Esta semana me ha aparecido un tema recurrente: esa gente que con discreción ha hecho su carrera en un segundo plano. Algunas personas lo han hecho por decisión propia, otras lamentablemente silenciadas.
Muchas mujeres (artistas) no tienen el lugar que merecen en nuestro imaginario, no se les ha tenido en cuenta el trabajo realizado. Esa es en una frase la tesis de la columna de Leire Narbaiza en Gipuzkoako Hitza: Lourdes, Maite, Estitxu, Amaia…
«Si fueran hombres, ¿habrían caído en el olvido? ¿Habría dejado de cantar Lourdes? ¿Habrían abandonado a Estitxu?»
Las cuatro cantantes citadas en el título son Lourdes Iriondo, Maite Idirin, Estitxu Robles-Arangiz y Amaia Zubiria.
Hace algunas semanas escuché el programa que José Luis Padrón dedicó a Lourdes Iriondo. También es en euskera.
A finales del año pasado Amagoia Gurrutxaga recogió en un reportaje la carrera de Iriondo: Izar eta ezin. Lo hizo con la excusa de cumplirse el decimoquinto aniversario de su muerte.
Esta semana me ha aparecido un tema recurrente: esa gente que con discreción ha hecho su carrera en un segundo plano. Algunas personas lo han hecho por decisión propia, otras lamentablemente silenciadas.
Sirva también como ejemplo este tuit de Ricardo Aldarondo.
Iñaki Pemán siguió a Rafael Berrio como fotógrafo y amigo durante casi 40 años, y el espectacular resultado de esa relación está en la exposición que se ha inaugurado hoy en su ‘templo’, el bar @LeBukowski , con fotos desde UHF, con un Berrio de 18 años, a sus últimos conciertos. pic.twitter.com/9OWCCzHimO
— Ricardo Aldarondo (@raldarondo) April 8, 2021
En la misma red Juan González Andrés dejó un enlace con viejas fotografías de Berrio en Ipernity, muchas de Pemán. He elegido una de 1981, de los tiempos de UHF, para dejarla aquí abajo.
Tal y como dicen Aldarondo y González Andrés, Iñaki Pemán siguió durante cuarenta años la trayectoria de su amigo.
Yo lo conocí hace una década, año abajo, año arriba. Y el hombre es tan discreto (y yo tan despistado) que se me olvidó su apellido, no así su nombre.
Esta semana se ha inaugurado esta muestra que tiene dos sedes: Bukowski y La Taberna de Egia.
Me gustaría que algún día pudiéramos ver una gran exposición con sus fotos, porque me da que tiene guardados en casa verdaderos tesoros.
Sigo con la discreción y voy a la entrevista de Andrés Portero sobre el disco más reciente de Don Inorrez: «Imanol Ubeda: La sombra de Bide Ertzean es muy alargada».
Pregunta Portero: Le acompaña Arancegui. ¿Mano derecha y puede que el mejor batería vasco?
Responde Ubeda: Más que eso, es imprescindible en este proyecto, como en Bide Ertzean. Su aportación va más allá de la batería. Podría ser un gran productor si no fuera tan tímido y humilde. Tiene un sentido musical que va más allá de lo rítmico.
Podría ser un gran productor si no fuera tan tímido y humilde.
Como muestra un botón, su perfil de Instagram (Karlos Arancegui) no tiene más de un año.
No son casos únicos. Hay mucha gente que trabaja en silencio. Algunas personas lo hacen así porque es lo que quieren, otras personas porque no queda otra.
Porque no es lo mismo gente silenciosa que gente silenciada.
Jende isila eta jende isildua, apunte hau euskaraz.
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