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2020/06/14 21:00:00 GMT+2

Hace treintaytantos años

Esta semana el primer álbum de Negu Gorriak ha cumplido 30 años.

Kaguensos fue lo primero que se me vino a la cabeza. Bueno, algo más soez, pero no son horas para ponerlo por aquí.

Lo peor no fue eso: lo peor fue que ya tenía uso de razón para seguir la corta (cuatro años y pico es poco) y acelerada carrera de Kortatu. Y eso comenzó en el verano de 1984.

A las puertas de aquel verano, mi querido Tio Josetxo se estaba muriendo. Falleció tal día como ayer, 13 de junio, con 59 tacos. Era el hermano mayor de mi padre y se había pasado toda la vida currando en la fábrica hasta que le invitaron a prejubilarse. Pero, la mentalidad de aquellos hombretones era la que era, fue algo que no aceptó. Se deprimió y enfermó.

Antes de todo aquello, cuando todavía vestíamos pantalón corto por obligación, mi tío venía cada viernes al caserío a traer el pan viejo acumulado durante la semana. A los críos de los alrededores nos gustaba horrores que viniera. Nos juntábamos cinco o seis y nos llevaba por los campos, caminos y riachuelos cercanos. Nos lo pasábamos bomba. En verano solían venir también un par de nietos de una cuñada suya, porque los padres regentaban un bar en la Parte Vieja donostiarra.

Lo queríamos mucho, pero recuerdo que cuando enfermó (cáncer), me costó ir a visitarlo. No sé porqué. Quizá porque no quería ver su decadencia.

Recuerdo el último día que lo vi. Era un fin de semana de mayo, domingo seguramente, porque estaba delante de la tele viendo el desfile del Día de las Fuerzas Armadas. Ya sabéis que entonces sólo había dos cadenas y las opciones eran escasas.

Entré en su casa y no sé si fui capaz de darle un beso siquiera. El recuerdo que tengo es que justo-justo me asomé, agarrado al marco de la puerta del salón. No era un crío (ya tenía 16 años). ¿Por qué aquella reacción? Un hombre con el vientre hinchado, demacrado, la tez amarillenta, en pijama y bata caseros, la mirada perdida en la pantalla de la televisión. Me da que lo que más pesó fue el miedo.

Me he acordado de ello cuando la cabeza se ha ido al verano de 1984. Cómo son las cosas de puñeteras.

Y todo esto me vale también para traer aquí una sentencia que leí la semana pasada en el diario de Miguel Torga.

 

Estamos (me incluyo) poniendo continuamente el foco en los demás y creo que ha llegado la hora de girarlo hacia nosotros. Porque tenemos una capacidad de la hostia para ver los errores y las deficiencias ajenas, pero los nuestros pasan como si nada.

Estés donde estés, un beso, Tio Josetxo.

P.S. Pasaros por el álbum fotográfico de Jon Iraundegi.

Propina. Making of.

Hogeitaka urte, apunte hau euskaraz.

Escrito por: iturri.2020/06/14 21:00:00 GMT+2
Etiquetas: irun negu_gorriak kortatu familia jon_iraundegi tio_josetxo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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