendrán porque sí. Ha habido mucha inacción y debemos activarnos. Ahora es el momento y debemos ponernos a ello: las cosas avanzarán si hacemos que avancen. Viene una generación que ha de ser muy consciente de todo esto.
Maria Jauregi: Pero no podemos dejarles esa responsabilidad a esta generación. Las instituciones tienen que dar muchos pasos que no han dado.
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