El pasado viernes el pianista James Rhodes ofreció un concierto en San Sebastián. 75 minutos de show con público entregado desde el principio.
El sábado al mediodía leí la reseña de María José Cano, crítica del DV (enlace a Flickr). Hay cosas con las que estoy de acuerdo y otras con las que no.
El periódico envió a una de las personas que cubre los conciertos de música clásica (no sé que habría escrito Emecé si fuera el encargado. Puede que nos hubiéramos reído con ganas tras su lectura). Y el problema es que lo que hace Rhodes no se puede valorar desde los parámetros estrictos de la música clásica. El mismo músico sabe, y así lo dice, que no es un pianista de primer nivel (entre otras cosas porque empezó a tocar el instrumento muy tarde).
Estoy de acuerdo con Cano en que el público le ha comprado la historia a Rhodes: siendo un niño, fue violado reiteradamente entre los 5 y los 10 años por su profesor de educación física y es ese hecho y cómo lo ha contado lo que le ha hecho conocido. Ha vendido miles de ejemplares del libro; entre otros, en el Estado Español le ha hecho caso hasta Jordi Evolé, el cual le dedicó un programa.
Hace un año estuvo en el festival Literaktum y ofreció una entrevista-concierto en el Museo San Telmo. No lo vi, pero sé que la gente se quedó de piedra.
No fui solo al concierto: hemos leído su libro en las clases de inglés y estuvimos los cuatro estudiantes y la profesora.
Cuando leí el texto de Cano, pensé qué escribiría alguien habituado a hacerlo sobre conciertos rock o pop. Pues bien, ayer leí lo escrito por Mikel Arzak: Dejad que los jóvenes se acerquen a mí. Y es que la actitud y el merchandising de este músico está mucho más próximo al pop. No hay más que ver la cantidad de público que se acercó a pedirle una firma tras comprar su libro y/o disco.
No hay que olvidar tampoco que a comienzos de la semana pasada también actuó en el mismo escenario Pau Donés. Estoy seguro de que la gente acude en masa a verlo tras comunicar su enfermedad. Porque la escasez funciona también fenomenal en este campo.
El pianista Joserra Senperena dijo el mismo viernes en Twitter que uno de los músicos que más le ha seducido últimamente es Asier L.I. Ese mismo día le fue a ver al Centro Cultural Lugaritz. Apenas tuvo 20 espectadores. O lo que cuenta Juankar Etxeberria en el último tuit.
Y es que a estas alturas ya todas y todos sabemos que una cosa es hacer música y otra "venderla".
Musika egitea eta ezagutzera ematea, apunte hau euskaraz.
Asier L. I. Lugaritzen.
— Joserra Senperena (@jrsenperena) 2017(e)ko maiatzak 5
Itzela. pic.twitter.com/IFzkEunDUI
Y mientras, ayer, una joven pianista sin proyección mediática, ganadora del Ciudad Ss, deslumbro con Ondine de Ravel. Y nadie se enteró. https://t.co/BKIbXz4yVc
— Juancar Etxeberria (@JEtxeberria) 2017(e)ko maiatzak 7
Comentar